Un perro perdido con microchip suele tardar pocas horas en ser devuelto a sus propietarios, de ahí que Madrid, Cataluña, Murcia, Rioja, Navarra y Castilla-La Mancha obliguen a identificar a los canes, pero también a los gatos y hurones
Veterinarios de Valencia piden la identificación obligatoria de gatos y hurones
Un perro perdido con microchip suele tardar pocas horas en ser devuelto a sus propietarios, de ahí que Madrid, Cataluña, Murcia, Rioja, Navarra y Castilla-La Mancha obliguen a identificar a los canes, pero también a los gatos y hurones
Redacción -
26-10-2022 - 11:42 H - min.
El proyecto de Ley de Protección, Bienestar y Tenencia Responsable de Animales de Compañía y otras medidas de bienestar animal, que se debaten en Les Corts de la Comunidad Valenciana, no concreta qué especies deben ser objeto de identificación obligatoria.
Pese a que en el preámbulo del texto se considera que la identificación “plena” es uno de “los pilares fundamentales para la lucha contra el abandono”, en su articulado no se plantea ampliar la obligatoriedad de identificar con el microchip a los gatos y hurones (hoy sólo se exige a los perros, équidos, animales potencialmente peligrosos y especies exóticas invasoras).
El Consejo Valenciano de Colegios Veterinarios (CVCV) —que ya alegó en múltiples ocasiones en este sentido— considera que existen sobradas razones científicas, técnicas y jurídicas para establecer la identificación obligatoria de las tres especies.
Sin ella no sólo será imposible “erradicar” —como la Ley dice pretender— el abandono de animales de compañía, sino que “se asumirán riesgos sanitarios innecesarios derivados de la falta de censos para llevar a cabo el control de las zoonosis o de las enfermedades emergentes que pudieran surgir en las que gatos o hurones (no obligados a identificar) puedan actuar como reservorios o transmisores”, razona la presidenta del CVCV, Inmaculada Ibor.
La identificación obligatoria de estas dos especies es una medida largamente reivindicada que, en la práctica totalidad de regiones en las que se ha producido en los últimos años un cambio normativo en este terreno, sí ha sido atendida.
Madrid, Cataluña, Murcia, Rioja, Navarra y Castilla-La Mancha ya lo han hecho; Andalucía y Asturias han ampliado la identificación de perros a gatos y otros países de nuestro entorno —como Francia y Portugal— también obligan a microchipar y registrar a estos tres animales.
“La identificación de gatos y hurones, como ya ocurre con los perros, permitiría localizar rápidamente a los dueños y recuperar al animal perdido o incluso depurar responsabilidades en el caso de que se hubieran desentendido de él o hubiera sospecha de maltrato”, aclara Ibor.
“Si no se identifican los gatos, el control poblacional de las colonias a través de campañas de captura, esterilización y retorno, que también fomenta esta Ley, se vería comprometido por aquellos felinos domésticos que son abandonados, se pierden o pasean solos, provocando que el número de animales de la colonia pueda incrementarse”, explica la representante colegial.
Según datos de la Red Informática Valenciana de Identificación Animal (RIVIA), en 2021 se presentaron 1.435 denuncias por robo o pérdida de un perro, de las que se resolvieron 1.289 —el 89,82%— (las recuperaciones reales gracias al chip serían muchas más porque en la mayor parte de casos no se denuncia y el can es recuperado en sólo horas, al poco de leer el chip los datos del nombre y dirección del propietario). Al no ser obligatoria para gatos, en ese mismo año, sólo se presentaron 165 denuncias de este tipo y sólo se localizó al titular del felino en 66 ocasiones.
Pero es que además, apuntan desde el CVCV, existen importantes razones sanitarias, vinculadas a la salud pública, así como legales que aconsejarían introducir este requisito. La normativa comunitaria establece que la fecha de administración de la vacuna antirrábica no sea anterior a la de aplicación del transponder de identificación.
En tanto en la Comunidad Valenciana es obligado inmunizar contra este virus a perros, gatos y hurones, también debiera serlo identificarlos, según indican los veterinarios. “En idéntico sentido podría hablarse de la Leishmania, otra enfermedad que puede contagiarse a personas y animales mediante la intervención del mosquito flebótomo, que es también la zoonosis de declaración obligatoria más diagnosticada por los veterinarios y cuya incidencia en humanos viene creciendo en los últimos años exponencialmente”, destacan.
Desde el CVCV se apela a las mismas razones de eficacia en la lucha contra el abandono y el maltrato animal, así como sanitarias —relativas a la vacunación y desparasitación— para defender que todos los perros sean amparados bajo esta norma.
Asimismo, se reitera que no hay razones científico-técnicas para considerarlos diferentes porque tienen las mismas necesidades físicas, etológicas y fisiológicas, si bien postula que —en función de la actividad o función específica del animal en cuestión (cazador, pastor, policía, lazarillo…)— podrían estudiarse algunas excepciones en la regulación.
El CVCV se ha mostrado preocupado por algunos aspectos puntuales del articulado de esta Ley. En este sentido, los veterinarios reclaman que se clarifique qué sujeto debe llevar a cabo la identificación y/o esterilización obligatoria de un animal, si el responsable legal o el responsable temporal.
En parecido sentido, el CVCV rechaza que los veterinarios clínicos tengan que realizar funciones de control o denuncia de posibles incumplimientos en materia de identificación. Por un lado, porque a los veterinarios autorizados o colaboradores del RIVIA no se les reconoce como autoridades competentes y, por otro lado, porque actuar de tal manera podría provocar el efecto contrario al que se pretende: los propietarios no acudirían a las clínicas por miedo a la denuncia, por lo que los animales quedarían desatendidos o incluso podrían abandonarse.
En el terreno de los problemas conductuales, el CVCV pide también que se distinga entre el veterinario, único profesional cualificado para el diagnóstico y la prescripción de los tratamientos farmacológicos y para la modificación de la conducta que procedan en cada caso, y los educadores o adiestradores, profesionales formados para poner en práctica esos tratamientos e indicaciones prescritos, así como para realizar actividades genéricas de educación y adiestramiento en animales sanos. En caso de mantener esta confusión terminológica el CVCV alerta de que la norma podría acabar por fomentar el intrusismo.