JUEVES, 28 de marzo 2024

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PROFESIONALES

Las reclamaciones a veterinarios continúan en la crisis del coronavirus

El veterinario Andrés Santiago, codirector del Observatorio Español de Pericia y Seguridad Veterinaria, indica que a pesar de la crisis del coronavirus Covid-19 ya han recibido 4 reclamaciones

El veterinario Dr. Alfredo Fernández (izq) y el veterinario Andrés Santiago (dcha), directores del Observatorio Español de Pericia y Seguridad Veterinaria.
El veterinario Dr. Alfredo Fernández (izq) y el veterinario Andrés Santiago (dcha), directores del Observatorio Español de Pericia y Seguridad Veterinaria.

Las reclamaciones a veterinarios continúan en la crisis del coronavirus

El veterinario Andrés Santiago, codirector del Observatorio Español de Pericia y Seguridad Veterinaria, indica que a pesar de la crisis del coronavirus Covid-19 ya han recibido 4 reclamaciones

Jorge Jiménez - 15-04-2020 - 09:08 H - min.

Las reclamaciones periciales en materia de veterinaria no han dejado de producirse durante la crisis del nuevo coronavirus SARS-CoV-2, causante de la enfermedad Covid-19, según ha asegurado a Animal’s Health el veterinario Andrés Santiago, que dirige el Observatorio Español de Pericia y Seguridad Veterinaria (OEPSEVE) junto al también veterinario Dr. Alfredo Fernández, miembro de la Comisión Nacional de Deontología del Consejo General de Colegios Veterinarios de España.

En este sentido, Santiago señala que, en lo que va de crisis sanitaria en España, ya han recibido 4 reclamaciones relacionadas con negligencias cometidas en el día a día veterinario. Asimismo, explica que las reclamaciones de este tipo van en aumento en España, lo que le llevó tanto a él como a su compañero a crear el OEPSEVE en el año 2019.

Ambos poseen formación especializada en medicina legal y trabajan elaborando informes periciales tanto para aseguradoras de personal veterinario como para casos de particulares que interponen una reclamación por un servicio prestado.

INFORMES PERICIALES VETERINARIOS DE BAJA CALIDAD

Uno de los objetivos del OEPSEVE es, según explica Santiago, “mejorar la calidad” de los informes periciales veterinarios emitidos en España ya que, asegura, “hay muchos peritos veterinarios que están emitiendo informes de muy baja calidad”, algo que el codirector del observatorio achaca a una falta de formación en materia de peritaje.

Asimismo, el observatorio persigue reducir la negligencia en la práctica veterinaria ya que, según Santiago, muchas de las reclamaciones que a menudo se reciben se pueden prever y, por lo tanto, evitar.

El tipo de reclamaciones recibidas, explica, varía. Así, por ejemplo, hay castraciones realizadas sin consentimiento informado (sin informar al responsable del animal de compañía de los riesgos de la intervención y las alternativas disponibles) y que, en ocasiones, terminan con la muerte del animal.

También señala que se dan casos de aplicación de tratamientos homeopáticos cuya eficacia no está demostrada científicamente, y otros como exámenes pre-compra de caballos de competición, donde el examen veterinario no ha sido el adecuado. 

CASO REAL DE MALA PRAXIS VETERINARIA

Para explicar el tipo de reclamaciones que reciben en su día a día profesional los peritos veterinarios, Santiago comparte el ejemplo de supuesta mala praxis de un veterinario (cuyo caso aún no ha sido resuelto por un juez) que realizó una castración a un gato sin consentimiento informado por parte del cliente y, además, no siguió las pautas de anestesia indicadas en los estándares establecidos; y que terminó con la muerte del animal.

En primer lugar, el veterinario explica que, en este caso en concreto, el titular del animal de compañía acudió a una clínica veterinaria para castrar a su gato. Una vez dentro, el veterinario no advirtió al propietario de los riesgos de la intervención quirúrgica, obviando, por lo tanto, la obligatoriedad del consentimiento informado.

Asimismo, Santiago señala que el veterinario no realizó el análisis prequirúrgico correspondiente (siempre de obligado cumplimiento en caso de cirugía) para observar cualquier tipo de problema que pudiera requerir un cambio en el protocolo de intervención, como por ejemplo problemas en el riñón.

LA ANESTESIA ADMINISTRADA NO ERA SUFICIENTE

Posteriormente, cuando el veterinario en cuestión procedió a anestesiar al gato, no tuvo en cuenta las pautas de anestesia que se siguen en España y que contemplan una fase de premedicación previa a la fase de sedación, para que, explica Santiago, se proceda a sedar al animal cuando esté en un estado de “más tranquilidad”, reduciendo riesgos.

Sin embargo, el veterinario administró la anestesia en un solo paso, inyectando “de golpe”, según explica el perito, ketamina y acepromacina. Debido a esto, indica, el animal se sedó “mucho más nervioso”.

“El problema de todo esto es que la anestesia que se le administró al gato no tiene una analgesia visceral”, indica el perito, es decir, que la anestesia no era suficiente para quitar al animal el dolor producido por una castración.

Además, el veterinario tampoco habría respetado los tiempos de recuperación del animal tras la anestesia, entregando a su propietario el animal “aún dormido”, indica el perito, señalando que, tras esta cirugía, el animal murió en un hospital veterinario al que acudió de urgencia.

Por otro lado, Santiago explica que, entre otras negligencias, el veterinario no cumplió lo que se denomina como “obligación de medios”, es decir, disponer y utilizar los medios adecuados para llevar a cabo una intervención determinada.

Por último, el perito señala que este caso tiene la particularidad de tratarse de una cirugía satisfactiva con la que se busca mejorar el estado de salud del animal y por lo tanto “donde hay que ser mucho más meticuloso y tenerlo todo más protocolizado que en otras cirugías” ya que, a efectos legales, “no es lo mismo que fallezca un animal que acaba de ser atropellado (y que posiblemente fallezca sin cirugía), a que fallezca un animal con un buen estado de salud; es un daño mucho más desproporcionado”.

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