Según los datos del Instituto de Salud Carlos III se notificaron 15 casos de fiebre recurrente transmitida por garrapatas y 205 casos de fiebre exantemática mediterránea en 2022
España registró más de 200 casos humanos de fiebre transmitida por garrapatas en 2022
Según los datos del Instituto de Salud Carlos III se notificaron 15 casos de fiebre recurrente transmitida por garrapatas y 205 casos de fiebre exantemática mediterránea en 2022
Francisco Ramón López -
02-11-2023 - 15:06 H - min.
Las garrapatas son vectores de numerosas enfermedades zoonósicas como la borreliosis y la ricketsiosis y su control es una cuestión de salud pública. En este sentido, el Instituto de Salud Carlos III (ISCIII) ha publicado los informes relativos a 2022 de dos enfermedades transmitidas por estos animales: la fiebre recurrente transmitida por garrapatas (FRTG) y la fiebre exantemática mediterránea (FEM).
La fiebre recurrente transmitida por garrapatas es la forma endémica de la infección por bacterias de diferentes especies del género Borrelia. Existe otra forma epidémica transmitida por piojos, con diferente epidemiología.
La FRTG es una zoonosis cuyo vector y reservorio principal son las garrapatas blandas del género Ornithodoros, de distribución mundial. Es endémica en América, África, Asia y países mediterráneos de Europa. En la península Ibérica es debida a Borrelia hispanica y transmitida principalmente por Ornithodoros erraticus.
La picadura de Ornithodoros pasa a menudo inadvertida por la analgesia local durante la alimentación. Viven cerca de sus hospedadores (pequeños mamíferos, especialmente roedores silvestres), que también actúan como reservorio.
Por su parte, la fiebre exantemática mediterránea o fiebre botonosa es una rickettsiosis humana, causada por Rickettsia conorii subespecie conorii, característica de países mediterráneos.
Es una zoonosis, cuyo vector y reservorio son garrapatas de la familia Ixodidae, principalmente Rhipicephalus sanguineus. El hospedador habitual es el perro, aunque pueden ser otros mamíferos. Es endémica en zonas de África, Asia, Oriente Medio y regiones mediterráneas del sur de Europa.
Se trata, en ambos casos, de enfermedades de declaración obligatoria en todo el territorio, a través de la Red Nacional de Vigilancia Epidemiológica (RENAVE) al Centro Nacional de Epidemiología, desde 2015. Hasta 2014 la vigilaban sólo las comunidades autónomas que consideraban que era de interés en su territorio.
Según los datos del ISCIII, en 2022, 6 comunidades autónomas notificaron un total de 15 casos de fiebre recurrente transmitida por garrapatas, de los que 12 (80%) fueron confirmados y ninguno de ellos fue importado.
La evolución del número de casos de FRTG por año ha sido variable, con una media de 11 casos por año, máximo en 2019 (21 casos) y mínimo en 2020 (5 casos), con mayor frecuencia en hombres excepto en 2016 y 2022. Según el mes de inicio de síntomas, los casos ocurrieron principalmente, en junio (3) y julio (5).
Desde 2016 han notificado casos de esta enfermedad en 9 comunidades. El mayor número de casos del período correspondió a Andalucía (35) y País Vasco (10). No se han notificado casos en Asturias, Baleares, Canarias, Cantabria, Ceuta, Galicia, La Rioja, C. de Madrid, Melilla, y Murcia.
Por su parte, en 2022, 14 comunidades notificaron un total de 205 casos de fiebre exantemática mediterránea, de los que 175 (85,4%) fueron confirmados y 30 probables. Hubo 200 casos autóctonos y 5 casos importados.
En el caso de la FEM, la evolución del número de casos autóctonos en España ha sido ascendente hasta su máximo en 2018 (tasa de incidencia 0,67 casos/100.000 habitantes), con descenso posterior en 2019 y 2020 y ligero repunte en 2021. Asturias, Baleares, Canarias y Ceuta no han notificado ningún caso desde 2016.
Los casos se han distribuido durante todo el año, según mes de inicio de síntomas, con máximo en mayo y descenso posterior, con mínimos en meses de otoño-invierno. Este patrón estacional, con máximo en primavera-verano y mínimo en otoño-invierno se observa en toda la serie de 2016 a 2022.
La tasa de incidencia (TI) de 2022 fue de 0,43 casos/100.000 habitantes. Las más elevadas correspondieron a La Rioja (TI=1,89 y 6 casos), Navarra (TI=1,66 y 11 casos), y C. Valenciana (TI=1,14 y 58 casos)
Analizando estos datos, el ISCIII señala que la FRTG es una enfermedad zoonósica endémica en España de muy baja incidencia. “No se aprecia ningún patrón temporal en las notificaciones anuales. La estacionalidad observada se corresponde con la del vector, cuya actividad en zonas templadas está relacionada con factores climáticos y aumenta en verano”, apuntan.
El mayor número de notificaciones en Andalucía, apuntan puede deberse a una mayor sensibilidad en su diagnóstico y vigilancia. “Algunos territorios, que no han notificado ningún caso durante el período, podrían no vigilar o no estar detectando los casos”, señalan. Las medidas preventivas van dirigidas a evitar la exposición a la picadura de garrapatas, sobre todo en verano.
En cuanto a la FEM, su evolución en España ha sido variable desde 2016, con aumento de frecuencia hasta 2018, disminución desde 2019 y ligera recuperación en 2021. “Es probable que esta evolución responda, además de a cambios derivados de la pandemia, que han podido modificar la exposición a la enfermedad, a factores ambientales que influyen en la presencia y distribución de las garrapatas, vector y reservorio de la enfermedad”, apuntan.
La enfermedad se distribuye por todo el territorio, con regiones de mayor riesgo tanto en el norte (La Rioja y Navarra) como en el interior (Castilla y León, Castilla la Mancha) y en levante (C. Valenciana).
“Estas diferencias se pueden deber a variaciones que afectan al vector o los reservorios, a la exposición en el medio rural y el desarrollo de actividades de riesgo en algunas regiones, como la caza, sin descartar que pueda haber un sesgo de notificación que influya en esta distribución”, defienden.
Para el ISCIII, el análisis desde un enfoque ‘Una Salud’ ayudaría al mejor conocimiento y control de esta enfermedad. Las medidas preventivas van dirigidas a evitar y controlar la parasitación por garrapatas en perros u otros huéspedes, evitar la exposición a garrapatas y la eliminación precoz y adecuada en caso de picaduras, tanto en animales como en humanos.