La veterinaria Rebeca Carmona analiza la dificultad de compaginar la vida profesional con la familiar para las veterinarias españolas
Falta de conciliación en veterinaria: “No me planteo tener un segundo hijo porque no me compensa reducir mis horas de trabajo”
La veterinaria Rebeca Carmona analiza la dificultad de compaginar la vida profesional con la familiar para las veterinarias españolas
Redacción - 04-04-2024 - 10:21 H - min.
El Consejo de Colegios Veterinarios de Cataluña ha compartido una entrevista con la veterinaria clínica Rebeca Carmona, miembro de la Junta del Colegio de Veterinarios de Tarragona, en la que se aborda el problema de la conciliación familiar en la profesión.
Carmona tiene 37 años y lleva quince trabajando en la zona de Tarragona como veterinaria clínica, un sector que define como “muy feminizado”, quizá “por el rol de cuidadoras” que siempre se ha asignado a las mujeres. Madre de un niño, la veterinaria destaca los retos de conciliar la vida familiar y la profesional de los veterinarios clínicos.
“Hasta que fui madre hacía jornada partida. Trabajaba muchas horas y estaba todo el día fuera de casa, pero cuando me quedé embarazada pedí realizar jornada intensiva para poder conciliar. El horario de clínica es un horario comercial y lo hace difícil. Así pues, establecimos un horario que me permitiera llevar al niño al cole”, señala.
En estos momentos, hace un horario de 9.30 a 17.30 horas, si no trabaja los sábados, “si trabajo los sábados por la mañana, entre semana hago de 9:30 a 16:30”, indica. “Además, hago guardias algunos fines de semana y algunas noches”, detalla.
Sobre la conciliación familiar, Carmona explica que se compagina con su marido, teniendo en cuenta los horarios de ambos y gracias a una canguro. “Sólo tenemos un niño y, probablemente, no tendremos más porque no nos lo podemos plantear. No quiero reducir mis horas de trabajo y no quiero sacarme una parte por otra, no me compensa”, lamenta.
Una opción que no se plantea es montar su propia clínica veterinaria. “Tengo amigas que lo han hecho y es un drama. No me lo planteo porque ya llevo mucha carga mental de mis casos clínicos y eso, además de la carga fiscal y salarial y todo lo que comporta gestionar una clínica, sería demasiado. Además, de por sí, las mujeres solemos llevar más carga familiar. Por todo ello, nunca me lo he planteado”, subraya.
A este respecto, remarca que los hombres pueden plantearse más fácilmente el hecho de comenzar con su propia clínica. Y es que, para la veterinaria, se da por sentado que “la mujer se encargará más del tema familiar”. “Saber la talla de la ropa del niño, si necesita zapatos nuevos…, es una carga que soportamos las mujeres. Es cierto que, en materia de conciliación y corresponsabilidad, las cosas están cambiando, pero todavía queda mucho que recorrer”, incide la veterinaria.
Respecto a qué debería cambiar para que la conciliación familiar fuese compatible con la realización profesional, Carmona apunta a los horarios. “En otros países, las clínicas cierran a las cinco o las seis, pero aquí estamos acostumbrados a cerrar muy tarde e ir a última hora a todas partes. Faltan muchos años para que podamos realizar horarios que nos permitan compatibilizar el trabajo con la familia”, concluye.