El médico Albert Roger y el veterinario Lluís Ferrer comparten en un webinar de LETIPharma su posición sobre la inmunoterapia y proporcionan consejos para veterinarios a la hora de aplicar este tratamiento con éxito
La inmunoterapia en veterinaria no debe ser un último recurso
El médico Albert Roger y el veterinario Lluís Ferrer comparten en un webinar de LETIPharma su posición sobre la inmunoterapia y proporcionan consejos para veterinarios a la hora de aplicar este tratamiento con éxito
Redacción - 16-11-2020 - 11:10 H - min.
La dermatitis atópica es una de las enfermedades de la piel con mayor prevalencia en los perros. Se trata de una enfermedad cutánea inflamatoria y pruriginosa, que causa picor, con signos clínicos característicos como pododermatits, eritema u otitis. Esta enfermedad puede estar asociada, aunque no siempre, a la presencia de anticuerpos IgE específicos frente a alérgenos ambientales.
Por ello, la compañía LETIPharma ha querido abordarla bajo un enfoque ‘One Health’ reuniendo, en su coloquio ‘Chester’ celebrado el pasado martes 20 de octubre, a dos expertos sanitarios, un médico y un veterinario, que han reflexionado sobre dermatitis atópica y alergia. Estos profesionales sanitarios invitados han sido Lluís Ferrer, veterinario diplomado europeo en dermatología, y Albert Roger, médico y jefe de sección de Alergia del Hospital Germans Trias i Pujol.
Para entender lo importante que es abordar la dermatitis atópica desde la perspectiva de la alergia hay que recordar que el 80% de los animales con dermatitis atópica son alérgicos a los ácaros del polvo (Dermatophagoides sp.) y/o a los ácaros de almacén (Tyrophagus sp., Acarus sp. y Lepidoglyphus sp.).
Así, para combatir el origen de esta enfermedad y no limitarse simplemente al tratamiento de los síntomas hay que recurrir a la inmunoterapia. De hecho, las vacunas son el tratamiento de elección recomendado por la Organización Mundial de la Salud, ya que van dirigidas específicamente a la causa del problema y pueden aliviar o curar totalmente los síntomas.
En primer lugar, Lluís Ferrer, quiso aclarar durante su intervención que lo primero que hay que hacer con un perro que muestra síntomas de dermatitis atópica como prurito o eritema es tratar la infección bacteriana que pudiera tener.
Así, insistió en que controlar las piodermas es básico antes de optar a un tratamiento de inmunoterapia, pues las pieles atópicas tienden a sufrir una disbiosis del ecosistema cutáneo y son más proclives a la colonización de bacterias como Staphilococus intermedium. Además, la propia infección causa intenso prurito e importantes alteraciones en la barrera cutánea, pudiendo dificultar el tratamiento inmunoterápico.
Por lo tanto, Ferrer señaló que dentro del tratamiento a medio y largo plazo de la dermatitis atópica se incluye el cuidado del microbioma cutáneo. Esto se hace mediante champús o lociones. En este sentido, LETIPharma cuenta con la línea LetiCaderm, que calma el prurito, restaura la barrera epidérmica, protege frente a irritantes y también controla el sobrecrecimiento de patógenos.
A esta sinergia entre tratamientos se suman los fármacos, que pueden ayudar a calmar a corto plazo algunos de los síntomas, como puede ser la inflamación o el picor. Teniendo todo esto en cuenta, Ferrer apuntó que una vez que se ha confirmado el diagnóstico definitivo de dermatitis atópica, es el momento de decidir si el tratamiento a largo plazo será farmacológico o mediante inmunoterapia.
La inmunoterapia específica consiste en el diseño de vacunas individualizadas que contienen los alérgenos a los que el animal es hipersensible con el objetivo de disminuir la hipersensibilidad del animal a estas sustancias, para lo que se suministran repetidamente pequeñas dosis de estos alérgenos hasta conseguir que el animal los tolere.
