Presidente de la Conferencia de Decanos de Veterinaria de España
Pedro Luis Lorenzo
Presidente de la Conferencia de Decanos de Veterinaria de España
“Si abren más facultades estaremos soltando al mercado a veterinarios que trabajarán en precario”
Redacción - 29-10-2018 - 19:00 H - min.
Licenciado y Doctor en Veterinaria, Pedro Luis Lorenzo, actual presidente de la Conferencia de Decanos de Facultades de Veterinaria de España, ha dedicado buena parte de su trayectoria profesional al ámbito de la docencia y la investigación relacionada con la salud animal.
De hecho, a su tarea como presidente de los veterinarios españoles, se suma la de decano de Facultad de Veterinaria de la Universidad Complutense, la de profesor del Departamento de Fisiología Animal de la misma facultad y la de investigador.
Pedro Luis Lorenzo ha formado parte de centros de investigación de Alemania, Brasil, Canadá, Estados Unidos e Italia y ha dirigido másteres y numerosos proyectos de investigación.
En una entrevista en exclusiva para Animal’s Health, el decano de los veterinarios españoles repasa la situación actual de la profesión y del Grado en Veterinaria, así como otros aspectos relacionados con la salud animal.
P. ¿Ha trabajado alguna vez o le gustaría trabajar en una clínica de animales de compañía?
R. Cuando acabé los estudios estuve trabajando dos años en una clínica de pequeños animales. Una experiencia muy buena, porque te pone en contacto con la realidad de lo que ocurre fuera. Es algo que no estudias en la carrera, pero la relación con el cliente o con los compañeros es muy enriquecedora. Admiro mucho el trabajo de los compañeros que trabajan en clínicas de animales de compañía.
P. ¿En qué ámbito de la veterinaria en el que no haya ejercido le hubiera gustado trabajar?
R. Todos los veterinarios de mi generación tenemos como concepto el veterinario clásico, rural e integral. Un señor que lo mismo trata caballos que perros, que atendía un parto por la noche. Y eso siempre me llamó la atención. Estuve trabajando en la veterinaria rural junto a un veterinario en Toledo y es una parte de la profesión que me parece muy gratificante. Por ahí sí me hubiera gustado seguir en la profesión, pero la dinámica de la vida profesional te pone donde te pone.
P. Buena parte de su trayectoria la ha dedicado a la docencia, ¿qué le atrae más de este ámbito?
R. El proceso de aprendizaje. He dado clase a alumnos de diferentes edades y el proceso de aprendizaje, de ver un estudiante en primero o segundo, que llegan sin pulir y ver cómo evolucionan a lo largo de la carrera y como crecen, no sólo en conocimientos, sino como persona, me parece apasionante. Y eso es lo que más me atrae como docente. Porque nosotros somos los mismos, pero cada año hay una generación distinta de estudiantes, con sus cosas mejores y peores, y eso es algo que me gusta.
P. ¿Cómo compagina sus facetas de decano, presidente de la Conferencia de Decanos, profesor e investigador?
No resulta fácil. A nivel familiar tengo la suerte de que mis hijas son mayores y necesitan menos atenciones. Y el resto es un no parar, trabajar mucho, cada uno de esos cargos me ocupa un cierto tiempo. Ser decano es temporal, es una cuestión que por ley está legislado para que sea un máximo de ocho años. Ser presidente de la Conferencia de Decano también es temporal. Pero la faceta investigadora y de profesor continúa. La dedicación que uno tiene en la gestión merma un poco esta faceta, pero se puede compaginar de una manera más o menos intensa.
Cuando uno se plantea este tipo de cosas necesita el apoyo de la familia. Yo lo he tenido, y eso permite dedicarse en cuerpo y alma a la profesión. Y se agradece.
