Desde las instituciones provinciales de Sanidad de Toledo se ha mantenido una reunión, en la que participaron profesionales de Veterinaria, con responsables de los Servicios de Salud Pública de la provincia para abordar el control de la acrilamida
Los veterinarios, pieza fundamental en el control de la acrilamida
Desde las instituciones provinciales de Sanidad de Toledo se ha mantenido una reunión, en la que participaron profesionales de Veterinaria, con responsables de los Servicios de Salud Pública de la provincia para abordar el control de la acrilamida
Redacción - 04-01-2019 - 10:03 H - min.
La directora provincial de Sanidad de Toledo, María del Prado Carretero, ha mantenido una reunión con los principales responsables de los Servicios Oficiales de Salud Pública de la provincia. Dicho encuentro tuvo como fin la puesta en común de las actuaciones que se llevan a cabo en los diferentes sectores de la sanidad pública toledana, para coordinarlos y homogeneizarlos.
En la reunión, se acordó vigilar la presencia de acrilamida en los alimentos. Según la definición aportada por el Ministerio de Sanidad, la acrilamida es una sustancia química que se crea de forma natural en productos alimenticios que contienen almidón, durante procesos de cocción cotidianos a altas temperaturas (fritura, cocción, asado y también durante procesos industriales a 120 grados centígrados y a baja humedad). Según se indica desde el Ministerio, la acrilamida se distribuye a todos los órganos y se metaboliza. La glicidamida es uno de los principales metabolitos que resulta de este proceso.
EL PAPEL DE LOS VETERINARIOS ES CLAVE
Además, se ha observado que los animales de laboratorio expuestos a la acrilamida de forma oral tienen más probabilidad de desarrollar mutaciones genéticas y tumores (en glándulas mamarias, testículos y glándulas tiroides en ratas, y en las glándulas harderianas y mamarias, pulmones, ovarios, piel y estómago en ratones, entre otros). La glicidamida es la causa más probable de estos tipos de efectos adversos en animales. La exposición a la acrilamida puede provocar efectos nocivos en el sistema nervioso (incluyendo la parálisis de los cuartos traseros), en el desarrollo pre y postnatal y en la reproducción del macho.
Ante este hecho, el personal de Sanidad Pública de Toledo, será quien vigile los niveles de acrilamida con el fin de garantizar la seguridad y la higiene de los alimentos a la vez que hacer una vigilancia sobre la prevención de enfermedades. Según aseguró María del Prado Carretero, para vigilar lo más exhaustivamente posible los niveles de acrilamida “se actuará revisando procesos industriales y establecimientos de restauración”. En este sentido es donde los profesionales veterinarios adquieren un papel imprescindible, ya que sus funciones no se limitan al cuidado de los animales, sino que tienen competencias en salud pública a través de las inspecciones que realizan sobre los alimentos destinados al consumo humano. Estas inspecciones alimentarias llevadas a cabo por los veterinarios, además de contribuir a una mejora de la salud pública, colaboran con la erradicación del fraude en la alimentación, dotando a la sociedad de una mayor seguridad alimentaria.
TRIQUINELOSIS
Por último, en la reunión, la directora provincial de Sanidad de Toledo, especificó que en la campaña 2017-2018 se han inspeccionado casi 55.000 piezas de caza mayor, encontrando más de 150 casos de triquinelosis en jabalíes. Dicho control ha de ser especialmente destacado, ya que son los veterinarios los que se encargan de recoger las muestras de los animales abatidos y su posterior análisis.