SÁBADO, 20 de abril 2024

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PROFESIONALES

Proponen homogeneizar la evaluación de los perros de detección

La evaluación de los perros detectores de los cuerpos policiales y Fuerzas Armadas no está estandarizada en un mismo procedimiento, por lo que proponen unificarla para valorar los resultados del entrenamiento y mejorar la tasa de detección

Los perros detectores, como los de la Guardia Real dedicados a las especialidades de Detección de explosivos y Seguridad y Combate, de las diferentes fuerzas y cuerpos no tienen un entrenamiento estandarizado, ni homogéneo.
Los perros detectores, como los de la Guardia Real dedicados a las especialidades de Detección de explosivos y Seguridad y Combate, de las diferentes fuerzas y cuerpos no tienen un entrenamiento estandarizado, ni homogéneo.

Proponen homogeneizar la evaluación de los perros de detección

La evaluación de los perros detectores de los cuerpos policiales y Fuerzas Armadas no está estandarizada en un mismo procedimiento, por lo que proponen unificarla para valorar los resultados del entrenamiento y mejorar la tasa de detección

Alfonso Neira de Urbina - 25-06-2019 - 15:11 H - min.

El uso de perros para diversas tareas es muy común, siendo muy conocidos los perros de asistencia, que brindan su ayuda y apoyo a multitud de personas, desde invidentes a niños, pasando por personas que sufren alzheimer o la soledad de la tercera edad. Otra modalidad de perros son los detectores, que están ampliamente implantados en las fuerzas armadas y policiales del mundo.

Sin embargo, aunque sea común que los diferentes países tengan perros detectores, con la capacidad de evitar atentados terroristas mediante la detección de los productos químicos de los explosivos o luchar contra el narcotráfico, el sistema de entrenamiento no está homogeneizado y cada país, e incluso cada rama de los ejércitos, tiene uno diferente.

Un estándar de evaluación de los perros detectores es lo que propone Juan Luis de Castellví Guimera, especialista en Seguridad y Emergencias y adiestrador canino, quien ha revisado los estudios de etología canina para tratar de fijar cuál es el porcentaje mínimo de detección que se puede esperar de un perro cuando su entrenamiento ha concluido.

Juan Luis de Castellví pretende que un entrenamiento homogeneizado se convierta en un “estándar válido y eficaz” con el que poder medir los resultados de los cánidos dedicados a la detección en las Fuerzas Armadas.  En este sentido, a tenor de lo expuesto en el informe, los perros se presentan como la mejor especie para realizar este tipo de tareas e, incluso, superan a los artilugios tecnológicos, por detección y por agilidad —pueden detectar a mayor distancia que estos—.

La tesis de Castellví es que se podría crear un estándar nacional, e internacional, para evaluar los resultados del entrenamiento. Un punto fundamental, sobre todo si tenemos en cuenta que un falso positivo de un perro detector en un aeropuerto puede generar alarma y una serie de inconvenientes —retrasos, evacuaciones…—, pero si se trata de un químico de un explosivo no detectado, las consecuencias pueden ser catastróficas, y letales.

Asimismo, el autor recalca la importancia de la aplicación de la etología en la detección canina, así como del binomio perro-guía.

Actualmente, la formación de los perros en las Fuerzas Armadas está centralizada, además de contar con un sistema de evaluación de todos los perros que garantiza su eficacia, con el objetivo de regular y normalizar los reconocimientos veterinarios y pruebas de evaluación. Por otra parte, el Cuerpo Nacional de Policía posee un manual diferente, y un periodo de formación más corto, y la Guardia Civil forma a sus perros y guías de forma independiente, tal y como apunta Castellví en su informe.

Por ello, el autor plantea un consenso para “evaluar los resultados en cada especialidad”, que sean asumidos “en todos los servicios nacionales que utilicen perros de trabajo”.  Con esta iniciativa se crearía un sistema común con el que evaluar más fácilmente la calidad del trabajo del perro.

Como ya ha sido mencionado, el perro se presenta como la mejor especie en estas tareas, por encima de otros animales con una capacidad olfativa alta, como los cerdos o las ratas. Esto se debe, señala el autor a “la facilidad para entrenar, el bajo coste en comparación con otros medios, así como su alta tasa de efectividad una vez bien adiestrados”.

Para mejorar la efectividad de los perros de detección, Castellví considera que se debe decidir un estándar para tener “la absoluta certeza” de que los perros de las Fuerzas Armadas españolas están al “más alto nivel” objetiva y mesurablemente. Una vez decidido el sistema, este debería ser extendido a todos los perros operativos.

Por todo ello, considera que sería beneficioso poder medir los resultados de los perros en detección de sustancias mediante procedimientos comunes, lo que facilitaría una evaluación en diferentes escenarios y por diferentes equipos, lo que ratificaría que el entrenamiento es el más eficaz y adecuado para el servicio que prestan.

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