Un veterinario detalla los análisis llevados a cabo en una ballena jorobada varada en Valencia
Veterinarios españoles identifican por primera vez herpesvirus en una ballena jorobada del Mar Mediterráneo
Un veterinario detalla los análisis llevados a cabo en una ballena jorobada varada en Valencia
Redacción - 17-05-2024 - 12:18 H - min.
El herpesvirus tiene el potencial de infectar una amplia variedad de especies animales. En los cetáceos, se han identificado Alpha - y/o Gammaherpesvirinae en ocho familias de odontocetos y una familia de misticetos.
En mayo de 2022, una ballena jorobada adulta (Megaptera novaeangliae) fue encontrada varada en Valencia, España. La ballena se encontraba demacrada, en mal estado corporal, con múltiples laceraciones en la aleta dorsal y un elevado número de epibiontes de la familia Cyamidae, conocidos como piojos de ballena.
Ante este descubrimiento, un equipo de investigadores de la Facultad de Veterinaria de la Universidad Complutense de Madrid (UCM), del Centro de Vigilancia Sanitaria Veterinaria (VISAVET) y la Fundación Oceanogràfic, que forma parte de la Red de Varamientos de la Comunitat Valenciana, llevó a cabo un estudio.
Ignacio Vargas Castro, investigador de VISAVET y uno de los autores, ha analizado los resultados en un artículo publicado en la Unidad de Divulgación Científica y Transferencia de la Facultad de Veterinaria de la Universidad Complutense de Madrid.
“Este hallazgo representa un hito significativo en la comprensión de la salud y las enfermedades de estos cetáceos”, defiende el autor, que apunta que, por primera vez, se ha identificado la presencia de herpesvirus en una ballena jorobada varada en el Mar Mediterráneo a partir de una lesión cutánea.
El caso arrancó cuando un equipo de veterinarios de la Fundación Oceanogràfic asistió el varamiento de una ballena jorobada adulta en Valencia. La ballena mostraba signos de desnutrición, mal estado corporal y múltiples laceraciones en las aletas, probablemente como consecuencia del enredo que sufrió con redes de pesca cinco días antes.
Asimismo, presentaba una alta cantidad de epibiontes (organismo que habita en la superficie de otro organismo) conocidos como piojos de ballena. “La infestación masiva de estos parásitos se ha asociado con la restricción de movilidad de las ballenas con enredos crónicos con redes de pesca”, indica.
Tras un examen más detallado, se descubrieron diversas lesiones cutáneas, incluyendo dermatitis crónica, proliferativa y erosiva, así como una úlcera grande que se extendía hasta la dermis profunda.
Como parte del programa de vigilancia de enfermedades infecciosas, se realizaron pruebas moleculares a partir de las muestras de piel sana y de las lesiones cutáneas para el diagnóstico de herpesvirus, morbillivirus de cetáceos y poxvirus, que son algunos de los virus más extendidos en estos animales.
Las pruebas para la detección de morbillivirus de cetáceos y poxvirus resultaron negativas. Sin embargo, se detectó la presencia de herpesvirus en una de las lesiones cutáneas. El herpesvirus se identificó como perteneciente a la subfamilia Alphaherpesvirinae y estaba estrechamente relacionado con secuencias genéticas de alphaherpesvirus encontradas en otras especies de ballena, como el rorcual común (Balaenoptera physalus) y otra ballena jorobada.
Esto, explica Vargas, pone de manifiesto una característica de los herpesvirus, que es la coevolución con sus hospedadores. “Por otro lado, la asociación entre Alphaherpesvirus y lesiones cutáneas ya se ha visto previamente en otras especies de cetáceos, aunque nunca antes en ballenas jorobadas”, recuerda.
Detalle de la infestación masiva por piojos de ballena en la zona del rostro, alrededor del ojo. Fuente: Fundación Oceanogràfic
“Esta es la primera detección de herpesvirus en una ballena jorobada del mar Mediterráneo aunque un estudio previo destaca el mar Mediterráneo como el área donde se ha observado la mayor prevalencia de herpesvirus en otros cetáceos, en comparación con otras regiones del mundo”, afirma.
Además, recalca que es la primera vez que se identifica a partir de una lesión cutánea, ya que hasta ahora solo se había encontrado la infección a nivel pulmonar en esta especie. “Los estudios sobre detección o infección por herpesvirus en ballenas jorobadas son escasos, lo que resalta la importancia de incluir su diagnóstico en futuras evaluaciones virológicas de estos mamíferos marinos”, subraya.
Esta escasez de datos, señala, puede atribuirse, en parte, a las dificultades inherentes en la obtención de muestras de misticetos (ballenas barbadas) varados, en contraste con otras especies de cetáceos, especialmente diversas especies de delfines. La menor frecuencia de varamientos de ballenas y los desafíos logísticos asociados con la realización de necropsias son factores determinantes.
“Por consiguiente, resulta esencial aprovechar al máximo cada oportunidad para estudiar estos animales y las amenazas que enfrentan, incluidos sus patógenos. Aunque aún no se conoce el impacto de esta infección en las poblaciones de ballena jorobada, este descubrimiento aporta información muy relevante sobre la presencia de herpesvirus en esta especie, que está catalogada como vulnerable en aguas españolas”, apunta.
También remarca la necesidad de continuar investigando y monitorizando las enfermedades infecciosas en las poblaciones de ballenas jorobadas y otros cetáceos. “Uno de los objetivos es comprender mejor su impacto en la conservación de estas especies, ya que algunas de ellas están amenazadas, y las enfermedades infecciosas son la principal causa natural de muerte en estos animales”, concluye.