El Colegio de Veterinarios de Madrid defiende que su Comisión Deontológica actúa siempre que tiene conocimiento de un caso de intrusismo profesional y responde a las quejas de un colectivo de veterinarios recordando las actuaciones realizadas en los últimos años
Los veterinarios madrileños reafirman su lucha contra el intrusismo
El Colegio de Veterinarios de Madrid defiende que su Comisión Deontológica actúa siempre que tiene conocimiento de un caso de intrusismo profesional y responde a las quejas de un colectivo de veterinarios recordando las actuaciones realizadas en los últimos años
Ángel Espínola - 13-06-2018 - 14:00 H - min.
La lucha contra el intrusismo profesional se ha convertido en una de las prioridades de la Comisión Deontológica del Colegio de Veterinarios de Madrid (Colvema). Así lo explica la institución en un comunicado publicado en su portal oficial, en el que recuerda que el Colegio es consciente de la preocupación existente en relación con el intrusismo que afecta a la profesión “y de que diferentes colectivos de veterinarios consideran que sus colegios no se implican lo suficiente”.
Frente a ello, Colvema recuerda que su Comisión Deontológica “trabaja y se esfuerza por defender y garantizar la buena praxis, el rigor y la deontología profesional”. Con este comunicado, el Colegio madrileño responde a las quejas de un colectivo de más de 150 veterinarios, que ha enviado una carta a buena parte de los colegios veterinarios españoles para protestar por la “desprotección” que sienten por parte de los mismos ante el intrusismo, “el cual se encuentra cada vez más extendido y que muchas veces ya ni siquiera denunciamos pese a ser nuestra obligación deontológica porque los Colegios no nos hacen caso”, según indica la carta, a la que ha tenido acceso Animal’s Health.
En este sentido, Colvema enumera sin embargo todas las actuaciones que ha llevado a cabo en los últimos años en esta materia. Entre ellas, se encuentra la denuncia de una persona que realizaba tratamientos bucales en animales sin ser veterinario, criadores que vendían cartillas veterinarias; asistentes de veterinaria que realizaban procedimientos que sólo puede llevar a cabo un veterinario titulado, páginas web que ofrecían fármacos que están sujetos a prescripción veterinaria sin exigir receta, cursos sobre medicina y fisioterapia veterinaria impartidos por personas sin la titulación de veterinaria y, recientemente, la denuncia de una persona que fue detenida por ejercer con un título falso de veterinario.
“Entre nuestras actuaciones, procedemos a enviar requerimientos de cese de actividad a los posibles responsables del intrusismo o a entidades que programan cursos que puedan amparar o incitar a una actividad ilícita o denunciamos en el juzgado”, señala el Colegio.
A menudo, añade la institución, probar que se está produciendo un intrusismo profesional es una tarea compleja, que requiere de pruebas que en la mayoría de las ocasiones son difíciles de obtener, ya sea porque quien denuncia quiere mantener su anonimato, como porque hay que coger “in fraganti” al supuesto intruso y poder demostrar la actividad ilícita, aparte de que hay campos difíciles de acotar como de exclusividad de la profesión veterinaria. Pese a ello, el Colegio asegura trabajar con esfuerzo para frenar este tipo de prácticas.