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PROFESIONALES

Fallece Esperanza Hernando, una pionera de la veterinaria en España

La veterinaria Esperanza Hernando Alcubilla ha fallecido a los 95 años de edad, convirtiéndose en un referente tras toda una vida dedicada a la profesión

Esperanza Hernando Alcubilla, veterinaria pionera en España.
Esperanza Hernando Alcubilla, veterinaria pionera en España.

Fallece Esperanza Hernando, una pionera de la veterinaria en España

La veterinaria Esperanza Hernando Alcubilla ha fallecido a los 95 años de edad, convirtiéndose en un referente tras toda una vida dedicada a la profesión

Redacción - 27-01-2021 - 14:36 H - min.

La veterinaria Esperanza Hernando Alcubilla ha fallecido a los 95 años de edad. Una mujer pionera en ejercer la veterinaria en España en una época, la de los años 50, en la que no era común que las mujeres desempeñaran esta profesión.

La Asociación Madrileña de Historia de la Veterinaria (AMHV) ha querido recordar la trayectoria de esta profesional rememorando un encuentro que tuvieron con ella durante el día de la mujer del año 2020, que se celebró justo antes de que se desatara la pandemia del coronavirus en España.

“Nos contó parte de su vida, su experiencia como veterinaria, como madre trabajadora en aquella época y de sus distintos destinos profesionales”, señala la AMHV, que recupera unas palabras de Hernando: “Nuestra profesión es bonita. Me ha dado la vida. He salido adelante gracias a la profesión veterinaria”.

La asociación explica que la veterinaria ejerció en unos años “complicados, en una época en la que no era fácil desempeñar ciertas profesiones siendo mujer, siendo veterinaria y además siendo madre separada con cuatro hijos”, por lo que aseguran que fue todo un referente.

Esperanza, que nació en Madrid, aunque de familia burgalesa (de Zazuar), quedó huérfana siendo muy pequeña, estando a su cuidado y al de sus hermanos un tío suyo. Estudió en la Escuela de Veterinaria cuando tenía la sede en la calle Embajadores. Inició sus estudios en el año 1947 y los finalizó en 1952.

“En aquella época éramos cinco mujeres en la facultad, Meluca Gallego, Inma García Regueiro, Montse Berzal y Ana María del Val, que estuvo un año solo”, recordaba Hernando. Durante la carrera conoció a su novio Vicente Marino Iglesias, también veterinario. Con él se casó posteriormente y tuvieron cuatro hijos, dos de ellos también veterinarios, y siendo uno el actual secretario del Colegio de Veterinarios de Madrid (Colvema), Eloy Marino.

Al finalizar la carrera, explicaba que intentó sacarse la plaza de veterinario titular, pero no tuvo la suerte de conseguirlo en aquel momento. Sin embargo, la veterinaria decidió junto a su marido Vicente, abrir dos clínicas veterinarias, posteriormente una residencia canina con hospital veterinario y finalmente un consultorio de grandes animales con herradero.

  • GALERIA

    Esperanza Hernando Alcubilla junto a su hijo Eloy Marino

LA VETERINARIA DECIDIÓ OPOSITAR

Hernando explicaba que todos los negocios constaban a nombre del cónyuge veterinario, ya que en aquel periodo las mujeres no podían figurar como titulares de las consultas, solamente como ayudantes. De hecho, su colegiación profesional aparece solo a partir del año 1966.

En el año 1983, se produce su separación matrimonial, quedándose con una de las clínicas veterinarias y con la residencia canina, que actualmente sigue con actividad. Es en ese año por tanto cuando decide dar un cambio a su vida, ya que se queda sola con sus cuatro hijos y resuelve prepararse las oposiciones del Cuerpo de Titulares, sacando así la plaza en la oposición y yéndose destinada a San Cristóbal de la Vega, un pueblo de la provincia de Segovia.

Recordaba que esto ocurrió en la época de la rabia en los perros, y que vivió la campaña de rabia y la campaña de salmonelosis. A estos profesionales les tocaba también hacer la inspección de las canales en general. En su carrera ejerció en otros destinos hasta que finalmente pasó a Aranda de Duero, a la unidad de Salud Pública, destino que mantuvo ya hasta su jubilación. Allí realizó, entre otras cosas, inspecciones alimentarias.

La veterinaria aseguraba que desempeñó su actividad profesional, cómoda y feliz, ejerciendo su trabajo como uno más, ya que insistía en que nunca se sintió discriminada por ser mujer y veterinaria y no la hicieron sentirse inferior al resto de los hombres compañeros veterinarios o de los ganaderos con los que trataba.

La profesión despide así a una mujer que abrió camino a otras mujeres que ejercen la veterinaria y que hoy ya son mayoría.

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