La mayor parte de los veterinarios que se suicidan utilizan eutanásicos

Los problemas de salud mental en la veterinaria no son un problema nuevo. De hecho, recientemente la Asociación Mundial de Veterinarios de Pequeños Animales (WSAVA) hacía públicos los resultados de una encuesta que encontraba una correlación entre la carrera veterinaria y un riesgo elevado de trastornos de salud mental y anunciaba un plan de acción para 2021.

Ahora, un nuevo estudio llevado a cabo por investigadores veterinarios de la Universidad de Auburn y los Centros para el Control de Enfermedades (CDC), que ha utilizado los registros del Sistema Nacional de Informes de Muerte Violenta de Estados Unidos entre 2003 y 2014, vuelve a poner de relieve que los veterinarios y auxiliares técnicos veterinarios (ATV) tienen tasas significativamente más altas de muertes por suicidio que la población general del país.

La investigación, publicada en la revista ‘Journal of the American Veterinary Medical Association’, corrobora los datos de otras investigaciones anteriores, y alerta de que las tasas de suicidio de los veterinarios son 1,6 veces más altas y las de las veterinarias son aún más preocupantes, pues son 2,4 veces mayores que las del resto de la población.

En cuanto a los ATV, durante el mismo periodo de 2003 a 2014, murieron 5 veces más profesionales masculinos que la media nacional y 2,3 veces más en el género femenino.

Una de las principales novedades del estudio es que indaga en los métodos utilizados. Así, el texto destaca que autoenvenenamiento con medicamentos eutanásicos como el pentobarbital fue el más común.

LA MAYOR PARTE NO TENÍA HISTORIAL DE INTENTOS DE SUICIDIO

La mayor parte de los veterinarios no tenían un historial de intentos de suicidio. De hecho, solo una cuarta parte de los fallecidos habían revelado su intención suicida antes de su muerte, y poco más de la mitad tenían antecedentes de trastornos de salud mental.

El equipo de investigación defiende que el acceso a pentobarbital puede ayudar a explicar las altas tasas de suicidio entre los veterinarios, y enfatiza la importancia de restringir el acceso a métodos letales, como venenos y armas de fuego, para las personas en riesgo de suicidio.

Al mismo tiempo, los autores reconocen la “necesidad crítica” de seguir investigando sobre los factores de riesgo de suicidio y exigen la implementación de estrategias de prevención e intervención basadas en la evidencia científica, como promover la conexión social, identificar y apoyar a las personas en riesgo e instruir a los profesionales en resolución de problemas y habilidades para afrontar retos difíciles.

La Asociación Americana de Medicina Veterinaria (AVMA) cuenta con programas para reducir el suicidio entre sus profesionales y recientemente ha implementado el método QPR (Preguntar, Persuadir, Referir en español) para ayudar a los veterinarios a identificar y recomendar a profesionales de la salud mental que traten a colegas que puedan estar en riesgo.

"Muchas veces, las personas pueden sospechar que alguien está sufriendo pero no saben qué decir, o les preocupa que lo que digan pueda empeorar la situación", apunta Jen Brandt, directora de bienestar y diversidad en la AVMA.

Brandt afirma que el objetivo es que todos los profesionales veterinarios se instruyan en prevención del suicidio. “Estos cursos proporcionan orientación sobre qué decir a un compañero y también sobre formas para mejorar el sentimiento de pertenencia, algo que ayuda a aliviar los miedos que algunas personas puedan tener, como sentirse una carga para su amigos, familiares o colegas", señala.