La Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica emite una serie de recomendaciones para diagnosticar y tratar eficazmente a los perros afectados por esta enfermedad
Proponen nuevos enfoques para abordar la enfermedad de Lyme
La Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica emite una serie de recomendaciones para diagnosticar y tratar eficazmente a los perros afectados por esta enfermedad
Redacción - 18-06-2019 - 13:16 H - min.
Investigadores de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (SEIMC por sus siglas) elaboran una serie de pautas a tener en cuenta para diagnosticar y tratar a los humanos que sufran la picadura de una garrapata infectada, cada vez más numerosa, por la bacteria Borrelia burgdorferi, que es responsable de causar la enfermedad de Lyme, siendo los perros un indicador fundamental a tener en cuenta para que esta afección no repercuta en la salud humana.
Los expertos indican que esta bacteria, activa durante todo el año y repartida por toda España, suele infectar a la garrapta Ixodes ricinus cuya picadura, en un primer momento, causa lesiones cutáneas en el animal, aunque también puede manifestar otro síntomas clínicos más graves.
Los investigadores del SEIMC añaden que la mayoría de casos registrados de la enfermedad de Lyme suelen producirse en el norte y noroeste de la península, con picos de máxima incidencia entre primavera y verano y a principios de otoño.
De esta forma, los expertos señalan que a los días de producirse la picadura, surge una lesión cutánea, con forma de diana, a la que denominan eritema migratorio. Para diferenciarla de otras picaduras, este eritema suele tener un tamaño mayor o igual a cinco centímetros, muestra diferentes tonalidades y llega a producir fiebre, astenia y dolor en las articulaciones.
Dicho eritema puede desaparecer espontáneamente aunque el paciente no reciba medicamentos antimicrobianos. Sin embargo, los investigadores advierten que puede pasar desapercibido, que se trate incorrectamente o que se confunda contra lesión.
Los expertos detallan que las consecuencias de desarrollar la enfermedad de Lyme en humanos pueden conllevar a la aparición de una meningorradiculitis linfocitaria, que a su vez puede estar acompañada de una parálisis del nervio facial, también llamado síndrome de Bannwarth, siendo más frecuentes estos casos en los niños.
De igual forma, la enfermedad puede afectar al sistema cardiovascular, produciendo un bloqueo auriloventricular que suele ser asintomático, y también a las articulaciones, manifestándose como artritis crónica recidivante, encefalomielitis, síndrome de esclerosis múltiple y acrodermatisis crónica atrófica.
El diagnóstico de cualquiera de estas afecciones, según los investigadores, pasa por observar las manifestaciones clínicas y evaluar los antecedentes relativos a zonas endémicas, donde es necesario realizar diferentes pruebas microbiológicas.
En el caso de que los pacientes no muestren ninguno de los síntomas clínicos típicos de esta enfermedad, dichas pruebas microbiológicas no serán necesarias, ya que el riesgo de que resulte un falso positivo debido a reacciones cruzadas o a la presencia de fenómenos inmunológicos es elevado.
Por otro lado, los pacientes que sí están diagnosticados con la enfermedad deben recibir antibióticos según las pautas establecidas, pese a los expertos apuntan a que no hay evidencias de que su uso prolongado demuestre que este tratamiento sea ni más eficaz ni más peligroso. De hecho, los investigadores detallan que en Europa ningún ensayo clínico ha mostrado la utilidad de la profilaxis antibiótica, por lo que se desaconseja esta práctica.
Los expertos matizan que solo existe un pequeño porcentaje de pacientes que ha sufrido una borreliosis de Lyme, caracterizada por una astenia, o fatiga generalizada, duradera a pesar de haber recibido el tratamiento adecuado.
Por todo ello, los investigadores recomiendan como medidas de prevención el uso de protección personal. En caso de ser picado por garrapatas, éstas deben ser retiradas lo antes posible y de forma cuidadosa mediante pizas, evitando su manipulación.