Un cambio, sí. No una revolución
Gonzalo Moreno del Val - 27-06-2019 - 14:20 H - min.
Presidente del Colegio de Veterinarios de Alicante
El próximo 12 de julio se celebrarán las elecciones para renovar el Consejo General de Colegios de Veterinaria de España. Tras los últimos 18 años de presidencia ininterrumpida de Juan José Badiola –a quien aprecio y tengo en buena estima– y otras casi dos décadas en manos de su predecesor, Antonio Borregón Martínez, de quien sólo puedo hablar por referencias indirectas, creo que ha llegado el momento del cambio.
Hablo de nuevas dinámicas de trabajo, de una necesaria actualización a la era digital, de una impronta diferente, de respuestas más ágiles, de otra sensibilidad. El Consejo no necesita de una revolución pero sí, cuanto menos, se impone un cambio de inercia. Mi apuesta personal es la de un proyecto en el que lo más importante, y lo primero que surgió, es un programa para intentar construir el futuro de nuestra profesión. Posteriormente. se habló del equipo que podría llevarlo hacia adelante, un grupo heterogéneo de personas que intentará que todos nos podamos sentir representados en el Consejo General.
Aceptar este reto fue para mí una decisión difícil. Había mucha gente que me animaba a dar el paso, pero presidir un colegio como el de Alicante es complejo. Tengo un trabajo exigente y una familia con dos niños pequeños. Soy el único presidente de España menor de 40 años y eso no es una casualidad. Los jóvenes tenemos una preparación y un enfoque que creo también debe estar presente en el renovado CGCVE, pero conciliar familia, trabajo y colegio no es hoy ya tarea fácil. Si, finalmente, mis compañeros deciden respaldar mi candidatura y logro acceder al Consejo, sé que todo será más difícil. Pero, una vez sumergido en la vida colegial y en la problemática que afecta a esta profesión, creí necesario implicarme. Los cambios nunca vienen solos.
El Consejo debe afrontar una nueva etapa. Debe modernizarse, adaptarse a lo que nuestra profesión necesita de él en el siglo XXI. Debe ganar en capacidad de reacción, ser capaz de responder siempre con un criterio claro y motivado a los retos que vayan surgiendo. Es fundamental, por ejemplo, intensificar su interacción con los colegios y sus colegiados, afianzar las relaciones con las entidades académicas, sociedades científicas, con las asociaciones de veterinarios, y con las distintas administraciones. Nadie puede sentirse excluido.
Tenemos importantes metas por delante como la digitalización, especialización, consolidación del principio 'One Health', reconocimiento real como profesionales sanitarios, bienestar animal, etc. No hablo pues de problemas o de dificultades sino de oportunidades para esta profesión. Eso sí, creo que como veterinarios debemos abordar todos estos retos desde una perspectiva científico-técnica. Es lo que somos y es ahí –ése plano– donde nuestra palabra adquiere mayor valor. Debemos aunar fuerzas, establecer alianzas y en este sentido resulta ineludible y más que necesaria la colaboración con las universidades. Es esencial que intentemos coordinarnos con ellos.
La candidatura conjunta de la cual formo parte, pretende representar esa corriente de cambio, un proyecto de renovación que es inaplazable, y en el cual la transparencia también será clave. Nuestro equipo ya se ha presentado, y en breve haremos público también nuestro programa.
Hay otras propuestas más conservadoras, de continuidad, pero no es eso lo que yo creo que necesita en este momento nuestra profesión. Los perfiles personales de este equipo garantizan trabajo, un proyecto integrador, que seguro sabrá escuchar y liderar la respuesta a los grandes retos de los veterinarios. Desde lo que ya tenemos, que no es poco, aspiramos a mejorar la organización colegial. Sé que los cambios, a veces, producen vértigo, pero insisto en que no hablamos de una revolución.