P. ¿Quién tiene la culpa de que haya un exceso de facultades de Veterinaria y de alumnos matriculados?
En primer lugar, hay que señalar que la legislación permite la autonomía universitaria. Y es un problema que compete a las propias universidades, las comunidades autónomas y al Gobierno central. Partimos de la base de que los estudios de Veterinaria son muy demandados. Hay muchos estudiantes que quieren estudiar la carrera, con lo cual una universidad con esta facultad se asegura que va a ser demandada y va a llenar todas sus plazas.
El problema es que los estudios en Veterinaria son los más caros que existen en el panorama universitario, junto con los de Medicina. Hicimos un cálculo el pasado año y aproximadamente como media un estudiante cuesta entre 17.000 y 19.000 euros al año al Estado.
Entonces, tanto las universidades, como las autonomías o el Estado tienen su parte de responsabilidad cuando permiten que se abra una facultad de Veterinaria si se cumplen una serie de requisitos. Es un problema que llevamos varios años abordando desde el sector y no sabemos cómo va a terminar, porque evidentemente no se pueden abrir más facultades, porque a nivel social existe paro y existe precariedad. Y si se abren más facultades estaremos soltando al mercado más veterinarios que han a trabajar en precario o se quedarán en el paro.
La Complutense, junto a la facultad de León, está tratando de reducir el número de estudiantes que entran en primero, pero tiene que ser un esfuerzo conjunto de todas las facultades.
P. ¿Cree que los veterinarios salen del Grado con la suficiente preparación como para abordar todos los campos que puede desempeñar en el futuro?
En general sí. El grado es generalista. Son cinco años muy duros. El Grado en Veterinaria está regulado por una orden europea que marca los contenidos que todas las facultades de Europa tienen que impartir. Por ello, de manera general los contenidos son parecidos en todas las facultades y son suficientes para asegurar las competencias que, según Europa, un veterinario tiene que tener para cuando termina sus estudios.
Si bien, y por eso pedimos la renovación de planes de estudio, hay una serie de elementos y enseñanzas que deberían también poder incorporarse y que por falta del tiempo en el grado no se pueden dar.
P. ¿Por qué cree que, a diferencia de otras profesiones sanitarias, en el caso de la Veterinaria no existe ninguna asociación nacional de estudiantes de veterinaria?
Nuestros estudiantes en general son muy activos. En Madrid, por ejemplo, tenemos 12 o 13 asociaciones distintas, siendo una facultad pequeña en comparación con otras. Lo mismo pasa en el resto de las facultades. Por ello, las relaciones entre facultades son muy fluidas, hay asociaciones de intercambio, incluidos en el ámbito internacional, y eso puede ser lo que ha impedido que no prolifere un movimiento asociacionista a nivel central. Los estudiantes están muy en contacto, pero no ha surgido ese movimiento.
P. La feminización del sector veterinario va en aumento, especialmente en el ámbito universitario, donde cada vez hay más decanas y más estudiantes mujeres, ¿por qué entonces la brecha salarial sigue siendo tan amplia entre hombres y mujeres?
A nivel de funcionariado no ocurre esto, porque la función pública paga por igual a mujeres y hombres, pero a nivel social es algo que tiene que cambiar. En la mayoría de facultades tenemos una ratio aproximado de 80% de alumnas mujeres y 20% de alumnos hombres. Hace poco visité la facultad de Hannover, en Alemania, y tenían una ratio de un 99% de mujeres. Es una dinámica por tanto creciente. Las mujeres suelen estudiar más y sacar mejores notas, por eso tienen más fácil acceder a Veterinaria. Pero es cierto que hay que trabajar por la igualdad. Si realizan la misma función y el mismo trabajo, tienen que cobrar lo mismo. En una sociedad moderna esto no debería admitir discusión.
En el ámbito de la representación, ahora mismo hay cuatro decanas de Veterinaria, y cualquiera podría llegar a ser presidenta de la Conferencia de decanos como de los colegios veterinarios. Es una normalización que tiene que ir surgiendo poco a poco. Creo que esta cuestión está ampliamente superada en la profesión y lo que hay que trabajar es en que los sueldos sean iguales entre hombres y mujeres.
CONTINUARÁ EN PRÓXIMAS EDICIONES...