Pese a que en España la ley prohíbe los entierros de animales en lugares no autorizados, los expertos hacen hincapié en el peligro que supondría la sepultura de una mascota en el patio de un hogar tanto para la salud animal como humana
Enterrar a una mascota en el jardín, un riesgo para la salud animal
Pese a que en España la ley prohíbe los entierros de animales en lugares no autorizados, los expertos hacen hincapié en el peligro que supondría la sepultura de una mascota en el patio de un hogar tanto para la salud animal como humana
Javier López Villajos - 18-03-2019 - 13:20 H - min.
Raquel Allavena, patóloga en el Servicio de Diagnóstico de la Facultad de Veterinaria de la Universidad de Queensland, Australia, destaca que, si bien el entierro de una mascota en el patio trasero del hogar parece una solución fácil para despedirse de un animal de compañía, también es la más peligrosa.
Allavena advierte que si una mascota fallece a causa de una enfermedad que podría contagiarse a otros animales o incluso a las personas, sus restos también podrían suponer un riesgo para la salud tanto humana como animal como es en el caso del parvovirus, la toxoplasmosis y la salmonelosis.
Este riesgo aumenta si a la mascota que se entierra fue eutanasiada tras inyectarle el anestésico pentobarbital, que puede permanecer activo en el cuerpo del animal durante un año, poniendo en riesgo al resto de mascotas del hogar en caso de entrar en contacto con el cuerpo contaminado por este fármaco, ya que podrían envenenarse.
Allavena pone de ejemplos varios casos en los que ha diagnosticado el envenenamiento de mascotas por esta causa. Uno fue el caso de un perro de la raza terrier que desenterró y se comió a un ratón que estaba enterrado en el patio trasero de su casa. Tras eso, el animal estuvo en coma durante casi una semana, requiriendo de cuidados intensivos. Y el otro caso corresponde a dos perros de granja que extrajeron los huesos de una vaca que había sido sacrificada en la explotación meses atrás. Uno de los perros que entró en contacto con los restos de la vaca murió y el otro estuvo gravemente enfermo durante varios días.
GESTIÓN DEL ANIMAL TRAS SU MUERTE
En cualquier caso, la muerte de un animal, ya sea por efectos de una enfermedad o por la eutanasia, debe gestionarse de forma responsable, apunta Allavena, quien sugiere una serie de alternativas como los crematorios y los cementerios de mascotas, ya que de esta forma se evita el riesgo de contaminación ambiental.
Así, también se puede optar por la donación del cadáver para que los veterinarios especialistas en patología como Allavena, quien realiza autopsias a los animales para determinar la causa de su muerte, puedan comprender mejor las enfermedades que afectan a los animales y así desarrollar nuevos tratamientos para hacerlas frente.
De esta manera, Allavena detalla que las mascotas son un “modelo perfecto” para estudiar enfermedades como el cáncer, una de las causas más comunes de muerte entre los perros. La patóloga matiza que muchas razas de perro contraen el mismo cáncer, presentando similitudes en las causas genéticas que lo provocan, la apariencia y el comportamiento de la enfermedad. Y es que, según Allavena, su investigación permitiría el desarrollo de nuevos tratamientos para los humanos afectados por el cáncer.
De igual forma, el estudio de los perros fallecidos serviría para conocer más el efecto de las enfermedades genéticas que padecen ciertas razas como el bulldgog francés, cuyas anomalías pueden asociarse a trastornos genéticos raros en niños.
Es por todo ello que Allavena anima a los propietarios a donar el cuerpo de su mascota para tomar muestras de las enfermedades más comunes y también de las más raras con el propósito de desarrollar nuevos y más eficaces tratamientos para combatirlas. Esta donación puede efectuarse a través de las diferentes Facultades de Veterinaria, que están interesadas en analizar la anatomía y patologías de cualquier especie de animal. Además, los investigadores informan de los resultados de la autopsia al veterinario, quien a su vez se lo comunica a los propietarios del animal.
LEGISLACIÓN NACIONAL
En España, y según apuntan diferentes clínicas veterinarias, la ley prohíbe los entierros de animales en lugares no autorizados, salvos casos excepcionales que también deben cumplir una serie de requisitos.
De esta forma, si una mascota fallece en una clínica veterinaria, los trámites a seguir pasarían por dar de baja al animal en el registro que ofrece su chip, seguido de una incineración, ya sea individual o colectiva según el deseo de los propietarios de conservar o no sus cenizas, o el entierro del animal en un cementerio de animales.
En el caso de que el animal muriera por efectos naturales en el hogar, el propietario debe ponerse en contacto con el Ayuntamiento de su localidad, que ofrece un servicio de retirada de animales muertos.