Un equipo de investigadores españoles ha analizado el riesgo de rabia que hay en España y en Europa, destacando la importancia de controlar el transporte de animales, vigilar la fauna salvaje y unificar los criterios de vacunación
Evaluan el riesgo de que la rabia llegue a la España peninsular
Un equipo de investigadores españoles ha analizado el riesgo de rabia que hay en España y en Europa, destacando la importancia de controlar el transporte de animales, vigilar la fauna salvaje y unificar los criterios de vacunación
Redacción -
18-01-2021 - 08:40 H - min.
La rabia es una de las zoonosis más antiguas e importantes debido a su letalidad, pues causa una muerte cada 9 minutos en todo el mundo. Informes recientes han demostrado que este Lyssavirus sigue más vivo que nunca, a pesar del control realizado contra el virus en toda Europa.
En este contexto, un grupo de investigadores del Instituto de Ciencias Biomédicas de la Facultad de Veterinaria de la Universidad CEU Cardenal Herrera y del Grupo ‘One Health’ del Instituto de Inmunología Clínica y Enfermedades Infecciosas de Málaga ha revisado las principales implicaciones inmunológicas, los factores de riesgo de transmisión y las medidas de prevención actuales para el control del virus en Europa, y especialmente en España.
Entre los investigadores que han participado en el estudio se encuentran Santiago Vega, catedrático de Sanidad Animal de la Facultad de Veterinaria de la Universidad CEU Cardenal Herrera, y Fernando Fariñas, director del Instituto de Inmunología Clínica y Enfermedades Infecciosas de Málaga.
Este estudio, además, ha contado con el apoyo de MSD Animal Health en el marco de sus esfuerzos para combatir la rabia en todo el mundo, y un ejemplo de ello son los más de 3 millones de dosis de su vacuna que han donado en una gran cantidad de países a lo largo de las dos últimas décadas.
En esta revisión, publicada en la revista Frontiers in Veterinary Science, los autores explican que el riesgo de rabia en Europa se basa en distintas situaciones epidemiológicas, como la importación ilegal de animales, los viajes a regiones endémicas, las diferencias en los programas de vacunación de perros y la rabia presente en los animales salvajes.
En el caso de España, señalan que el riesgo de importar casos de rabia canina del norte de África es algo cada vez más relevante. “Ante esta situación, las autoridades sanitarias deben incrementar la vigilancia, especialmente en los puntos de entrada a la Península Ibérica, ya que los vehículos de motor que entran pueden transportar ilegalmente animales enfermos o en periodo de incubación desde el norte de África”, recomiendan.
Si bien, señalan que el riesgo de importar casos de rabia de otros territorios dentro de Europa se considera menor que en el caso del norte de África, se debe considerar que la libre circulación de personas y mercancías en los países de la UE permite fácilmente la entrada ilegal de animales transportados desde países que presentan casos de rabia en animales domésticos (principalmente perros y gatos), e incluso en especies silvestres (principalmente el zorro rojo).
En este sentido, advierten que la falta de medidas específicas y cierta relajación de los controles sobre las poblaciones de zorros pueden facilitar brotes en países declarados libres de este tipo de rabia.
“No hay que olvidar que la propagación de la rabia de los zorros enfermos a los perros está bien establecida, y viceversa, como parece haber sido el caso de España en 1977, cuando se describieron dos casos de rabia en zorros en la provincia de Málaga durante el brote de rabia de 1975. Afortunadamente, se trataba de casos aislados, sin relación entre sí”, explican.
En 2019, los datos de vigilancia confirmaron cinco casos de rabia en animales en Europa, la mayor proporción de casos en zorros rojos (dos en Rumania y uno en Polonia), seguido de un caso en una vaca y en un jabalí, también en Rumania.
Eso sí, recuerdan que a principios de la década de 1960 surgió la rabia del zorro rojo en muchos países europeos, aunque durante las últimas tres décadas, la rabia mediada por zorros europeos ha sido controlada y eliminada con éxito en respuesta a la implementación efectiva de programas de vacunación de rabia oral.
Respecto a la vacunación, destacan que, como no existe un tratamiento clínico para esta enfermedad zoonósica y los perros representan una fuente principal de infección humana, la prevención mediante la vacunación es el enfoque principal. Además, la aplicación regular de las vacunas proporciona un instrumento básico más rentable que el tratamiento posterior a la mordedura.
De hecho, la Organización Mundial de la Salud, defiende que la cobertura de vacunación debe llegar al 70% de la población canina para prevenir la transmisión de la rabia. Además, concreta que estos programas de vacunación masiva deben incluir la inmunización primaria de todos los perros entre 3 meses y 1 año, y deben llevarse a cabo anualmente, enfatizando la importancia de incluir gatos en estos programas.
Por todo esto, consideran necesario mantener un criterio único en toda Europa en cuanto a la vacunación obligatoria, que debe ser anual (en función del producto autorizado utilizado para la inmunización, que debe ser aplicado por veterinarios autorizados) para garantizar una inmunidad protectora suficiente contra la rabia, de manera sistemática, y que debe abarcar a todos los perros y gatos sin excepción, además de otros animales como hurones o perros mapache, que también son particularmente susceptibles al virus de la rabia.
Asimismo, indican que, dados los casos recientes de rabia de murciélagos descritos en Europa y la posibilidad de transmisión a especies terrestres, así como la llegada de animales de otras latitudes, sea cual sea la causa, se hace necesario un estado de alerta continuo de las autoridades competentes.
En este sentido, aseguran que en España algunos murciélagos siguen dando positivo a la presencia de lyssavirus, aunque matizan que el riesgo de posible transmisión de los lyssavirus de murciélago a los mamíferos terrestres es muy bajo en los países europeos, lo que no quiere decir que no existan casos registrados de rabia en humanos y animales después de la mordedura de un murciélago. Un ejemplo es Italia, que informó recientemente de un caso de lyssavirus del murciélago del Cáucaso Occidental en un gato que vivía cerca de colonias de murciélagos.
Por todo esto, la exposición a los murciélagos debe considerarse como un riesgo potencial de rabia en Europa, especialmente para espeleólogos o biólogos de murciélagos, que tienen un alto riesgo de contacto con murciélagos rabiosos.
Por último, los autores señalan que las autoridades responsables deben alentar y proporcionar la financiación adecuada a los grupos de investigación especializados para mejorar constantemente los recursos disponibles para el diagnóstico y la vacunación, y para buscar nuevos productos vacunales capaces de proteger a las poblaciones humanas y animales de una posible exposición a estos virus, que a veces tienen vínculos insuficientes con el virus de la rabia clásico para garantizar una protección adecuada.