Un estudio revela las consecuencias de las guardias no presenciales en las que los veterinarios tienen que estar disponibles al teléfono al terminar su jornada de trabajo
Las guardias telefónicas lastran la salud mental de los veterinarios
Un estudio revela las consecuencias de las guardias no presenciales en las que los veterinarios tienen que estar disponibles al teléfono al terminar su jornada de trabajo
Francisco Ramón López -
28-10-2021 - 18:05 H - min.
La salud mental de los veterinarios, es un tema recurrente en el sector, especialmente en las clínicas y hospitales de pequeños animales, y una de las razones es la elevada carga de trabajo que soportan estos veterinarios. De hecho, la Asociación Mundial de Veterinarios de Pequeños Animales (WSAVA) quiere crear pautas globales para prevenir problemas recurrentes como el estrés y el agotamiento.
En este sentido, Marta Legido, tesorera del Colegio de Veterinarios de Barcelona, reflexionaba sobre la “dedicación” de los veterinarios a su trabajo, y cómo prácticas comunes como tener el móvil activo y estar disponible durante 24 horas y 7 días a la semana terminaba impactando en la vida personal de estos profesionales.
Ahora, un estudio de las facultades de veterinaria de la Universidad Estatal de Colorado, la Universidad Estatal de Carolina del Norte, Cornell y la UC Davis de California, ofrece datos reveladores que confirman el impacto negativo que tiene sobre la salud de los veterinarios, el hecho de tener que estar de guardia con disponibilidad telefónica.
El objetivo del estudio era evaluar el impacto en la satisfacción laboral, el bienestar y las relaciones personales de los veterinarios que cubren guardias no presenciales atendiendo el teléfono de urgencias fuera de la jornada laboral ordinaria
Los investigadores señalan que estos turnos, por lo general, requieren que los empleados lleven consigo siempre el teléfono y se encuentren en un lugar cercano que les permita regresar al trabajo dentro de un período máximo de tiempo establecido (por ejemplo, 30 minutos), si la situación lo requiere.
Los turnos de guardia a menudo se programan entre turnos de trabajo regulares y con frecuencia incluyen fines de semana y noches. Se utilizan en ocasiones para proporcionar cobertura diaria las 24 horas del día, los 7 días de la semana, en instalaciones donde las emergencias requieren personal, pero el volumen de negocio no permite una cobertura de turno regular.
Para conocer el impacto de los turnos en los que hay que estar disponible al teléfono, llevaron a cabo una encuesta online a veterinarios registrados en la plataforma Red de Información Veterinaria en todo el país, que obtuvo 1.945 respuestas.
La muestra al final fue la siguiente: Casi la mitad los veterinarios (el 49%) tenían 40 años o menos y el 76,4% eran mujeres. El tipo de centro más común fue el de pequeños animales (66,5%), seguido del mixto (12,0%). La mayoría de los encuestados (83%) trabajaban a tiempo completo, mientras que dos tercios eran empleados y un tercio eran propietarios.
Solo el 9,8% de los encuestados admitió no haber realizado nunca turnos de guardia y algo más de la mitad (58,7%) afirmaban que actualmente tenían asignados turnos en los que tenían que estar disponibles al teléfono.
La mayoría de los que informaron tener tareas de guardia fueron mujeres empleadas (52,55%), seguidas de mujeres propietarias (22,02%), hombres empleados (14,51%) y hombres propietarios (10,91%).
El análisis estadístico de estos datos confirmó que, efectivamente, el género y el estatus en la clínica tenían un impacto en la satisfacción de los veterinarios en todo lo relacionado con llevar a cabo guardias no presenciales. Así, las mujeres tenían peores puntuaciones de satisfacción y bienestar emocional en el trabajo relacionadas con tener que estar disponibles al teléfono.
Esto fue especialmente pronunciado para las empleadas. En este sentido, aunque más de la mitad de las participantes afirmaron que las tareas de guardia impactaban negativamente en su satisfacción laboral, las empleadas eran más propensas a respaldar este sentimiento, seguidas por las propietarias, los empleados masculinos y por último los propietarios masculinos.
El impacto de las restricciones de guardia se reflejó en una parte importante de las mujeres empleadas que coincidían en una serie de declaraciones en relación a su bienestar emocional como ‘Tengo dificultad para dormir durante las noches en las que estoy de guardia incluso cuando no me llaman’, ‘Me siento incapaz de relajarme cuando estoy de guardia’ o ‘Siento que experimento efectos negativos en la salud psicológica por estar de guardia’.
Y es que aseguran que estas guardias no presenciales suponen un “desafío”, pues menudo combinan largas horas de trabajo a las que se suman los turnos nocturnos. “Se ha demostrado que las largas jornadas laborales aumentan los niveles de estrés y agotamiento, reducen la calidad de vida, disminuyen la satisfacción laboral, aumentan el riesgo de problemas de salud física y aumentan el consumo de alcohol. Se ha descubierto que los turnos en los que hay que estar disponible al teléfono están asociados con altos niveles de ansiedad y depresión, niveles de estrés y estado de ánimo bajo”, afirman, haciendo referencia a numerosos estudios anteriores.
Para los autores, es probable que parte de estos efectos se deban al hecho de que los turnos de guardia pueden provocar una desalineación circadiana y un sueño más deficiente, pues están relacionados con la falta de sueño. “Esto es preocupante ya que se ha demostrado que la falta de sueño y la fatiga perjudican el desempeño”, afirman.
Para evitar esto, abogan por ofrecer tiempo libre real de descanso entre las jornadas de trabajo, pues hay estudios que apuntan a que un descanso incompleto puede conducir a un deterioro de la salud física y mental.
De hecho, ponen de manifiesto que tener que estar disponible al teléfono limita mucho lo que se puede hacer fuera del trabajo, pues establece límites geográficos en su ubicación, para poder volver a su puesto cuando se les requiera, y condiciona algunos comportamientos relacionados con el ocio, por ejemplo, beber alcohol.
Por todas estas razones, consideran “imperativo” que el sector veterinario explore el impacto de los turnos de guardia, ya sea ejerciendo como empleados o propietarios. “Algunos hospitales veterinarios deberían valorar la posibilidad de contratar personal temporal o de relevo para ayudar con los turnos de guardia, o los turnos del día siguiente después de que se haya llamado a un veterinario para que trabaje fuera de lo habitual”.
“Es necesario explorar formas de mitigar el estrés de los turnos de guardia para garantizar la salud mental y física de los veterinarios, así como la seguridad y la atención médica de sus pacientes. Lo que está claro es que respaldar el trabajo de guardia bajo la premisa de que ‘siempre lo hemos hecho de esta manera’ ya no es aceptable”, concluyen.