Más de 400 ganaderos han aprendido adiestramiento canino

El perro fue el primer animal en ser domesticado por el hombre. La relación comenzó en el ámbito de la caza, en el que los cánidos se convirtieron muy tempranamente en el compañero ideal para realizar esta actividad, fundamental en los primeros pasos del hombre sobre la tierra. Desde aquel momento, los cánidos han desarrollado diversas tareas, con un alto grado de eficacia. Los perros han ayudado, y ayudan, a los seres humanos en la asistencia cuando presentan una dolencia, en el cuidado de personas y lugares, así como trabajando en diversas actividades. Por ello, por la importancia que tienen los canes y la utilidad de los servicios que prestan, los ganaderos de toda Galicia participan en cursos para entrenar a los perros, para que desempeñen correctamente las labores de vigilancia y conducción de los rebaños de vacas y de ganado bovino.

Por ahora, son más de 400 los ganaderos procedentes de toda Galicia los que han aprendido a entrenar a sus perros, mediante la participación en cursos de entrenamiento de pastoreo, organizados y financiados por la Diputación de Lugo, ya que la función de los perros en las explotaciones agropecuarias puede ser realmente importante a la hora de vigilar y conducir los rebaños de vacas o de ganado bovino hacia las fincas donde pastan en libertad.

Esta iniciativa es posible gracias a la financiación de la Diputación de Lugo, que promueve una nueva edición del Curso de Adestramento de Cans de Pastoreo que tendrá lugar entre los días 10 y 11 de noviembre en Lourenzá, con una inversión de 3.000 euros y un total de 20 plazas.

Se trata de una actividad, indica la propia Diputación, "de marcado carácter práctico", en la que los participantes, tanto los que tomarán parte en la próxima edición como aquellos que ya lo hicieron en anteriores convocatorias, tienen la posibilidad de aprender "técnicas clave" para enseñar a sus perros a pastorear sus rebaños

En todo caso, el curso consta de una parte teórica y otra práctica y personalizada, en función del conocimiento que tiene el dueño de su propio perro y de su soltura en el pastoreo.