Europa da luz verde a la nueva clasificación de antibióticos veterinarios

La Agencia Europea de Medicamentos (EMA, por sus siglas en inglés) ha aprobado la nueva clasificación de los antibióticos veterinarios, que sacó a consulta pública en febrero de 2019. La nueva revisión clasifica este tipo de medicamentos considerando tanto el riesgo que su uso en animales causa a la salud pública, a través del posible desarrollo de resistencia a los antimicrobianos, como la necesidad de usarlos en veterinaria.

La nueva clasificación de los antibióticos veterinarios ha sido aprobada por el comité de medicamentos humanos —paso que faltaba ya que el comité de medicamentos veterinarios ya la había aprobado— y sigue la línea del apoyo de la Agencia al enfoque ‘One Health’, el cual promueve una estrecha e integrada colaboración entre la medicina humana y la veterinaria.

La actualización tiene en cuenta la experiencia adquirida desde la categorización inicial de antibióticos en 2014, que propuso tres categorías para los antibióticos clasificados como antibióticos de importancia crítica (CIA) en la lista de la Organización Mundial de la Salud, es decir, los más relevantes para la salud humana.

Por ello, la categorización revisada considera todas las clases de antibióticos e incluye criterios adicionales como la disponibilidad de antibióticos alternativos en medicina veterinaria.

LA NUEVA CLASIFICACIÓN DE ANTIBIÓTICOS VETERINARIOS

Así, la clasificación actualizada ahora comprende cuatro categorías, de la A a la D, cada una de ellas con una palabra de acción clave atribuida para un mejor entendimiento.

La categoría A ("Evitar", en inglés “Avoid”) incluye clases de antibióticos no autorizados actualmente en medicina veterinaria en la UE. En el caso de estos medicamentos, su uso en animales productores de alimentos está prohibido y se puede administrar a animales de compañía individuales solo en circunstancias excepcionales.

La categoría B ("Restricción", en inglés “Restrict”) se refiere a quinolonas, cefalosporinas y polimixinas de tercera y cuarta generación. El uso de estos antibióticos en animales debe restringirse para mitigar el riesgo para la salud pública.

La categoría C ("Precaución", en inglés “Caution”) abarca los antibióticos para los cuales, en general, existen alternativas en medicina humana en la UE, pero en medicina veterinaria solo hay algunas alternativas en ciertas indicaciones. Estos antibióticos solo deben usarse cuando no haya sustancias antimicrobianas en la categoría D que sean efectivas.

La categoría D ("Prudencia", en inglés “Prudence”) es la categoría de menor riesgo. Los antibióticos que pertenecen a esta categoría pueden usarse en animales de manera prudente. Esto significa que deben evitarse tanto el uso innecesario como los largos períodos de tratamiento; y el tratamiento grupal debe restringirse a situaciones en las que el tratamiento individual no es viable.

Por último, cabe mencionar que la EMA ha preparado una infografía que puede ser utilizado por los veterinarios.