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Cómo actúa España ante un brote zoonósico de fiebre Q

El Ministerio de Agricultura cuenta con un programa de vigilancia y control de la fiebre Q, tanto en ganado, como en humanos

Cuando aparezca un brote de fiebre Q zoonósico se debe realizar una encuesta epidemiológica.
Cuando aparezca un brote de fiebre Q zoonósico se debe realizar una encuesta epidemiológica.

Cómo actúa España ante un brote zoonósico de fiebre Q

El Ministerio de Agricultura cuenta con un programa de vigilancia y control de la fiebre Q, tanto en ganado, como en humanos

Francisco Ramón López - 25-03-2022 - 13:15 H - min.

En 2021 España sufrió brotes de fiebre Q, que afectaron a varias personas. Esta enfermedad está producida por la bacteria Coxiella burnetii, y es una zoonosis, siendo el ganado la principal fuente de infección en humanos.

Teniendo esto en cuenta, el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA) cuenta con un protocolo para prevenir brotes —tanto en animales como zoonósicos— que han actualizado en 2021.

En el documento, explican que cuando aparezca un brote de fiebre Q zoonósico, tras su notificación, los servicios veterinarios oficiales (SVO) competentes deberán realizar una encuesta epidemiológica entre las personas afectadas y tomar las muestras correspondientes para su posterior análisis por PCR.

“El objetivo final es hacer aislamiento y tipado molecular de la cepa de C. burnetii que afecta al establecimiento para verificar el origen del brote, comparándolo con el genotipo hallado en las personas afectadas en el Instituto de Salud Carlos III (Centro Nacional de Microbiología)”, apuntan.

El procedimiento continuará según los resultados de esta encuesta epidemiológica. Así, si hay establecimientos sospechosos, se tomarán muestras de hembras recién paridas o abortadas para la realización de PCR.

Por otro lado, en el caso de que no haya establecimientos sospechosos, se investigarán los lugares en los que las personas afectadas hayan mantenido un posible contacto con ganado en las 2-3 semanas previas a la aparición de síntomas, con el objetivo de seleccionar establecimientos para la toma de muestras que permita encontrar posibles focos. Para ello, apuntan, se pueden realizar inicialmente análisis serológicos de una muestra representativa de animales de los establecimientos de la zona.

Asimismo, indican que para prevenir esta enfermedad es necesario implementar un plan de formación y sensibilización sobre la fiebre Q adaptado para los diferentes colectivos implicados, especialmente los veterinarios y el personal de las explotaciones de rumiantes.

“La formación de los veterinarios es imprescindible para el control de la fiebre Q, por lo que se deberán realizar programas de formación continua dirigidos a este colectivo para fomentar el conocimiento de los programas de vigilancia y control, con el objetivo de que tengan criterios homogéneos que les permitan actuar sobre los establecimientos afectados y dar recomendaciones sobre las medidas de bioseguridad a adoptar”, afirman

En esta formación, añaden, se hará especial hincapié en la necesidad de efectuar la notificación y el diagnóstico diferencial de abortos, principalmente para excluir otras enfermedades como la brucelosis.

Además, apuntan que también se deberán realizar campañas de información sobre la fiebre Q dirigidas al personal de los establecimientos, para que conozca la importancia de esta enfermedad a nivel productivo en su rebaño y como zoonosis en la salud pública.

Por ello, estas campañas informarán sobre las medidas de bioseguridad que deben implementarse en los establecimientos para prevenir la entrada de la enfermedad y las pautas de control establecidas en los planes de vigilancia autonómicos.

VACUNACIÓN Y BIOSEGURIDAD CONTRA LA FIEBRE Q

El MAPA también señala en el protocolo que para controlar la enfermedad en humanos se debe controlar en animales. En España, la vigilancia sanitaria en animales domésticos (principalmente en bovino, ovino y caprino) se centra en un sistema de vigilancia pasiva.

También abogan por medidas de bioseguridad, con uso de equipo de protección adecuado por el personal; aislamiento de las hembras gestantes durante el puerperio y eliminación de la placenta y anejos fetales tras el parto; limpieza y desinfección correcta de las instalaciones; control de parásitos externos (garrapatas, ácaros) mediante el tratamiento del ganado y el control del hábitat (desbrozado de maleza, desrodentización...); gestión adecuada del estiércol y abono.

El tratamiento con antibioterapia es otra de las medidas a tomar, principalmente mediante la administración de tetraciclinas. “Hay que señalar que, aunque el tratamiento antibiótico es eficaz para disminuir la incidencia de abortos en rebaños bovinos, no impide la excreción de C. burnetii por los animales infectados, por lo que no se recomienda como medida de control de brotes de fiebre Q”, apuntan.

Entre los fármacos indicados se pueden enumerar los siguientes: doxiciclina, fluoriquinolonas, rifampicina, hidroxicloroquina, ofloxacino, cotrimoxazol, cloranfenicol, pefloxacin, trimetoprima y sulfametoxazol.

Además, incluyen la vacunación, y recuerdan que están disponibles vacunas inactivadas para proteger a los animales frente a la enfermedad. En este sentido, indican que existen diversos tipos de vacunas comercializadas en Europa, entre las que se encuentran vacunas bivalentes (frente a Coxiella burnetii y Chlamydia psittaci) destinadas a ovino.

En este sentido, destacan que en la actualidad en España está autorizada una vacuna inactivada que utiliza la fase I de la bacteria, se trata de Coxevac, de Ceva. “Si bien, se encuentra autorizada para caprino o bovino, su uso en ganado ovino puede realizarse por prescripción excepcional”, explican.

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