Varias instituciones están investigando el fallecimiento de un investigador de la Universidad de Barcelona con síntomas compatibles de la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob, el equivalente humano de la enfermedad de las vacas locas
En el punto de mira la muerte de un científico en España que manipuló muestras no autorizadas de una enfermedad priónica mortal
Varias instituciones están investigando el fallecimiento de un investigador de la Universidad de Barcelona con síntomas compatibles de la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob, el equivalente humano de la enfermedad de las vacas locas
Jorge Jiménez - 19-10-2023 - 17:18 H - min.
La Universidad de Barcelona (UB), junto a otras instituciones, está investigando la muerte de un investigador español que estudiaba la enfermedad Creutzfeldt-Jakob, una enfermedad priónica mortal que forma parte de las encefalopatías espongiformes transmisibles, a la que también pertenece la encefalopatía espongiforme bovina (EEB), conocida como enfermedad de las ‘vacas locas’. Las personas pueden contraer una versión de la EEB llamada variante de la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob.
Según ha informado El País, el científico falleció el pasado 2022 tras haber experimentado síntomas compatibles con Creutzfeldt-Jakob. El científico habría comenzado a trabajar, en enero de 2018, en un laboratorio ubicado en la Facultad de Medicina de la UB, como investigador principal con un grupo propio. Ya en noviembre del 2020 el científico empezó a encontrarse mal, pidiendo la baja.
Según el medio, la UB habría abierto una investigación interna para averiguar el origen de “miles de muestras no autorizadas”, descubiertas en un congelador del laboratorio en el que trabajaba el bioquímico fallecido, miembro del Instituto de Investigación Biomédica de Bellvitge (IDIBELL) y del consorcio público CIBER-Instituto de Salud Carios III (ISCIl).
En este sentido, según ha informado el IDIBELL en un comunicado al que ha tenido acceso Animal’s Health, el responsable del laboratorio en el que trabajó el científico informó del hallazgo de muestras potencialmente peligrosas almacenadas en esa instalación.
“Esto fue abordado inmediatamente y con la debida diligencia por parte de la UB, titular de los espacios, el CIBER, con el que tenía el contrato laboral, y DIBELL, como investigador afiliado”, señala el comunicado.
Asimismo, desde el IDIBELL aseguran que ese laboratorio fue clausurado unas horas después de tener conocimiento de la existencia de estas muestras y una empresa especializada lo descontaminó.
“También se identificaron a las personas que trabajaron en este laboratorio, se les comunicó el potencial riesgo al que habían podido ser expuestas y también se les ofendió la realización de pruebas médicas y apoyo psicológico”, apunta el comunicado.
Por su parte, las muestras, según señala el IDIBELL, fueron enviadas para su custodia a unas instalaciones de máxima seguridad mientras se iniciaba la investigación y se procedió a determinar su infectividad. “En marzo de 2023 recibimos el resultado positivo y fue comunicado a los otros investigadores”, aseguran.
“Cabe destacar que el Campus no dispone de instalaciones necesarias para desarrollar experimentos con muestras priónicas y el comité de bioseguridad de IDIBELL nunca ha autorizado ningún estudio con estas”, apuntan.
Según explica el Ministerio de Sanidad, la Enfermedad de Creutzfeldt-Jakob (ECJ) es la encefalopatía espongiforme transmisible humana más frecuente. Por su modo de adquisición se han descrito cuatro modalidades o tipos de esta enfermedad: esporádico, iatrógeno o adquirido, familiar y variante.
El 80-90% de los casos de la enfermedad en el mundo son esporádicos. Tiene una distribución universal y afecta a pacientes entre 16 y más de 80 años, con un 80% de los casos entre 50-70 años, sin diferencias en la incidencia por sexos.
Se han descrito casos iatrógenos de ECJ por contagio de pacientes con ECJ subclínica o desconocida en: transplantes de córnea, procedimientos neuroquirúrgicos (electrodos intracerebrales), plastias de duramadre de cadáver liofilizada (hay casos en nuestro país) y por terapia con hormona de crecimiento o gonadotrofina obtenida de hipófisis de cadáveres (más de 100 casos).
Las manifestaciones clínicas son semejantes a las de la ECJ esporádica. Se ha sugerido que algunos casos pudieran haber resultado de una posible contaminación durante intervenciones neuroquirúrgicas, aunque en ninguno se consiguiera una comprobación definitiva.
Como consecuencia de la epidemia de encefalopatía espongiforme bovina (EEB) —conocida como la enfermedad de las ‘vacas locas’— que comenzó en 1985, en 1995 se detectaron en Reino Unido los primeros casos de una nueva forma en humanos, denominada ‘variante’ (vECJ), transmitida a través de la ingesta de carne de vacuno con EEB.
En España, la vigilancia epidemiológica de la ECJ y del resto de encefalopatías espongiformes transmisibles humanas (EETH) comenzó en 1995 con la creación de un Registro Nacional (RNEETH) coordinado desde el Centro Nacional de Epidemiología, del Instituto de Salud Carlos III, que recoge los casos de estas enfermedades comunicados y gestionados por las comunidades autónomas (CCAA). En enero de 1995 se inició la recogida prospectiva, aunque el registro incluye también casos diagnosticados desde 1993 e identificados de forma retrospectiva.