Una encuesta realizada a profesionales sanitarios de Cataluña analiza los efectos de la pandemia en la salud mental de los veterinarios
La pandemia lastra la salud mental de los veterinarios de Cataluña
Una encuesta realizada a profesionales sanitarios de Cataluña analiza los efectos de la pandemia en la salud mental de los veterinarios
Francisco Ramón López - 17-03-2022 - 11:07 H - min.
Tras superar los dos años de pandemia de Covid-19, los profesionales de la salud acumulan niveles de malestar físico y mental muy elevados. Un malestar que se prolonga en el tiempo y no muestra indicios significativos de recuperación.
“Las diferentes oleadas de la pandemia se han ido sucediendo sin dar tiempo, herramientas ni recursos a los profesionales para la recuperación”, manifiesta la Fundación Galatea, que ha monitoreado el estado de salud física y mental de los profesionales desde que estalló la pandemia.
Según la última encuesta (de otoño de 2021), detectan que, aunque en algún caso ha mejorado levemente algún indicador de salud, la mayoría siguen empeorando o se mantienen y en ningún caso se recuperan los niveles anteriores a la pandemia. “Se produce un claro efecto acumulativo”, lamentan.
El estudio sobre las repercusiones de la Covid-19 elaborado por Fundació Galatea se basa en encuestas realizadas a siete colectivos profesionales del ámbito de la salud de Cataluña: médicos, enfermeros, odontólogos, farmacéuticos, psicólogos, veterinarios y trabajadores sociales.
Los autores recuerdan que todas las profesiones de la salud consideradas en este estudio están fuertemente feminizadas. Las más feminizadas, que cuentan con un hombre por cada 9 mujeres, son psicología (9,2% hombres), trabajo social (9,5%) y enfermería (12,0%).
Los farmacéuticos tienen una relación de 2 varones por cada 8 mujeres y, por último, medicina, veterinaria y odontología cuentan con tres cuartas partes de mujeres. En general, en todos los colectivos, las mujeres tienen peores indicadores que los hombres.
Aparte de los indicadores de salud, en esta encuesta, los profesionales expresan de forma generalizada que no se sienten reconocidos por la sociedad ni suficientemente valorados por parte de los directivos ni de las organizaciones donde trabajan.
Los veterinarios son los que se sienten menos valorados por la sociedad, con solo un 22,9% que se considera reconocido, pero otras profesiones también se sienten así: médicos (38,6%), enfermeras (33%) o trabajadoras sociales (27,4%). Por el contrario, los profesionales sí se sienten valorados y reconocidos por sus compañeros y por los pacientes.
En la encuesta, todos los colectivos presentan porcentajes superiores al 60% de profesionales afectados por cansancio, dolor o estrés y, en la mayoría de los grupos, los niveles son similares o incluso superiores a los de la primera ola de la pandemia y siempre muy por encima de los niveles prepandemia.
En veterinaria, el 66,7% de los profesionales refieren alguno de estos o más problemas, siendo los dolores musculoesqueléticos (46,1%) los más comunes, seguidos del cansancio (44,4%) y el estrés (41,1%).
Las consecuencias de los problemas de salud mental que arrastran los profesionales son imprevisibles, en la medida en que perduran durante demasiado tiempo y se cronifican, explica la Fundación Galatea.
Antes de la pandemia, el estado de salud mental era percibido como regular o malo por el 10% de los profesionales y el 16,1% de los veterinarios. Sin embargo, tras la pandemia, en veterinaria ha aumentado hasta el 24,4%, mientras que en algunas profesiones se ha disparado: enfermeros (40,2%), trabajadores sociales (35,7%) y médicos (30,7%).
Los pensamientos de “no poder más” o la sensación de “estar sobrepasado” afectan al 30% de los profesionales, especialmente a enfermería (39,8%), mientras que le sucede al 30,6% de los veterinarios, cuando antes solo le ocurría al 16,2%.
La sensación de “sentirse quemado” en el trabajo afecta al 36% de los profesionales, encabezados por los enfermeros (43,2%) y los médicos (38,1%). En total, el 35,6% de los veterinarios sufren de ‘burnout’ tras esta pandemia.
Lo grave de la veterinaria es que, mientras psicólogos, trabajadores sociales y odontólogos han mejorado un poco al respecto, ellos siguen empeorando en relación con el verano de 2020 (del 28,8% que se sentían quemados pasan al 35,6%). Algo parecido a lo que ocurre con los veterinarios “sobrepasados”.
En cuanto al consumo de tranquilizantes o hipnóticos, no ha dejado de aumentar desde el inicio de la pandemia. En otoño de 2021 consumían el 30% de los profesionales. Se trata de un consumo que ha aumentado en todos los colectivos (al inicio de la pandemia se situaba en el 18%), encabezados por los enfermeros (35,4%) y farmacéuticos (33,5%), mientras que en veterinaria ha pasado del 17,2% al 20,6%.
La Fundación Galatea recuerda que son numerosos los profesionales (91%) que echan de menos formación para desarrollar o mejorar habilidades emocionales que les permitirían ejercer de forma más saludable (destaca esta demanda entre mujeres y profesionales más jóvenes).
En el sector veterinario, comienzan a surgir iniciativas para dotar a sus profesionales de herramientas para lidiar con los problemas de salud mental. Es el caso de Happy Vet Project de Livisto, una plataforma digital gratuita que ofrece contenidos personalizados de autocuidado para mejorar la salud mental y física de veterinarios y auxiliares a través de testimonios e ideas sobre desafíos específicos de la profesión, un programa de series de videos de yoga dirigido a necesidades veterinarias reales, recetas de cocina fáciles, trucos de nutrición y podcasts y listas de reproducción, entre otros.
Por su parte, el Colegio de Veterinarios de Madrid cuenta con un servicio de asistencia psicológica que durante su primer año atendió a 77 colegiados y realizaron 271 consultas.