Tras el fallecimiento de un veterinario en Galicia durante un saneamiento ganadero, desde la Asociación de Veterinarios Funcionarios de Galicia han recordado la peligrosidad que entraña esta actividad para el colectivo
Tras la muerte de un veterinario recuerdan los riesgos de la profesión
Tras el fallecimiento de un veterinario en Galicia durante un saneamiento ganadero, desde la Asociación de Veterinarios Funcionarios de Galicia han recordado la peligrosidad que entraña esta actividad para el colectivo
Jorge Jiménez - 29-05-2020 - 13:35 H - min.
Este jueves 28 de mayo, Animal’s Health recogía la noticia de la muerte de un veterinario en Galicia. El fallecido era un trabajador de Tragsa, empresa encargada de realizar los saneamientos ganaderos en numerosas comunidades españolas, que fue golpeado por una vaca mientras realizaba un saneamiento en una explotación del municipio de As Nogais, en la provincia de Lugo.
El Colegio de Veterinarios de Lugo emitió un comunicado lamentando el fallecimiento de su colegiado cuando conoció el suceso, indicando la fundamental, pero arriesgada labor que muchas veces llevan a cabo estos profesionales.
Sobre los peligros a los que se enfrentan los veterinarios en los saniamientos hace también especial hincapié Carlos Folgar, veterinario y tesorero de la Asociación de Veterinarios Funcionarios de Galicia (Asvef), en declaraciones para este medio. “La sociedad no sabe que la veterinaria es una profesión de riesgo”, lamenta Folgar.
Asimismo, el veterinario explica que el saneamiento de ganado “entraña riesgo”, ya que los animales como las vacas tienen un tamaño considerable y “en ocasiones”, señala, el entorno del saneamiento puede hacer “bastante difícil” maniobrar con el ganado.
También, advierte que el veterinario puede en ocasiones quedar expuesto a patadas por parte de los animales, dada la propia naturaleza del saneamiento, en el cual a veces hay que tomar muestras de sangre y maniobrar desde la zona caudal del animal.
“Yo sé de compañeros que han tenido percances. Muchas veces se quedan en percances que no tienen mayor trascendencia, pequeños traumatismos o rozaduras; pero otras veces, como actividad de riesgo que son los saneamientos, pueden ocurrir percances más serios”, destaca Folgar.
Respecto a los protocolos de seguridad de los veterinarios en saneamientos, Folgar explica que, en el caso del veterinario fallecido, perteneciente a Tragsa, sería la empresa en cuestión la encargada de gestionar este tipo de procedimientos.
No obstante, señala, que entre las pautas más comunes se encuentran mantener la calma en todo momento, evitando provocar un estrés al animal y, entre otros, vigilar en todo momento sus patas traseras, ya que “la mayoría de los golpes proceden de ahí”.
Folgar explica que entre los accidentes más habituales que puede sufrir un veterinario durante un saneamiento están también los acorralamientos de los veterinarios por parte de los animales durante situaciones de estrés, o debido a una mala sujeción durante el saneamiento.
“Lo ideal es que el saneamiento se haga por un equipo veterinario compuesto como mínimo por dos personas”, indica, para hacer la intervención más cómoda y más fácil para los sanitarios. Asimismo, explica que es “muy importante” valorar en todo momento las características de la granja y la habilidad en el manejo de los animales por parte del ganadero.
Por otro lado, el veterinario señala que la carga de trabajo también juega un papel en incremento de la peligrosidad de los saneamientos. “Cuanta más velocidad lleves, más posibilidades tienes de cometer un error”, apunta.
Aunque, señala, que muchas veces los accidentes no se producen por errores del veterinario sino por los riesgos que entraña la propia labor veterinaria debido a los agentes físicos (golpes) como de agentes infecciosos (zoonosis). “¿Quién no conoce un veterinario que tenga más de 60 o 70 años que no haya tenido brucelosis y sus secuelas?” señala Folgar.
En este sentido, explica que este tipo de riesgos a los que se enfrentan los veterinarios son poco reconocidos, tanto por la sociedad como por las administraciones, ya que, al menos en el caso de los veterinarios funcionarios no existe un complemento salarial por peligrosidad.