Los veterinarios comienzan la campaña de diagnóstico de Leishmaniosis

Como todos los años, los veterinarios comienzan en esta época la campaña de detección precoz de la Leishmaniosis canina y empiezan a aparecer los primeros casos de perros infectados. Esta enfermedad es endémica en más de 70 países, incluyendo en especial, países de la cuenca mediterránea como España, por lo que es una enfermedad prevalente en las consultas veterinarias españolas.

En este sentido, los meses de inviernos constituyen el mejor periodo para realizar las pruebas pertinentes que permitan determinar si el can está infectado, aunque no presente síntomas, ya que puede que la enfermedad todavía no se haya manifestado.

Y es que, tras la picadura del mosquito flebótomo, normalmente durante los meses de más calor, los signos clínicos en el can suelen desarrollarse de forma lenta y progresiva, a veces a lo largo de varios meses o incluso de varios años. Este hecho, junto con el marcado pleomorfismo de los signos clínicos, hace que el diagnóstico de la enfermedad sea muy difícil y necesite de la pericia de un veterinario.

Así, el diagnóstico de la Leishmaniosis canina, requiere del veterinario un abordaje integral que incluya una valoración detenida de la historia clínica, un examen físico meticuloso y diversos test diagnósticos tales como el hemograma, el perfil bioquímico sérico, el análisis de orina, la relación proteína/creatinina en orina, proteinograma y pruebas de coagulación. Finalmente, las pruebas de detección de infección (serología o PCR) son necesarias para alcanzar un diagnóstico preciso.

CONCIENCIACIÓN

Es esencial que el veterinario informe al propietario de la gravedad de esta enfermedad crónica que causa un gran sufrimiento a los perros y a sus dueños y sea capaz de transmitirle la importancia de un diagnóstico precoz que permita abordar la enfermedad a tiempo.

Y es que, el parasito Leishamnia infantum provoca la manifestación más grave de la enfermedad, la visceral o sistemática, ya que afecta a órganos como el hígado, el riñón y el bazo, que si no se trata a tiempo puede ser mortal. De ahí la importancia de un diagnostico precoz, teniendo en cuenta, además, que los síntomas de la leishmaniosis no son siempre concluyentes.

La mayoría de los perros desarrollan signos dermatológicos (pérdida de pelo, heridas y lesiones en la piel), siendo estos los más frecuentes en ser diagnosticados. Además, la mayoría de ellos desarrollan también síntomas generales inespecíficos, como la apatía, fiebre y atrofia muscular, entre otros. Más adelante, la afectación puede evolucionar, y aparecer también problemas derivados de la afectación general de varios órganos, como epistaxis, problemas renales, hepatomegalia, etc. Pero también, existen casos de canes que no presentan síntomas durante toda su vida o lo hacen demasiado tarde cuando la enfermedad ya esta muy avanzada. Por ello, el propietario debe acudir de inmediato al veterinario ante la mínima sospecha además de realizar los controles rutinarios preventivos para diagnosticar precozmente la enfermedad.