Investigadores españoles han destacado en una carta publicada en una revista científica que las ratas de las alcantarillas contribuyen más eficazmente al mantenimiento de Leishmania infantum en áreas urbanas que los mamíferos silvestres
Las ratas podrían ser un importante reservorio de leishmaniosis en las ciudades
Investigadores españoles han destacado en una carta publicada en una revista científica que las ratas de las alcantarillas contribuyen más eficazmente al mantenimiento de Leishmania infantum en áreas urbanas que los mamíferos silvestres
Redacción -
03-05-2021 - 15:30 H - min.
El día 15 de abril, tuvo lugar un encuentro virtual en el que participaron médicos y veterinarios para reflexionar sobre la incidencia de la leishmaniosis en España y la importancia de la colaboración entre profesionales sanitarios.
Durante el evento, organizado por LETI Pharma, una de las participantes, Natàlia Fernández, médico del Servicio de Dermatología del Hospital Universitario Parc Taulí, abordó la enfermedad en su forma cutánea, y aseguró tener la sensación de que de que en el país se están detectando más casos si se compara con sus inicios en la medicina hace 20 años.
Esta enfermedad zoonósica también preocupa cada vez más a los veterinarios —ya que los perros actúan como reservorio— especialmente en las zonas donde presenta una mayor incidencia, como es el caso de la cuenca mediterránea.
Ahora Animal’s Health ha accedido al contenido de una carta que dos investigadores españoles del Grupo de Investigación en Parásitos y Salud del Departamento de Farmacia, Tecnología Farmacéutica y Parasitología de la Facultad de Farmacia de la Universidad de Valencia, han dirigido al editor de la revista científica Veterinary Parasitology analizando los reservorios de Leishmania infantum en áreas urbanas.
En este sentido, los dos investigadores, M. Teresa Galán Puchades y Màrius V Fuentes, hacen referencia en su carta a un artículo publicado en la revista en el que se trata sobre los diferentes reservorios de Leishmania en varios escenarios como Europa (la cuenca del Mediterráneo), Sudamérica (Brasil) y el subcontinente indio. Los autores destacan el papel de los reservorios en la transmisión de la leishmaniosis a través de los mosquitos.
Concretamente, en la cuenca mediterránea, los autores exponen una larga lista de potenciales reservorios. Además de los animales domésticos (perros y gatos), varios mamíferos salvajes (roedores, mustélidos, herpéstidos, cánidos salvajes, así como liebres y conejos) se consideran una fuente indirecta de transmisión de Leishmania. Los autores plantean la hipótesis de que las poblaciones silvestres podrían mantener la circulación de parásitos en áreas endémicas sin perros, lo que sugiere que la existencia de este ciclo de transmisión rural/silvestre está vinculada al ciclo urbano.
Galán y Fuentes destacan que en el estudio se señala que, en particular, las ratas negras, los conejos salvajes y las liebres podrían contribuir a mantener la circulación de L. infantum en algunas áreas del sur de Europa. “Esta afirmación probablemente sea cierta en áreas rurales/silvestres, sin embargo, en áreas urbanas el mantenimiento del ciclo de vida de L. infantum, además de por los perros, probablemente se deba, no a la transmisión indirecta de los mamíferos silvestres sino a la transmisión directa de los sinantrópicos”, indican los científicos en la carta al editor.
Sin embargo, añaden que “los autores no mencionan en su artículo la existencia de otro reservorio potencial relevante en áreas urbanas, es decir, la rata de alcantarilla o rata noruega, Rattus norvegicus”.
A este respecto, recuerdan que un estudio realizado en la ciudad de Barcelona (España) analizó 100 ratas de alcantarilla, 85 capturadas en el sistema de alcantarillado y 15 de parques (Galán-Puchades et al., 2019). Se utilizó una qPCR para investigar la presencia de L. infantum en los bazos de las ratas. Se encontró una prevalencia del 7,1% en ratas de parques. Sin embargo, la prevalencia en ratas de alcantarillado fue del 33,3%, con un número estimado de parásitos de hasta más de 2.200.
Por todo ello, Galán y Fuentes, defienden que la rata de alcantarilla cumple con los criterios de reservorio de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Así, indican que, en cuanto al precepto de que el reservorio debe ser abundante y longevo, este roedor (R. norvegicus), es el mamífero más abundante en las ciudades después de los humanos y, debido a la ausencia de depredadores o competidores, las ratas suelen vivir hasta tres años en las ciudades. Los estudios demográficos en alcantarillas de Barcelona han revelado que más de 261.000 ratas habitan el sistema de alcantarillado de la ciudad.
Por otro lado, respecto a si es necesario un contacto intenso entre el huésped y la mosca de la arena, Galán y Fuentes indican que las alcantarillas son uno de los sitios de reproducción de los flebótomos vectores que han sido capturados en las mismas zonas de alcantarillado donde se encontraron ratas positivas a L. infantum (datos no publicados).
Además, señalan que la prevalencia encontrada en Barcelona fue del 33,3%, superior al 20% indicado por la OMS. En cuanto a si la infección debe ser no patógena y lo suficientemente prolongada subrayan que las ratas no mostraron ningún signo claro de esplenomegalia ni de hepatomegalia. Asimismo, destacan que también se ha encontrado el parásito en el pelo y la sangre de las ratas, en otras localidades.
Los autores también señalan que la temperatura y la humedad aumentan significativamente la eficacia de transmisión. Por lo tanto, los hospedadores predominantes disponibles para los flebótomos en estas condiciones aumentan el papel del hospedador en la transmisión de Leishmania. Los sistemas de alcantarillado, en particular, ofrecen a los flebótomos condiciones ambientales óptimas para que se produzca la transmisión.
“Se están llevando a cabo más investigaciones para establecer claramente el papel de reservorio de leishmaniasis de las ratas noruegas en las ciudades, pero es probable que las poblaciones urbanas de R. norvegicus en alcantarillas contribuyan más eficazmente al mantenimiento de L. infantum en áreas urbanas que los mamíferos silvestres”, concluyen Galán y Fuentes.