Desde el Instituto de Salud Carlos III abogan por el enfoque ‘One Health’ y la profilaxis en animales de compañía frente a la leishmaniosis
España ha registrado más de 1.000 casos de leishmaniosis en humanos entre 2019 y 2021
Desde el Instituto de Salud Carlos III abogan por el enfoque ‘One Health’ y la profilaxis en animales de compañía frente a la leishmaniosis
Francisco Ramón López - 06-07-2023 - 12:11 H - min.
La leishmaniosis es una enfermedad causada por protozoos del género Leishmania, característica de climas tropicales y subtropicales, incluyendo la región del Mediterráneo. Se trata de una zoonosis cuya vía de transmisión más frecuente a humanos es por la picadura de hembras de mosquitos infectadas por el parásito.
Los vectores, reservorios y la especie de parásito varían según la localización geográfica. L. infantum se distribuye por regiones del Mediterráneo, incluyendo España, y el vector en esta región son especies de Phlebotomus, principalmente P. perniciosus y P. ariasi y los principales reservorios son perros o pequeños mamíferos, como lagomorfos (liebres, conejos) u otros.
El Departamento de Enfermedades Transmisibles del Centro Nacional de Epidemiología del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII) ha analizado en un estudio la situación de leishmaniosis humana en España. El objetivo del trabajo fue conocer la situación epidemiológica de leishmaniasis humana en España de 2019 a 2021 y su evolución temporal desde 2016.
En España, indican, es una enfermedad de declaración obligatoria a través de la Red Nacional de Vigilancia Epidemiológica (RENAVE), al Centro Nacional de Epidemiología. Hasta 2014, la vigilaban sólo las comunidades autónomas, que consideraban que era de interés por ser endémica en su territorio.
Según el estudio, hubo 1.074 casos notificados, de los que 1.041 fueron autóctonos. La evolución de las tasas de incidencia (TI) de casos autóctonos de 2016 a 2019, fue estable, con descenso marcado en 2020.
Las TI más elevadas se observaron en Comunidad Valenciana y Baleares tanto en el periodo 2019-2021, como en el de 2016-2018. El 65,7% fueron hombres, con TI superiores durante todo el período. La mayor TI correspondió a los menores de 1 año y de 1-4 años.
El tipo clínico fue leishmaniosis visceral en el 48,6% de los casos, con diferente distribución porcentual según región. La proporción de hospitalizaciones fue de 49,6%, superior en leishmaniosis visceral (92,2%) y la tasa de letalidad fue de 1,9%.
Hubo 33 casos importados, el 45,5% menores de 15 años procedentes principalmente del Magreb. La proporción de valores perdidos superó el 20% en algunas variables.
El ISCIII considera que la evolución de la incidencia desde 2016 ha sido estable hasta 2019, con una disminución posterior en 2020 y 2021. Eso sí, señalan que esta evolución varía según las regiones, y puede ser debida, en parte, a una menor notificación de casos debido a la pandemia, o una menor exposición, por lo que “habrá que analizar la tendencia en los siguientes años para extraer conclusiones sólidas en cuanto a la evolución de la enfermedad en nuestro país”.
“Puesto que no es una enfermedad de declaración obligatoria en Europa, no se dispone de series de países del entorno para comparar la evolución, aunque en determinadas áreas endémicas de Europa, como Sicilia, se ha observado el efecto de la pandemia en 2020-2021”, remarcan.
Desde que se dispone de información de casos de todo el territorio, todas las CCAA excepto Asturias y Melilla han notificado casos. Se observan TI más elevadas en zonas del Mediterráneo (C. Valenciana, Baleares y Murcia), que presentan proporciones más elevadas de formas cutáneas, aunque ha aumentado la proporción de valores perdidos en la categoría clínica en los últimos 2 años (>10%).
Asimismo se observan zonas de interior con TI por encima de la nacional, como Castilla-La Mancha. “Estas diferencias pueden ser debidas a una mayor sensibilidad en el diagnóstico y notificación o también a un mayor riesgo en ciertas zonas por mayor densidad o actividad del vector (ampliamente distribuido por España), factores relacionados con el reservorio o factores ambientales, entre otros”, apuntan.
En este ámbito, instan también a tener en cuenta la existencia de infranotificación de casos, en especial de las formas de leishmaniosis cutánea, que puede ser mayor en determinadas regiones.
Las medidas de prevención van encaminadas al control del vector y acciones profilácticas en animales de compañía, por lo que “un enfoque ‘Una salud’ sería deseable para mejorar su control”. En humanos es fundamental evitar las picaduras y realizar diagnóstico precoz y tratamiento de los casos, especialmente en la población inmunodeprimida.
En este sentido, desde el ISCIII explican que la prevención de la leishmaniosis se basa en las medidas de control del vector y del reservorio animal, mediante uso de repelentes y antiparasitarios (collares, pipeta) y vacuna en perros. “Además, se debe evitar la exposición al vector, hacer diagnóstico precoz y realizar manejo adecuado de los casos, tanto en humanos como en animales domésticos”, añaden.
En línea con el Instituto de Salud Carlos III, el sector veterinario se moviliza para concienciar a propietarios y veterinarios en la importancia de tratar y prevenir la leishmaniosis en perros para reducir su incidencia en personas.
Este es uno de los mensajes principales del Día de la Prevención de la Leishmaniosis Canina, que se celebra el 1 de junio, y que este año apoyaron compañías como LETI Pharma, MSD Animal Health, Boehringer Ingelheim, Ceva Salud Animal o Elanco.
También la Organización Colegial Veterinaria (OCV), que recordó que “el control de la leishmaniosis en personas pasa necesariamente por el control de la infección en el perro, ya que es el principal reservorio”.
En este punto, añadió que se ha encontrado su transmisión indirecta a través de mamíferos silvestres, lo que refleja la estrecha relación entre humanos, animales y medio ambiente.