Lucia Valladares, elegida como la mejor estudiante de Veterinaria este año, explica que debido a la situación precaria del sector muchos estudiantes optan por opositar en cuanto terminan la carrera
La mejor estudiante de Veterinaria de España opositará
Lucia Valladares, elegida como la mejor estudiante de Veterinaria este año, explica que debido a la situación precaria del sector muchos estudiantes optan por opositar en cuanto terminan la carrera
Francisco Ramón López -
25-11-2021 - 11:45 H - min.
Este año, Lucía Valladares ha sido elegida como la mejor estudiante de Veterinaria de España en el ranking de la Sociedad Española de Excelencia Académica (SEDEA) 2021, una entidad nacional que tiene como misión principal identificar y acreditar a los mejores graduados del país.
Valladares se graduó en Veterinaria en la Facultad de la Universidad de Córdoba en 2020, con 22 años, y este 2021 acaba de finalizar el Máster en Medicina Deportiva Equina que imparte la universidad, con la intención de realizar un doctorado.
En declaraciones para Animal’s Health, la joven graduada explica que a diferencia de otros compañeros “más de ciudad”, que tienden a decantarse por la clínica de pequeños animales —sobre todo al principio— ella, que es “de campo”, entró en Veterinaria por su amor por el mundo rural y por los caballos.
De hecho, recuerda que cuando se planteó estudiar la carrera, consideró ser ingeniera agrónoma si la nota no le llegaba. Finalmente, consiguió entrar en Veterinaria, que siempre fue su primera opción, donde se ha graduado con un expediente académico de 8,98.
La estudiante admite que conseguir esta nota ha requerido mucho esfuerzo, pero asegura que Veterinaria es una carrera que, aunque no es fácil, “echándole horas” se puede sacar adelante. “Me considero trabajadora y currante”, añade.
La veterinaria proviene de Mazagón, un pequeño pueblo en la costa de Huelva en el que su familia tiene una finca con arándanos y pistachos. Además, en su familia ha habido de siempre mucha afición por la cría de caballos, y de hecho su madre, que es geóloga, está ahora dedicándose a la equitación terapéutica.
“La vinculación con los caballos y el campo la he tenido desde chiquitita”, afirma, y recuerda que con tan solo 5 años ya la apuntaron a clases. Desde entonces, ha montado a caballo todas las semanas y ha competido en certámenes de doma clásica, donde ha llegado a ser subcampeona de Andalucía.
Así, recuerda que cuando los demás salían los fines de semana ella prefería quedarse montando sus caballos, al igual que hacía todas las tardes. “A cada rato que tengo intento irme con los caballos”, explica.
Esta afición es la que le llevó a realizar un máster en medicina deportiva equina, en el que ha descubierto un interés por todo el campo de la rehabilitación y la fisioterapia de estos animales, un ámbito sobre el que discurrirá su doctorado, que se centrará en el uso de la radiofrecuencia de Indiba en caballos.
Aunque no descarta terminar dedicándose a la medicina equina, confiesa que tiene recelos por el sacrificio que requiere ser veterinario equino, pues lo conoce de primera mano —hizo las prácticas en este ámbito— y por compañeros que se dedican a este campo, que están siempre viajando y apenas ven a la familia.
El sacrificio que conlleva la profesión de veterinaria es algo de lo que se habla mucho durante la carrera y es una de las razones por las que tanto ella como muchos compañeros están optando por opositar. Y es que afirma que la veterinaria clínica no termina de parecerles “rentable”.
“Tal y cómo está la cosa, en cuanto terminamos Veterinaria opositamos” señala, y explica que ella también se está preparando las oposiciones para ser veterinaria oficial en la Consejería de Agricultura de la Junta de Andalucía, paralelamente con su doctorado. "La verdad es que estoy haciendo 20 cosas a la vez", bromea, y comenta que en el futuro se plantea opciones de trabajo más relacionadas con la clínica que podría compaginar con su puesto de funcionario.
Una de las razones que empuja a los recien graduados a optar por el funcionariado es que los alumnos ya saben antes de terminar la carrera que la situación en el sector veterinario, especialmente en la clínica de pequeños animales, es complicada. Esto es algo que se va conociendo según avanza la carrera, por comentarios de profesores y por las vivencias durante las prácticas, detalla Valladares.
Por ello, la joven veterinaria considera que durante la carrera tendrían que prepararlos más para el futuro profesional, ya fuera con más prácticas o con profesores con un perfil más cercano al veterinario “de calle”. “Quizás he echado en falta más visión del mundo de fuera”, insiste, aunque afirma que, en términos generales está muy satisfecha con la carrera.