Un equipo de investigadores ha analizado la epidemiología de la fiebre Q en Canarias, País Vasco, La Rioja y Navarra entre 2016 y 2022
Investigadores destacan el papel de las cabras en la transmisión de fiebre Q en áreas de alta incidencia de España
Un equipo de investigadores ha analizado la epidemiología de la fiebre Q en Canarias, País Vasco, La Rioja y Navarra entre 2016 y 2022
Francisco Ramón López - 05-07-2024 - 09:45 H - min.
La fiebre Q es una enfermedad bacteriana causada por Coxiella burnetii que afecta a humanos y animales. Desde 2016, España ha notificado el mayor número de casos de fiebre Q en Europa.
Sin embargo, el conocimiento sobre cómo se produce y se propaga la enfermedad aún es limitado. Para obtener más información, un equipo de investigadores del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII), el Consorcio de Investigación Biomédica en Epidemiología y Salud Pública (CIBERESP) y la UNED, han llevado a cabo un estudio en las cuatro regiones de España donde los casos de fiebre Q son más comunes: las Islas Canarias, el País Vasco, La Rioja y Navarra.
Para ello, extrajeron datos de la base de datos de la Red Nacional de Vigilancia Epidemiológica (RENAVE) sobre casos notificados de fiebre Q en humanos en Canarias, y la zona norte de España (País Vasco, Navarra y La Rioja), entre el 1 de enero de 2016 y el 31 de diciembre de 2022.
La mayor TI de fiebre Q se observó en hombres de 30 a 60 años, como en estudios publicados previamente en España. Esto podría estar relacionado con una exposición ocupacional, que está bien documentada en la literatura.
En el estudio se notificaron 11 brotes, todos ellos en la zona norte. Aunque teníamos información limitada sobre las exposiciones asociadas a los brotes, un factor predominante fue la conexión, ocupacional o no, con las granjas de rumiantes. Se han documentado previamente al menos tres informes de brotes dentro del mismo período de tiempo y área geográfica.
Uno de los brotes incluidos (julio-agosto de 2017) se produjo entre trabajadores de una empresa de mensajería de mascotas, con 10 casos confirmados y seis probables. La posible fuente de la infección fue el polvo contaminado en las instalaciones de almacenamiento de mascotas, probablemente después de un transporte de cabras miniatura.
Otro brote que se produjo entre diciembre de 2016 y febrero de 2017 se asoció a una explotación de cabras lecheras en Vizcaya tras una gran ola de abortos en las cabras. Los primeros casos se dieron en un grupo de siete trabajadores de la explotación. Semanas después, se notificaron otros cuatro casos en un grupo de visitantes de la explotación.
El brote notificado más recientemente se produjo entre diciembre de 2020 y octubre de 2021 y afectó a 108 casos notificados entre visitantes de una cueva natural en el sur de la provincia de Vizcaya. Se detectó ADN de Coxiella burnetii en muestras fecales, de polvo y de aerosoles dentro de la cueva y en muestras de polvo de 44 granjas ubicadas en un radio de 7 km.
Anteriormente, las ovejas se consideraban el principal reservorio en las provincias de la zona norte, según los estudios de seroprevalencia. Sin embargo, los brotes notificados en los últimos 10 años se han relacionado con las cabras. Esta es una observación relevante dado que los datos de la Encuesta Nacional de Ganadería indican que la población ovina en estas regiones es hasta siete veces mayor que la población caprina.
Los autores apuntan que no se notificó ningún brote en Canarias durante el período de estudio. “Las razones de esto, incluida la falta de notificación y las dificultades para detectar una exposición común a las explotaciones extensivas, deben dilucidarse”, apuntan.
El número de notificaciones de fiebre Q mostró una tendencia constante a lo largo de los años, excepto en 2020 y 2021. El descenso de las notificaciones durante estos años podría atribuirse a los efectos de la pandemia de Covid-19 en el sistema de vigilancia, que también puede haber afectado a la declaración y registro de brotes, a nivel regional y nacional.
Sin embargo, este descenso no fue uniforme, ya que en Canarias las notificaciones se mantuvieron en comparación con la zona norte. En 2022, las notificaciones se mantuvieron en niveles prepandémicos.
