Una buena interpretación radiológica, clave en casos clínicos difíciles

Los propietarios de un border collie de 7 años de edad decidieron llevar al animal al Hospital Clínico Veterinario de la Facultad de Veterinaria de la Universidad Complutense de Madrid (UCM), después de que, tras una salida al campo, el animal mostrara arcadas improductivas, temblores y decaimiento. Una vez en la consulta, tras una primera exploración física del animal, los veterinarios detectaron taquicardia y fiebre, así como dolor a la palpación en la zona del cuello.

Tras encontrar estos síntomas, los veterinarios decidieron realizar una radiografía de la región cervical, ya que la realización de pruebas radiológicas es, en ocasiones, fundamental para la realización de diagnósticos precisos. Gracias al análisis de la radiografía los veterinarios pudieron observar minúsculos acúmulos de gas en los tejidos blandos que rodeaban la laringe y el extremo proximal de la tráquea del paciente.

Este hallazgo fue determinante, ya que mediante el examen físico los profesionales no identificaron heridas penetrantes que pudieran justificar la presencia del gas en esta localización. Por ello, se decidió realizar una ecografía del cuello del animal. El uso de la ecografía como herramienta complementaria a la radiografía, permitió identificar una estructura anómala situada en los tejidos blandos adyacentes a la laringe y la tráquea proximal.

Dicha estructura presentaba sombra acústica limpia, tenía morfología lineal, varios centímetros de longitud y superficie curvada en el plano transversal, con 8 mm de grosor. La imagen ecográfica que obtuvieron era compatible con la presencia de un cuerpo extraño cilíndrico y alargado en los tejidos blandos del cuello.

Ante la posibilidad de que el cuerpo extraño pudiera haber penetrado a través de la boca, se realizó a continuación un examen exhaustivo de esta última, así como de la faringe y la laringe mediante laringoscopia. Durante el procedimiento se identificó el extremo del objeto en la laringe, que se extrajo con unas pinzas, y resultó ser una rama de un arbusto.

El objeto radiotransparente había penetrado a través de la boca del animal hasta la laringe, había perforado esta última y se encontraba alojado en su mayor parte en los tejidos blandos de alrededor.

De esa manera, un signo radiológico difícil de apreciar a simple vista, como fue la presencia de pequeñas cantidades de gas en los tejidos blandos que rodeaban la laringe y la tráquea, condujo a los veterinarios a la correcta identificación de un objeto radiotransparente.

Precisamente, este tipo de casos clínicos difíciles de resolver ponen de manifiesto la importancia de que los profesionales veterinarios dispongan de una buena formación en radiología para poder solucionarlos con éxito.

Por ello, el Colegio Oficial de Veterinarios de Madrid ofrece el curso de interpretación radiológica en pequeños animales, con objeto de complementar los conocimientos adquiridos por el veterinario durante la formación universitaria y que esté preparado para identificar los casos clínicos más complejos mediante el uso de la radiografía, una herramienta fundamental en su día a día.

Vídeo de la ecografía cervical del border collie en la que se identificó una estructura anómala situada en los tejidos blandos adyacentes a la laringe y la tráquea proximal