La inflación en España ya dobla a la del sector veterinario

España está viviendo una crisis de inflación impulsada por el precio de la energía, pero también por las subidas de precios en otros sectores como la vivienda, los alimentos o la restauración. De hecho, el Índice de Precios de Consumo (IPC), que se utiliza para medir la inflación, registró en diciembre de 2021 una tasa anual del 6,5%, la más alta desde mayo de 1992.

Hablamos, por lo tanto, de un fenómeno prácticamente sin precedentes en cerca de 30 años que está incrementando el precio de la cesta de la compra y encareciendo el nivel de vida: es decir, con el mismo dinero se pueden adquirir menos bienes y servicios.

Este martes 15 de febrero el Instituto Nacional de Estadística ha publicado los datos del IPC correspondientes a enero, en los que parece que se ha rebajado moderadamente la escalada, pues ha registrado una tasa del 6,1%. Eso sí, hay que apuntar que este 2022 se ha modificado el método de cálculo.

El sector veterinario se ha caracterizado tradicionalmente por absorber este tipo de impactos económicos externos, como ya sucedió en 2012 con el incremento del IVA de los servicios veterinarios. Con el IPC parece ser que está ocurriendo algo parecido.

Así, en diciembre de 2021 el IPC de los servicios veterinarios y de otro tipo para animales domésticos, fue del 3,1%, menos de la mitad que el general en España, e incluso por debajo de junio (3,3%), julio (3,5%) y agosto (3,4%) de 2021. En enero, ha sido del 3,3%, por lo que la diferencia sigue siendo de casi el doble.

Comparativa de la tasa interanual del IPC de los servicios veterinarios (naranja) y de la general (azul)

El sector veterinario venía de una primera mitad del año alcista, marcando las tasas más altas de la serie. Algo parecido a lo ocurrido en el resto España, cuya tasa iba también hacia arriba tras la crisis del coronavirus. De hecho, la general acumulada ya superaba a la de los servicios veterinarios en junio.

En los 6 meses posteriores, esta tendencia ha seguido acrecentándose en el conjunto del país, y la tasa general ha crecido sin parar los últimos 6 meses del año —en algunos meses con incrementos de hasta un punto—, mientras que en el sector veterinario cayó en septiembre (casi un punto) y octubre, comenzando a recuperarse en noviembre y diciembre.

En enero, parece que se está reduciendo levemente esta brecha, pues los precios del sector veterinario siguen hacia arriba, mientras que la tasa general se reduce cuatro décimas. Si bien es cierto, hay que recordar que España venía de un año 2020 con tasas negativas, mientras que el sector veterinario no se vio directamente afectado por la crisis económica del coronavirus, y no marcó ningún mes en negativo (no lo ha hecho en ningún mes de la serie).

Así, por tanto, este cierre del año en el sector veterinario, sin una tendencia al alza tan pronunciada como la de España, parece seguir un camino absolutamente distinto al de las alzas récord del IPC general.

Dicho esto, hay que recordar que los precios en el sector veterinario han experimentado una tendencia novedosa este 2021, y es que el índice no ha registrado caídas en los meses de verano, como venía ocurriendo. Si le sumamos a esto que, históricamente el precio del veterinario ha crecido más en los arranques de año, está por ver si se sigue acercando al IPC general o se queda definitivamente atrás.

Comparativa del índice del IPC en veterinaria (naranja) frente al general (azul)