A excepción de los años de pandemia, la TI mensual alcanzó sistemáticamente su pico máximo en primavera, entre marzo y junio. El periodo de parto de los pequeños rumiantes coincide con estos meses, lo que podría facilitar la propagación de estas bacterias. Además, el aumento de partículas aerotransportadas, microbianas y no microbianas, en el aire, debido principalmente a condiciones ambientales favorables, podría aumentar aún más el riesgo.
En el modelo espacial a nivel municipal de las Islas Canarias, las variaciones entre diferentes islas fueron evidentes. En tres de las islas más occidentales, El Hierro, La Gomera y Tenerife, se estimaron tasas más bajas en contraste con las islas más orientales, Fuerteventura, Lanzarote y Gran Canaria.
Estas diferencias pueden deberse a factores climatológicos y relacionados con el tiempo. El viento o la vegetación pueden tener un impacto en la dispersión bacteriana. Las Islas Canarias se caracterizan por un paisaje diverso, las islas occidentales son subtropicales y húmedas, y las islas orientales son áridas e influenciadas por tormentas de polvo del desierto del Sahara.
De manera similar, en el área norte, identificaron diferentes valores en todo el territorio. Los valores más altos se encuentran entre las provincias vascas de Vizcaya y Álava. En esta área rural y montañosa, que incluye el Parque Natural de Gorbeia, se han producido varios de los brotes mencionados anteriormente.
La ganadería en el País Vasco es prominente con granjas de ovejas y cabras a pequeña escala manejadas de manera tradicional, a veces carentes de recursos, lo que puede dificultar la implementación de medidas preventivas como prácticas de higiene o pruebas.
“Un hecho interesante sobre estas dos regiones endémicas es su característica compartida de alta densidad de población humana, lo que puede conducir a una concentración de granjas, debido al espacio disponible limitado”, indican.
En este sentido, apuntan que las provincias del País Vasco son las más pequeñas de España y tienen abundantes valles y montañas. Asimismo, las Islas Canarias son un grupo de islas relativamente pequeñas con un terreno montañoso. Las diferencias a nivel municipal también podrían responder a factores relacionados con la industria ganadera como la concentración de entregas en meses específicos o la urbanización de las áreas de pastoreo.
Como resumen, la fiebre Q fue más frecuente entre los varones de 30 a 60 años. Los casos tendieron a aumentar cada año entre marzo y junio, lo que coincide con el momento en que las ovejas y las cabras dan a luz y las condiciones ambientales pueden ser más favorables. Las cabras parecen ser la principal fuente de la enfermedad en estas áreas.
Teniendo todo esto en cuenta, las medidas de control destinadas a reducir la incidencia de la fiebre Q en humanos deben priorizar un enfoque coordinado ‘One Health’, que incluya vigilancia y gestión de brotes complementados con medidas de salud pública animal.
En España, las actividades preventivas se centran predominantemente en protocolos de bioseguridad. La vacunación del ganado no es obligatoria pero sí muy recomendable. “Además, se necesitan más estudios epidemiológicos orientados a Una Salud que consideren la compleja interacción entre la salud humana, la salud animal y el medio ambiente para desarrollar una comprensión integral de la dinámica de transmisión de la fiebre Q y los factores de riesgo”, concluyen.
Como apuntan en el estudio, las cabras juegan un papel epidemiológico muy relevante en la circulación de la fiebre Q. Por ello, el sector está muy concienciado con este tema y trabaja para contar con medidas en este aspecto.
Un ejemplo es Ceva Salud Animal, que tuvo un destacado papel durante el XIV Foro Nacional del Caprino, organizado por la Federación Andaluza de Asociaciones de Ganado Caprino de Raza Pura Cabrandalucía los días 20 y 21 de junio en Jerez de la Frontera (Cádiz). La compañía fue parte activa de un completo programa que analizó los desafíos y oportunidades a los que se enfrenta el sector caprino nacional.
Durante el espacio, los asistentes abordaron cuestiones de interés sobre una enfermedad cuya principal manifestación clínica en los rebaños de pequeños rumiantes son los abortos, fundamentalmente durante la última semana de gestación, y los partos prematuros, además de una mayor mortalidad neonatal y nacimiento de crías débiles. Una de las medidas terapéuticas más eficaces para prevenir los abortos es la vacunación.