Un estudio basado en la infección experimental de ovejas, cabras y vacas con el serotipo 8 de la enfermedad hemorrágica epizoótica ha ofrecido algunas claves para diseñar estrategias efectivas de control y prevención
Advierten que las ovejas pueden ser un reservorio potencial de la enfermedad hemorrágica epizoótica
Un estudio basado en la infección experimental de ovejas, cabras y vacas con el serotipo 8 de la enfermedad hemorrágica epizoótica ha ofrecido algunas claves para diseñar estrategias efectivas de control y prevención
Francisco Ramón López - 05-03-2024 - 10:29 H - min.
En noviembre de 2022 se confirmó la llegada del serotipo 8 de la enfermedad hemorrágica epizoótica (EHE) en las islas de Cerdeña y Sicilia (Italia), en bovinos sintomáticos. Esto supuso el primer informe oficial de EHE en Europa. Más adelante la enfermedad se terminó expandiendo por España, Francia y Portugal.
La aparición del virus de la EHE en Europa ha planteado nuevos desafíos para la industria ganadera, ya que actualmente no hay vacunas autorizadas disponibles y la legislación existente impone restricciones al comercio de ganado doméstico vivo y pequeños rumiantes de áreas infectadas.
Para conocer mejor el virus, un grupo de investigadores de Italia, Francia y Túnez han llevado a cabo un estudio en el que describen, por primera vez, los resultados de una infección experimental con el serotipo 8 de EHE recientemente surgido en especies de rumiantes domésticos, incluidos ganado vacuno, ovino y caprino. “Hasta donde sabemos, la única infección experimental documentada de ovejas y bovinos con EHDV-8 data de 1986”, indican.
En ese estudio, la cepa se inoculó por vía intravenosa en ovejas y terneros. En ese caso, ninguno de los bovinos presentó signos clínicos a pesar de la presencia de viremia. Por el contrario, en este ensayo, tres de cada cuatro terneros infectados presentaron fiebre durante un día. Además, un ternero desarrolló signos clínicos evidentes que incluían lesiones ulcerosas y con costras en el hocico.
En los terneros, los niveles de ARN viral alcanzaron su punto máximo a los 7 días tras la infección, coincidiendo con la aparición de los signos clínicos. Junto con la presencia de altos niveles de anticuerpos neutralizantes, los niveles de ARN viral disminuyeron gradualmente, pero se mantuvieron relativamente estables durante todo el período experimental.
“Esta observación es consistente con observaciones de campo donde se obtuvieron resultados positivos de qPCR a partir de muestras de sangre secuenciales de los mismos animales hasta 5 meses después del primer diagnóstico”, señalan.
De todos modos, la recuperación del virus infeccioso de la sangre sólo fue posible durante un período más corto, desde los 7 hasta los 21 días. “De hecho, los resultados positivos de qPCR para el ARN viral no indican necesariamente la presencia de virus infeccioso, como se observa en otros casos estrechamente relacionados como el virus de la lengua azul”, añaden.
En lo que respecta a las ovejas, el estudio mostró que una de cada cinco ovejas infectadas experimentó fiebre durante 2 días. “Uno de los hallazgos más importantes de este estudio es la evidencia de viremia infecciosa en ovejas. Mientras que la presencia de ARN del virus de la EHE fue transitoria en cuatro animales pero persistente (hasta 78 días postinfección) en dos de ellos, el aislamiento del virus infeccioso fue posible hasta 7 días después en una oveja. Esto podría sugerir razonablemente un papel de las ovejas en la epidemiología de este Orbivirus recién surgido”, destacan.
Su evidencia experimental, señalan, se combina con una observación de campo en un rebaño de ovejas ubicado en el municipio de Fluminimaggiore, Cerdeña, donde 67 de 111 ovejas susceptibles dieron positivo mediante qPCR. En ese caso, sin embargo, los intentos de aislar el virus no tuvieron éxito.
“En cuanto a la respuesta serológica, nuestros resultados demuestran el desarrollo y persistencia de títulos elevados de anticuerpos neutralizantes específicos de serotipo. Esto sugiere que en condiciones de campo los animales podrían estar protegidos contra la reinfección con un serotipo homólogo durante un período prolongado. Sin embargo, la duración exacta de esta protección no se puede determinar basándose únicamente en nuestro estudio y se necesita más investigación”, admiten.
En conjunto, los autores sostienen que las observaciones experimentales y de campo, aunque limitadas hasta ahora en Italia, podrían indicar que las ovejas son contribuyentes potenciales a la transmisión y mantenimiento del virus de la EHE, particularmente en regiones con una alta densidad de población ovina, como Cerdeña.
Las cabras dieron sistemáticamente resultados negativos mediante qPCR durante todo el transcurso del ensayo, lo que sugiere que su contribución a la transmisión del virus puede considerarse insignificante. Sin embargo, al igual que el ganado vacuno, las ovejas y las cabras también desarrollaron una respuesta inmune neutralizante, aunque en menor magnitud. La variación en los títulos de neutralización entre terneros y pequeños rumiantes no es sorprendente y puede atribuirse a diferencias en la susceptibilidad del huésped.
También investigaron los parámetros hematológicos en el ganado bovino después de la infección, ya que los datos de la literatura se limitan al venado de cola blanca. “La disminución significativa en el recuento de glóbulos rojos después de la infección podría ser una característica común en los terneros infectados con EHDV8, aunque en este estudio no se evidenció clínicamente anemia. Por otro lado, el aumento significativo de leucocitos tras la infección podría indicar la activación del sistema inmunológico en respuesta a la infección por el serotipo 8 del virus de la EHE en los animales”, afirman.
En conclusión, los autores defienden que su estudio experimental demuestra el impacto clínico, de laboratorio y epidemiológico del serotipo 8 de la EHE en rumiantes domésticos. Además, proporciona información importante sobre la cinética del virus en ganado vacuno y ovino, “proporcionando pistas cruciales a los responsables de políticas para diseñar estrategias efectivas de control y prevención para mitigar el impacto de esta enfermedad viral en el ganado”.
“Los resultados demuestran la capacidad del EHDV-8 recién surgido para infectar a pequeños rumiantes y al ganado vacuno, y para replicarse eficientemente en el ganado vacuno y ovino, con variaciones en las manifestaciones clínicas y la dinámica viral”, y recuerdan en este punto que, si bien el papel del ganado vacuno como reservorio del virus es bien conocido, el papel potencial de las ovejas apenas se ha investigado. “Aquí, sugerimos que las ovejas pueden considerarse un reservorio potencial del serotipo 8 de la EHE, considerando también la observación de campo en el rebaño de ovejas ubicado en Fluminimaggiore”, afirman.