Lanzan un programa internacional para prevenir enfermedades zoonósicas

Haciendo hincapié en la interconexión de la salud ambiental, animal y humana, el director general de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), QU Dongyu, ha reiterado el compromiso de la FAO de seguir apoyando la incorporación de la diversidad biológica en los sectores agrícola y alimentario también mediante la Iniciativa 'Hand in Hand'.

Esta defensa del enfoque 'One Health' la realizó en una sesión junto con el presidente Macron, la canciller Angela Merkel de Alemania, Charles Michel, presidente del Consejo Europeo, y Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

"La pandemia de Covid-19 ha puesto de relieve los estrechos vínculos entre la salud humana, animal y ambiental, en un contexto de aumento de los contactos entre el hombre, el ganado y la fauna silvestre y de degradación de los ecosistemas", ha explicado este lunes el director general, señalando la "importancia de la sostenibilidad ambiental como un determinante clave de una 'Salud para todos' a largo plazo".

Asimismo, aludió al fuerte apoyo de la FAO al establecimiento del Consejo de Expertos de Alto Nivel sobre Salud, subrayando la necesidad de abordar las desigualdades en materia de salud, ya que "no puede haber seguridad sanitaria si se deja de lado a los vulnerables de la zona rural".

El Director General señaló que la FAO había intensificado su labor en la interfaz entre el 'One Health' y la restauración de los ecosistemas. En este sentido, la FAO ha anunciado el programa PREZODE (PREventing ZOonotic Diseases Emergence, o prevención de la emergecia de enfermedades zoonósicas) para cartografiar, evaluar y mitigar los riesgos de los patógenos zoonóticos potencialmente emergentes.

El director general añadió que PREZODE puede contar con la labor de campo y la experiencia mundial de la FAO, y citó como ejemplo la red de 'One Health ECTAD de más de 400 expertos en sanidad animal que trabajan en 36 países de África y Asia, así como los centros de referencia de la Organización y el programa de vigilancia de los laboratorios.

El director general ofreció utilizar el nuevo Centro Conjunto FAO/OMS —que integra las corrientes de trabajo sobre inocuidad de los alimentos, enfermedades animales y RAM— y el centro conjunto sobre Técnicas Nucleares en la Alimentación y la Agricultura dirigido por la FAO y el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), como centros de apoyo para el diálogo científico-normativo.

Instó a todos los interesados, incluidos los organismos de las Naciones Unidas, los gobiernos, las organizaciones de la sociedad civil y el sector privado, a que se comprometieran a "Una salud para todos, por todos y para un planeta sano" y a que lo hicieran "histórica, holística, coherente y colectivamente".

LA CUMBRE

El presidente Macron agradeció al director general el papel que desempeña la FAO en la promoción de la coherencia del programa internacional en materia de biodiversidad y salud humana.

En la cumbre, de un día de duración, participaron oradores como Han Zheng, viceprimer ministro de la República Popular China, el Príncipe de Gales, el Secretario General de las Naciones Unidas Antonio Guterres y el Presidente del Grupo del Banco Mundial David Malpass, así como los jefes de gobierno del Canadá, España, Italia, Noruega y el Reino Unido. Otros participantes de alto nivel en el acto del director general fueron el Presidente Félix Tshisekedi de la República Democrática del Congo y el Primer Ministro Mark Rutte de los Países Bajos.

PREZODE, lanzado este lunes 11 de enero en la Cumbre de Un Planeta para la Biodiversidad 2021 convocada por el presidente Emmanuel Macron de Francia junto con Alemania y los Países Bajos, tiene como objetivo aumentar la cooperación entre los continentes para combatir las enfermedades humanas que se originan en los animales, que representan casi dos tercios de las enfermedades infecciosas humanas, y hasta el 75 por ciento en las últimas décadas.

LA CONTRIBUCIÓN DE LA FAO Y EL ONE HEALTH

El enfoque 'Una salud' ha sido un pilar fundamental del Programa de Respuesta y Recuperación de la FAO Covid-19, que ha movilizado casi 200 millones de dólares hasta la fecha con su visión de evitar que la crisis sanitaria se convierta en una crisis alimentaria y, al mismo tiempo, abordar de forma sostenible los factores de riesgo fundamentales.

El director general hizo hincapié en su determinación de optimizar las estrategias de desarrollo integral para evitar que se agraven los desequilibrios tanto a nivel natural como social. "No puede haber seguridad sanitaria si se deja de lado a los vulnerables de las zonas rurales", dijo.

La FAO es también un centro de excelencia reconocido por sus esfuerzos para limitar la aparición y transmisión de enfermedades de origen animal como la enfermedad del virus del Ébola, el MERS-CoV y la gripe aviar.

También gestiona más de 500 millones de dólares en proyectos que adoptan un enfoque holístico del desarrollo rural —que abarca la biodiversidad, los ecosistemas, la silvicultura y otros factores ambientales— de forma que contribuye a reducir el potencial de aparición de enfermedades zoonósicas.

Los proyectos y las redes de la FAO pueden ofrecer beneficios inestimables sobre el terreno a los esfuerzos de seguimiento y vigilancia de PREZODE, dijo el director general, señalando que la emblemática Iniciativa de la FAO "mano a mano" también tiene por objeto incorporar los objetivos de la biodiversidad.

Las prioridades de la FAO en su enfoque 'One Health' consisten en fortalecer los sistemas de seguimiento, vigilancia y presentación de informes a todos los niveles o comprender los factores de riesgo —incluidos los socioeconómicos y culturales— de propagación de enfermedades de la fauna silvestre a los animales domésticos y los seres humanos.

También son crear capacidad a todos los niveles para mejorar el intercambio de información y la coordinación entre las instituciones y las partes interesadas; reforzar la sanidad veterinaria y vegetal, la infraestructura y las prácticas inocuas de la explotación agrícola a la mesa para la producción de alimentos y animales; y aumentar la capacidad de los sectores alimentario y agrícola para reducir al mínimo los riesgos de resistencia a los antimicrobianos.