MARTES, 19 de marzo 2024

MAR, 19/3/2024

PROFESIONALES

“La gente solo conoce la leishmaniasis como una enfermedad de perros”

Jorge Alvar, 8 años jefe del programa mundial de leishmaniosis de la OMS, lamenta la falta de conocimiento de la población española sobre esta enfermedad y recuerda que no solo afecta a los perros, sino también a las personas

Jorge Alvar, médico de salud pública y experto mundial en leishmaniosis.
Jorge Alvar, médico de salud pública y experto mundial en leishmaniosis.

“La gente solo conoce la leishmaniasis como una enfermedad de perros”

Jorge Alvar, 8 años jefe del programa mundial de leishmaniosis de la OMS, lamenta la falta de conocimiento de la población española sobre esta enfermedad y recuerda que no solo afecta a los perros, sino también a las personas

Francisco Ramón López - 05-06-2020 - 14:33 H - min.

El día 1 de junio se celebró el Día Nacional de la Prevención de la Leishmaniosis Canina, y esta semana colegios veterinarios y entidades como MSD Animal Health y LETIPharma están dedicando sus esfuerzos a ayudar a los veterinarios a concienciar a los propietarios de perros sobre esta enfermedad, para que entiendan que cuando colocan un collar antiparasitario o vacunan a sus animales para combatir la leishmaniosis también están protegiendo la salud humana.

El médico de salud pública Jorge Alvar, uno de los mayores expertos mundiales sobre esta enfermedad, también comparte la necesidad de informar a la población para que entienda cómo funciona la leishmaniosis y el ciclo que juegan tanto los perros como los humanos en su propagación, tal y como explica en un adelanto de la entrevista con Animal's Health.

“Yo creo que la gente no es consciente, cree que no es un tema mayor. La gente solo conoce la leishmaniasis como una enfermedad de perros”, lamenta este experto, que ha sido el jefe del programa mundial de control de leishmaniosis de la Organización Mundial de la Salud (OMS) entre 2004 y 2012 y, después, ha dirigido el programa de leishmaniosis en Drugs for Neglected Disease initiative (DNDi) en Ginebra entre 2013 y 2018. Antes de estos cargos ha sido director del Centro Nacional de Medicina Tropical del Instituto de Salud Carlos III.

El médico asegura que en otras zonas del mundo donde la enfermedad ataca con más fuerza, la gente está más concienciada, y señala que en España no hay que irse tan lejos, porque los vecinos de Fuenlabrada, donde se ha vivido recientemente el brote de leishmaniosis más grande de Europa, también están concienciados.

“En la zona de Fuenlabrada por supuesto que se conoce la leishmaniasis humana. Hemos ido por allí y era sorprendente ver a una señora de 80 años durante el brote que nos explicó todo el ciclo de la leishmaniasis perfectamente. En esa zona ha habido más sensibilización”, señala.

Sin embargo, admite que en España la gente no sabe de qué se está hablando cuando mencionas la leishmaniosis humana y le sorprende cuando se le dice que en España puede haber 150 o 200 casos al año.

Alvar señala que a diferencia de las zonas tradicionales con presencia de leishmaniosis como el sudeste asiático, donde se ha reducido ampliamente gracias a planes internacionales en los que ha participado, en España “la situación es curiosa”, porque en lugar de disminuir está en “aumento discreto”. “Quizá porque hay mejores sistemas de información y notificación o porque está habiendo un aumento”, indica.

LAS ALTERACIONES ECOLÓGICAS Y LAS ZOONOSIS

Esto es sin tener en cuenta el brote de Fuenlabrada, donde entre 2014 y 2017 se registraron alrededor de 600 casos humanos. Las razones, explica, son las alteraciones ecológicas. “El humano, sin querer, crea áreas geográficas, que pueden generar alteraciones ecológicas”, explica, y apunta que, en Fuenlabrada, la construcción de las líneas de alta velocidad ha demarcado un parque de unas 500 hectáreas en la que se ha roto el equilibrio biológico.

Esa zona acotada por construcciones humanas ha hecho que proliferen animales, concretamente conejos, en un área donde no hay depredación. Al final, los conejos labraron madrigueras, pero fueron desplazados por la liebre, que también ha proliferado y compite por el alimento. Sin embargo, la liebre no utiliza madrigueras, y al desplazar a los conejos estas se han quedado vacías, y es ahí donde el flebótomo se ha reproducido con tanta facilidad.

“Entonces ha habido una proliferación de flebótomos enorme, que además se ha adaptado a alimentarse de sangre de conejos y de liebres, y se ha cerrado el ciclo en un reservorio que no es el perro”, señala Alvar, que recuerda que, a excepción de este caso, en el resto de España el ciclo normal se mantiene entre cánidos y flebótomos.

LA IMPORTANCIA DE LA COLABORACIÓN MÉDICA Y VETERINARIA EN SALUD PÚBLICA

A pesar de que el perro es el principal reservorio, Alvar apunta que no hay registros oficiales para conocer su prevalencia como hay en medicina humana, donde está la Red Nacional de Vigilancia Epidemiológica y por otra parte los datos hospitalarios. “Todos los que conocemos esta enfermedad nos parece que la leishmaniasis es uno de los temas más serios de salud pública veterinaria que hay”, señala.

El médico reflexiona sobre cómo la influencia humana y el desequilibrio de los ecosistemas termina generando estos inusuales brotes, como el de Fuenlabrada, de enfermedades que pasan de animales a personas. Algo parecido a lo que sucedió con el coronavirus Covid-19.

Para evitar que esto ocurra pide, en línea con estudios en salud pública, que se invierta más en medicina y epidemiología veterinaria en los puntos de origen de los brotes. “Hay que anticiparse y poner dinero a fondo perdido en patógenos que andan circulando en el medio selvático, que son los que dan el salto y sobrepasan la barrera animal, y conocer los factores de ese salto de barrera”, señala.

Alvar asegura que durante toda su carrera ha sido defensor del trabajo multidisciplinar, y en su equipo con el que trabajó hace 15 años, ya había veterinarios, algo que fue pionero. Y es que defiende que “salud pública solo hay una”, aunque no es muy partidario de etiquetas como ‘One Health’, pues al final considera que, en la práctica, en estos campos es necesario tener especialistas en medicina, veterinaria, biología o entomología, y le parece obvio que la colaboración sea imprescindible. “Llámalo como quieras, yo lo he hecho, y me da igual el nombre”.

ACCEDE A LA ENTREVISTA COMPLETA DE JORGE ALVAR

VOLVER ARRIBA