Un estudio ha analizado los casos de leishmaniosis detectados en un grupo de pacientes con enfermedad reumática, que estaban sometidos a un tratamiento inmunomodulador y que viajaron a un centro de rehabilitación en Alicante
El peligro de la leishmaniosis humana para pacientes inmunodeprimidos que viajan a España
Un estudio ha analizado los casos de leishmaniosis detectados en un grupo de pacientes con enfermedad reumática, que estaban sometidos a un tratamiento inmunomodulador y que viajaron a un centro de rehabilitación en Alicante
Francisco Ramón López - 10-04-2023 - 16:37 H - min.
La leishmaniosis es una zoonosis causada por protozoos pertenecientes al género Leishmania. Se transmite a los humanos a través de la picadura de flebótomos. La leishmaniosis puede manifestarse como una enfermedad cutánea, mucocutánea o visceral.
Sin embargo, una gran proporción de los humanos y animales que se infectan no desarrollan ningún síntoma clínico y la prevalencia de la leishmaniosis asintomática es alta en las zonas endémicas.
Una respuesta inmunitaria celular alterada es un factor de riesgo bien conocido para desarrollar leishmaniosis sintomática y, en los últimos años, la aparición de leishmaniosis entre personas inmunodeprimidas ha atraído una atención creciente.
Teniendo esto en cuenta, un grupo de investigadores del Centro Nacional de Microbiología del Instituto de Salud Carlos III y de varias instituciones de Suecia ha publicado un estudio en el que se realiza un seguimiento de cinco años, de una cohorte de pacientes suecos que tomaban fármacos para tratar una enfermedad reumática, que habían visitado un centro de rehabilitación de Alicante.
Y es que España, y especialmente el área Mediterránea, es una zona endémica de esta enfermedad. A este respecto, Gloria Pol, responsable del departamento médico veterinario de LETI Pharma, explicó durante la presentación del libro ‘La Leishmaniosis’ que esta zoonosis emergente "es una enfermedad con la que lidiamos diariamente en nuestro país".
De hecho, en España es de notificación obligatoria en humanos y animales, pero depende de cada comunidad autónoma y su incidencia está infrarrepresentada.
El objetivo del estudio fue evaluar el riesgo de que estos pacientes desarrollaran leishmaniosis sintomática a lo largo del tiempo, describir las manifestaciones clínicas y el resultado del tratamiento entre los pacientes que desarrollaron la enfermedad y evaluar el riesgo de recaída después del tratamiento.
Así, se incluyó a 47 pacientes de Suecia con enfermedad reumática y tratamiento inmunomodulador en curso. El resultado del tratamiento se analizó mediante evaluación clínica y determinación de la respuesta inmunológica mediada por células frente a Leishmania a través de ensayo de liberación de citoquinas en sangre total.
De esta manera, siete pacientes (15%) fueron diagnosticados. La mediana de tiempo desde la exposición hasta el inicio de los síntomas fue de 3 meses. La mediana de retraso entre el inicio de los síntomas y el inicio del tratamiento fue de 9 meses. Todos los pacientes con leishmaniosis respondieron bien al tratamiento. Solo un paciente tuvo una recaída, que ocurrió dentro del primer año.
“Encontramos una alta tasa de leishmaniosis en esta cohorte de individuos inmunodeprimidos y, para la mayoría de los pacientes, hubo un retraso considerable entre el inicio de los síntomas y la confirmación del diagnóstico de leishmaniosis”, apuntan los autores.
Esto, defienden, pone de relieve la importancia de ser conscientes del riesgo de contraer esta infección en el sur de Europa y la necesidad de proporcionar un asesoramiento adecuado antes del viaje a las personas inmunodeprimidas de países no endémicos de Leishmania que viajan a la cuenca del Mediterráneo.
“La cohorte de pacientes de nuestro estudio había adquirido la leishmaniosis en una zona de frecuente turismo internacional en el sur de España. La prevalencia de la leishmaniosis en la cuenca del Mediterráneo ha aumentado y está surgiendo el riesgo de infecciones relacionadas con los viajes”, añaden.
Como destacan los autores del estudio, la leishmaniosis es una enfermedad que está en aumento en Europa, y no solo en personas, sino también en animales de compañía. De hecho, el perro es el principal reservorio de esta enfermedad, por lo que es importante que los veterinarios sean conscientes de que apostar por la prevención en las mascotas es una tarea de salud pública.
Los veterinarios cuentan en este ámbito tanto con repelentes como con vacunas. Para la inmunización está disponible LetiFend, la primera vacuna creada a través de tecnología ADN recombinante contra la leishmaniosis canina en Europa y que no interfiere con el diagnóstico.
Además, si la vacunación se combina con medidas de protección externa, como collares o pipetas, la tasa de protección se incrementa. En el caso de los collares destaca Scalibor, de MSD Animal Health, el único collar para perros con el máximo efecto repelente (hasta el 98%) frente al flebotomo con una eficacia durante 12 meses.