La Administración de Drogas y Alimentos de Estados Unidos actualiza la información relativa a la investigación que relaciona el consumo de ciertos alimentos para mascotas y el desarrollo de la cardiomiopatía dilatada en perros
Genética y dieta, condicionantes de la cardiomiopatía en perros
La Administración de Drogas y Alimentos de Estados Unidos actualiza la información relativa a la investigación que relaciona el consumo de ciertos alimentos para mascotas y el desarrollo de la cardiomiopatía dilatada en perros
Javier López Villajos - 20-02-2019 - 12:50 H - min.
La Administración de Drogas y Alimentos de Estados Unidos (FDA por sus siglas en inglés) ha actualizado los datos correspondientes a la investigación que relaciona ciertos alimentos para mascotas con el desarrollo de la cardiomiopatía dilatada en perros (DCM), cuestión que ya abordaron especialistas en cardiología veterinaria de la Universidad de Washington, quienes determinaron que aquellos piensos que no tienen suficiente cantidad de taurina en su composición pueden favorecer el desarrollo de esta enfermedad.
Esta actualización cubre los más de 300 informes sobre esta enfermedad que la FDA recibió entre el 1 de enero de 2014 y el 30 de noviembre de 2018. Por ello, el Centro de Medicina Veterinaria (CVM) de la FDA adoptó un enfoque múltiple para su investigación, tratando de establecer una relación con la alimentación que llevaban los perros antes de enfermar mediante análisis de sangre y ecocardiogramas, además de consultar a veterinarios sobre qué factores nutricionales podrían contribuir al desarrollo del DCM y supervisar el proceso de fabricación de los alimentos para mascotas.
LA CARDIOMIOPATÍA DILATADA
El DCM es una enfermedad que se produce cuando el ventrículo izquierdo falla hasta el punto de no ser capaz de bombear de manera eficiente la sangre, lo que finalmente produce desde latidos irregulares hasta insuficiencia cardíaca, afección que suele diagnosticarse en machos de razas grandes o gigantes a partir de la edad adulta.
En los casos donde no hay predisposición genética a desarrollar la enfermedad, como sí ocurre en las razas Doberman, Terranova y San Bernardo; la función cardíaca puede mejorar con el tratamiento veterinario apropiado y la modificación de la dieta si se detecta a tiempo cualquier anomalía en el perro.
PROCESO DE INVESTIGACIÓN
Los expertos indican que, si bien hay razas de perro que tienen una predisposición genética a desarrollar el DCM, los informes recopilados por la FDA sugieren que el resto de razas también serían susceptibles a sufrirlo. En el 90% de estos casos, los perros fueron alimentados con piensos que no contenían cereales tradicionales en su formulación mientras que el 10% siguieron una dieta vegetariana. Independientemente del caso, el alimento solía contener una gran proporción de guisantes, lentejas y patatas.
La investigación se centró también en la presencia de la taurina, que generalmente no es considerada como un aminoácido esencial puesto que los perros pueden sintetizarla a partir de la cisteína y la metionina. Sin embargo, casi todos los alimentos carentes de granos tradicionales tenían valores de cisteína y metionina por encima del requisito nutricional mínimo del 0,65%.
Otro de las cuestiones que se abordaron durante la investigación fue la valoración del historial diabético, factores ambientales como la exposición a metales pesados y la ingesta de plantas venenosas como posibles condicionantes del desarrollo de la DCM.
De esta manera, a la lista de razas de perros con predisposición genética a desarrollar el DCM, se suman otras, también susceptibles, como el Labrador Retriever, Dálmata, Rottweiler, Saluki, Crestado Rodesiano, Braco Húngaro, Lebrel Afgano, Perro de agua Portugués, Spinger Spaniel Inglés, Beagle, Schnauzer miniatura, Bichón Maltés, Pomenaria, Carlino y Yorkshire Terrier.
Finalmente, la FDA anima a los consumidores a poner en conocimiento su queja sobre cualquier alimento para mascotas de forma electrónica a través del Portal de informes de seguridad.