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España registró un repunte de fiebre Q en humanos en 2022

Los datos de notificación de 2022 son comparables a los registrados en 2019, año previo a la pandemia por Covid-19, en el que se registraron 490 casos

Fachada del Instituto de Salud Carlos III.
Fachada del Instituto de Salud Carlos III.

España registró un repunte de fiebre Q en humanos en 2022

Los datos de notificación de 2022 son comparables a los registrados en 2019, año previo a la pandemia por Covid-19, en el que se registraron 490 casos

Redacción - 25-09-2023 - 09:51 H - min.

La fiebre Q es una antropozoonosis causada por la bacteria Coxiella burnetii. La forma extracelular es muy resistente a condiciones ambientales desfavorables, lo que le permite sobrevivir durante largos periodos de tiempo en el ambiente y dispersarse a largas distancias, transportada a través del viento.  

Aunque durante años se ha considerado una enfermedad rara, los casos de fiebre Q se distribuyen mundialmente y se ha aislado C. burnetii en más de 100 especies animales, tanto silvestres como domésticas.

En España los principales reservorios para la infección en humanos son el ganado ovino y caprino y, en menor medida, el bovino. La mayoría de los casos en Europa son esporádicos o en forma de brotes, entre los que destaca el brote de Países Bajos de 2007. Desde 2017 España es el país que más casos notifica en la Unión Europea.

Teniendo esto en cuenta, la Red Nacional de Vigilancia Epidemiológica (RENAVE) del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII) ha publicado un nuevo informe epidemiológico sobre la situación de la fiebre Q en humanos en España en el año 2022.

Se precisa una vigilancia coordinada internacional e integrada en los países más afectados. El estudio de la enfermedad en las especies de mayor interés y de los datos ambientales relacionados pueden ser clave para mejorar la comprensión de la situación de la fiebre Q”, defienden.

Durante el año 2022, desde el ISCIII explican que 16 comunidades autónomas notificaron un total de 437 casos de fiebre Q, ninguno de ellos importado. “Se observa un repunte de casos en comparación con los años 2021 y 2020”, destacan.

“Los datos de notificación de 2022 son comparables a los registrados en 2019, año previo a la pandemia por Covid-19, en el que se registraron 490 casos”, apuntan. El 69% del total de casos notificados en 2022 (303 casos) fueron confirmados y el 22% (94 casos) se clasificaron como probables. La proporción de casos confirmados respecto al total ha descendido en los últimos 4 años.

Si se evalúan los datos por territorios, las mayores tasas anuales de los últimos cuatro años se observan en Islas Canarias, Comunidad Foral de Navarra y el País Vasco. La mayoría de las comunidades han registrado una disminución, tanto en el número de casos como en las tasas de incidencia anuales en el trienio 2019-2021 y un aumento de ambos en 2022, excepto en Aragón, Cantabria, Extremadura, Galicia, Murcia y La Rioja. 

CUATRO BROTES DE FIEBRE Q EN 2022

Durante 2022 se notificaron 39 casos asociados a 4 brotes. Uno de los brotes fue en la Región de Murcia, con 13 casos, por exposición a animales, registrado del 3 de enero al 27 de diciembre de 2022.

Asimismo, se registraron 2 brotes en el Principado de Asturias: el primero incluyó 5 casos, por exposición a animales, del 24 de enero al 25 de marzo de 2022 y el segundo registró 8 casos, con factores de exposición desconocidos, del 8 al 15 de marzo de 2022.

Por último, se registró un brote en la Comunidad Valenciana con 5 casos, con factores de exposición desconocidos y registrado del 6 de septiembre al 14 de octubre de 2022.

Considerando los grupos de edad de los casos, en el año 2022, las menores tasas de incidencia se registraron en el grupo de los menores de 10 años, en ambos sexos. Salvo este grupo (menores de 10 años), las tasas de incidencia siempre son superiores en hombres frente a las registradas en mujeres.

Las tasas mayores se observan en grupos de edades medias, hasta alcanzar un máximo en hombres en el grupo de 40 a 49 años y en mujeres de 60 a 69 años para, posteriormente, descender progresivamente a partir de esas edades.

“Determinados colectivos profesionales, principalmente del sector pecuario, suelen verse afectados con mayor frecuencia debido a su estrecho contacto con rumiantes domésticos, especialmente si su actividad profesional se centra en el pequeño rumiante”, apuntan.

Desde el ISCIII recuerdan que cada caso humano debe ser investigado de forma sistemática, buscando activamente casos asociados y la posible fuente de infección, siguiendo el protocolo de vigilancia de esta enfermedad.

“La investigación del ganado infectado es fundamental para establecer medidas preventivas. Se requiere, por lo tanto, una estrecha coordinación con los servicios veterinarios. La vigilancia humana y animal debe realizarse de forma armonizada entre los distintos países y regiones. Para conocer mejor la epidemiología de la fiebre Q será necesario tener en cuenta también datos ambientales que puedan influir en la transmisión”, concluyen.

ABORDAJE ONE HEALTH DE LA FIEBRE Q

La veterinaria Luz María Ruano, KAM de Rumiantes de Ceva Salud Animal, explicaba en una entrevista para Animal’s Health cual era la situación en España de esta enfermedad y ponía de manifiesto que esta enfermedad zoonótica además de tener un importante impacto negativo en la economía de la granja, suponía un riesgo para el ser humano y los animales.

En este sentido, Ruano apostaba por una mayor concienciación por parte del sector, tanto ganaderos como veterinarios y médicos. "Cuando no se declara la enfermedad y no se toman medidas, hacemos que el control de la enfermedad sea más largo y costoso", lamentaba la veterinaria.

Por ello, la experta defendía que la enfermedad se aborde bajo un enfoque de 'One Health', aumentando la colaboración interdisciplinar en el cuidado de la salud de las personas, animales y medio ambiente.       

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