JUEVES, 25 de abril 2024

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Salvan a pitón real con quemaduras de segundo y tercer grado

Una veterinaria logra curar a una serpiente de pitón real que llegó a la clínica con quemaduras de primer y segundo grado en el vientre producidas por un problema con el emisor de calor del terrario

Ejemplar de pitón real.
Ejemplar de pitón real.

Salvan a pitón real con quemaduras de segundo y tercer grado

Una veterinaria logra curar a una serpiente de pitón real que llegó a la clínica con quemaduras de primer y segundo grado en el vientre producidas por un problema con el emisor de calor del terrario

Alfonso Neira de Urbina - 03-04-2019 - 11:30 H - min.

La veterinaria británica Sonya Miles ha compartido la historia de la intervención a una pitón real a la que tuvo que atender por presentar quemadura severas en el vientre debida a problemas técnicos con una manta térmica en el terrario de la serpiente, que no estaba controlada por un termostato, un caso clínico que señala la importancia de los elementos del terrario en la salud de los reptiles.

Los dueños de la pitón real, un ejemplar hembra de 4 años de edad, se ausentaron de su hogar durante unos días, por lo que sus amigos cuidaron a su mascota. Los nuevos cuidadores de la serpiente se percataron de que del terrario salía humo, así que desenchufaron la estera térmica, pero no investigaron más. El cuidado del animal era correcto, pero los dueños utilizaban una estera que no estaba controlada por un termostato que la desctivara al alcanzar altas temperaturas. Un elemento del terrario que acabaría provocando unas aparatosas quemaduras en la pitón real.

Aun con el problema que registró el terrario, el animal que llegó a la clínica presentaba buenas condiciones corporales. Es más, su ritmo y esfuerzo respiratorio estaban dentro de los límites normales, aunque hubiese estado expuesta al humo, además, la frecuencia y ritmo cardíaco, así como el examen ocular, oral y de la nariz, dieron unos buenos resultados.

Por otro lado, de ahí la necesaria intervención de la veterinaria, la serpiente presentaba un extensa quemadura que cubría dos tercios del vientre del reptil. Además, las quemaduras térmicas eran de segundo y tercer grado y estaban contaminadas por heces y sustrato del terrario.

Por ello, en cuanto admitieron a la serpiente, Miles le suministró 1mg/kg de morfina y 0,5 mg/kg de meloxicam, como analgesia. El reptil se aisló por seguridad y los veterinarios tomaron un hisopo de tejido profundo para el cultivo y la sensibilidad.

Posteriormente, Miles bañó a la serpiente con yodo caliente, con el que limpió a la pitón de material fecal y elementos que pudieran infectarla. Una vez que eliminó todo el material adherido, secaron a la serpiente y le aplicaron crema de suilfadiazina de plata en las quemadurada. Asimismo, de forma inmediata administraron 20 mg/kg de ceftazidima. 

El animal, debido a las quemaduras que presentaba, tuvo que recibir un tratamiento tras la intervención. Concretamente, le administraron ocho dosis de ceftazidima cada tres días; meloxicam por vía oral una vez al día durante dos semanas; así como baños de yodo y crema de sulfadiazina de plata, durante cuatro semanas dos veces al día.

  • GALERIA

    La serpiente presentaba quemaduras de segundo y tercer grado

Desde la clínica, recomendaron a los dueños que una vez que la serpiente volviese a su hogar, le proporcionaran un emisor de calor cerámico controlado por termostato, en lugar de la estera térmica, que había provocado el problema.

El emisor de calor cerámico es preferible en el caso de serpientes de gran tamaño, y también aconsejaron rodear con una jaula el nuevo emisor para evitar que la pitón se enrolle en él, quemándose más o provocándose lesiones en el futuro.

En el transcurso de la recuperación de la pitón, que cicatrizó correctamente sus heridas, retiraron todo el sustrato del terrario y se limpió con un desinfectante. Cuatro semanas después la serpiente se recuperó de sus lesiones lo suficiente para detener el tratamiento.

Afortunadamente, los propietarios no tuvieron que lamentar la pérdida de su animal de compañía, ni de sus propiedades, ya que el fallo en el elemento del terrario podría haber provocado la muerte del animal, o la pérdida de los bienes de los propietarios.

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