Marisa Arias y José Manuel Sánchez-Vizcaíno, actual directora y primer director fundador del CISA, repasan la historia del centro que próximamente quedará bajo el paraguas del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC)
El origen del CISA, la “catedral” de la sanidad animal de Europa que pasará al CSIC
Marisa Arias y José Manuel Sánchez-Vizcaíno, actual directora y primer director fundador del CISA, repasan la historia del centro que próximamente quedará bajo el paraguas del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC)
Jorge Jiménez - 25-03-2021 - 15:15 H - min.
A mediados del pasado año 2020, el Ministerio de Ciencia anunció que el Instituto Nacional de Investigación y Tecnología Agraria y Alimentaria (INIA), al cual pertenece el Centro de Investigación en Sanidad Animal (CISA), pasaría a formar parte de la Agencia Estatal del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).
Una operación que parece cada vez más inminente tras la reciente visita a las instalaciones del CISA de Rosa Menéndez, presidenta del CSIC, para conocer las principales líneas, resultados y proyectos de investigación que se llevan a cabo en el centro. A ello se suma la visita de Pedro Duque, ministro de Ciencia, a las instalaciones del centro, que se producirá en la tarde de este mismo jueves 25 de marzo.
Ante la importancia de este movimiento en unos de los centros punteros de investigación en sanidad animal, el diario Animal’s Health ha accedido a sus instalaciones y se ha puesto en contacto con algunos de los protagonistas que le vieron nacer, para conocer de primera mano la historia de la institución y la importante labor para la sanidad animal que ha estado llevando a cabo desde que fuera puesto en marcha en 1993.
Así, este medio ha contactado con el veterinario y profesor José Manuel Sánchez-Vizcaíno, catedrático de sanidad animal de la Universidad Complutense de Madrid y primer director y fundador del CISA, y con la doctora Marisa Arias, la actual directora en funciones —que comenzó a trabajar con el catedrático a la edad de 22 años—. Ambos aseguran que el centro es una verdadera “catedral” para la sanidad animal de España y Europa, siendo un baluarte contra diferentes pandemias animales.
En este sentido, la infraestructura del CISA, permite abordar, en condiciones de alta seguridad biológica NCB3 y NCB3+, las investigaciones en sanidad animal, además de participar de manera muy activa en el desarrollo tecnológico y la cooperación internacional. De hecho, a comienzos de la pandemia, el centro colaboró con las autoridades sanitarias realizando test de coronavirus Covid-19 a varios miles de agentes de policía del Ayuntamiento de Madrid, que condecoró con la Cruz al Mérito de la Policía Municipal al equipo del CISA.
Para dotar de una mayor eficiencia al centro, a la hora de su construcción, que corrió de la mano del arquitecto Manuel Collado, los ingenieros y especialistas, capitaneados por Sánchez-Vizcaíno, tomaron como referencia al reconocido Plum Island Animal Desease Center de Estados Unidos, a los que siempre agradecerán la ayuda y los consejos recibidos que les permitieron incluso mejorar varios aspectos.
José Manuel Sánchez-Vizcaíno y Marisa Arias
Tras su construcción, el centro lleva 28 años de funcionamiento ininterrumpido y cuenta en su palmarés con ser laboratorio de referencia para la peste porcina africana de la UE y de la FAO, y forma parte de la Red de Laboratorios de Alerta Biológica (RE-LAB).
La construcción de este centro no hubiera sido posible, según reconocen el profesor Sánchez-Vizcaíno y la doctora Arias, sin el total apoyo del entonces ministro de Agricultura, Carlos Romero, y Adolfo Martínez Gimeno, exdirector general del Instituto Nacional de Investigaciones Agrarias, que comprendieron ya entonces la importancia estratégica de un centro de estas características para la sanidad animal de España.
“Se dieron cuenta de que España necesitaba un laboratorio especial donde poder investigar virus exóticos y de alto riesgo para nuestro país, tales como la peste porcina africana, la peste equina, la lengua azul o la fiebre aftosa, entre otras, porque pueden acabar transmitiéndose a la cabaña ganadera y generar grandes pérdidas a los sectores por la imposibilidad de exportar nuestros productos”, señalan Sánchez-Vizcaíno y Arias, que agradecen enormemente la apuesta personal que hicieron el ministro y el director general con la construcción del CISA y el apoyo que recibieron.
El esfuerzo que supuso la creación del centro resultó en una infraestructura científico-técnica singular, única en su género a nivel mundial, dotada de una instalación de Alta Seguridad Biológica de 10.824 m2, que incluye 40 laboratorios, y una amplia zona de animalarios de nivel de contención biológica (NCB) 3.
Las instalaciones cuentan con una presión de aire sub-atmosférica que asegura que siempre haya un flujo hacia el interior, a lo que se añade un sistema de filtración del aire, que utiliza filtros absolutos HEPA, capaz de retener partículas infecciosas en aerosol, incluidos los virus más pequeños conocidos.
A todo ello, se añade un sistema de gestión de residuos líquidos y sólidos que incluye, si es necesario, incineración o descontaminación química y térmica. Por último, un sistema de dobles puertas neumáticas garantiza el aislamiento entre compartimentos. El acceso, además, está totalmente restringido a personal autorizado, que debe seguir estrictas medidas de seguridad. Todo este protocolo está supervisado por Gonzalo Pascual, jefe del Servicio de Seguridad Biológica del CISA.
Gonzalo Pascual, jefe del Servicio de Seguridad Biológica
El animalario está constituido por unas 19 estancias separadas diseñadas para albergar distintas especies, desde peces hasta grandes animales, con medidas de bioseguridad que garantizan el trabajo con animales vivos e incluso con patógenos transmisibles por vía aerógena, algo que requiere sistemas específicos adicionales de filtración y conducción del aire.
“En el animalario hemos trabajado con todo tipo de animales, desde caballos hasta vacas y cerdos. También trabajamos con animales silvestres como ciervos, gracias a lo que descubrimos que, aunque no padecen la enfermedad de la lengua azul, sí pueden mantener el virus durante mucho tiempo”, explica Arias, que señala que el CISA fue el primer centro de España donde se aisló el virus del Nilo Occidental, ya en el año 2007.
A este respecto, el CISA-INIA es una de las pocas instalaciones españolas capaces de manipular el virus vivo de la fiebre aftosa. Y es que el tamaño del CISA-INIA, que es mucho mayor a cualquier otra instalación similar existente en territorio nacional, le permite llevar a cabo simultáneamente experimentos que implican un elevado número de patógenos.
Además de todo lo destacado, el centro ha colaborado con el Ministerio de Defensa durante la crisis del ántrax, en la que se temía que se perpetraran ataques terroristas en España utilizando esta bacteria. También, a lo largo de los años, el CISA ha trabajado conjuntamente con el Ministerio de Sanidad en numerosos campos.
En definitiva, el CISA se ha convertido durante sus 28 años de historia en un centro de referencia para la investigación en sanidad, habiendo sido un referente para la construcción y la formación de investigadores de muchos centros europeos e iberoamericanos; y ha contado con investigadores de primer nivel, siendo una pieza clave en el control de enfermedades animales como la lengua azul y la peste porcina africana, entre otras.