LETIPharma cuenta con la línea LETIVET® de inmunoterapias, que incluye tratamientos subcutáneos (Letivet Retard) o de aplicación sublingual (Letivet Oral) para el tratamiento de la dermatitis atópica. La compañía da soporte al diagnóstico clínico, a través de test serológicos, que determinan los niveles de IgE circulantes capaces de unirse a diferentes alérgenos ambientales.
Ferrer señala que existen dos factores para decidir si un animal es adecuado para recibir inmunoterapia. Por un lado, es importante encontrar en el animal un perfil serológico claro que ayude a elegir los alérgenos que va a incluir la vacuna. Por otro lado, es fundamental cerciorarse de que el propietario está dispuesto a seguir el tratamiento, pues requiere una adherencia de varios años y no siempre se puede seguir adecuadamente.
Asimismo, el veterinario recordó que él se había topado a lo largo de su carrera con dos tipos de propietarios, aquellos que pedían mucha información antes de decantarse por un tratamiento y los que preferían dejar en manos del profesional el tratamiento más adecuado.
En este punto, el médico Roger coincidió con el veterinario en que uno de los mayores factores que marcan el éxito de un tratamiento con inmunoterapia es la adherencia. En este sentido, el médico señala que en humanos las tasas de adherencias son bastante mejorables, ya que solo entre un 20% y 30% de los pacientes termina el tratamiento.
Así, para Roger es importante explicar a los pacientes (en el caso de la veterinaria a los propietarios) el funcionamiento de la inmunoterapia en todos los casos, independientemente de que no lo pidan o por el contrario se muestren interesados, pues es imprescindible en este tipo de tratamientos tan largos que los pacientes entiendan el porqué de lo que están haciendo.
Asimismo, el médico aportó otros consejos, como priorizar las inmunoterapias que tengan un periodo más corto o incluso las que requieran más visitas al médico. Y es que apuntó que algunos estudios marcan que el contacto con el médico es un factor importante para favorecer la adherencia.
Es en estas visitas donde Roger considera que se puede reforzar el mensaje, que puede variar según el momento del tratamiento en el que se encuentra el paciente. Además, sirve para favorecer un asunto clave, que es el de explicar a los pacientes por qué se producen ciertas reacciones al tratamiento y retocar las dosis, además de aclarar dudas.
En general, Roger señaló que la alergia en humanos es distinta a la de los animales, pues en el caso de los primeros, los síntomas son principalmente respiratorios, exceptuando el caso de los niños, donde tienden a mostrarse en su forma cutánea, como ocurre en los animales.
En este sentido, la rinitis alérgica es la forma más común en la que se presenta la alergia en humanos, presentando prevalencias muy altas, de hasta el 25%. Asimismo, señaló que en los casos más severos (1 de cada 3) la alergia puede desembocar en asma.
Esta es una de las principales razones por las que Roger abogó por priorizar la inmunoterapia en los primeros estadios de tratamiento, y no recurrir a ella como último recurso cuando todo lo demás ha fallado. “La inmunoterapia no puede ser el último cajón cuando ha fallado todo lo anterior”, señaló.
De hecho, el médico apuntó que el tratamiento de la alergia tiene que comenzar con niños para evitar que en el futuro se desarrollen síntomas irreversibles, pues, además, cuando más tarde se aplica la inmunoterapia peor son sus resultados.
En este punto, Roger señaló que se crea un “círculo vicioso” cuando un médico o un veterinario usa poco la inmunoterapia y la reserva a los casos que no consigue solucionar por otros medios, obteniendo malos resultados por usarla muy tarde, lo que a su vez desemboca en que termine usándola aún menos.
Por último, se abordó la cuestión del precio de la inmunoterapia, sobre el que el médico afirmó que a la larga es más económica que tratar los síntomas de la alergia con fármacos. Y es que la inmunoterapia disminuye el uso de medicamentos, pero también previene que la enfermedad empeore, por lo que evita que se tenga que recurrir a más medicación con el paso del tiempo.