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VIE, 29/3/2024

PROFESIONALES

El veterinario y la fatiga por compasión

La veterinaria es una de las profesiones que sufre este trastorno mental, que se produce cuando un trabajador tiene que tomar duras decisiones morales y está en continuo contacto con personas o animales que sufren

El veterinario y la fatiga por compasión

El veterinario y la fatiga por compasión

La veterinaria es una de las profesiones que sufre este trastorno mental, que se produce cuando un trabajador tiene que tomar duras decisiones morales y está en continuo contacto con personas o animales que sufren

Francisco Ramón López - 07-03-2019 - 15:30 H - min.

Barbara Cartwright, la consejera delegada de la filial canadiense de la asociación en defensa de los animales ‘Humane’, hablaba este miércoles en un medio nacional sobre el agotamiento emocional al que se enfrentan los profesionales veterinarios que tienen que lidiar en su día a día con animales que sufren, y tomar duras decisiones morales, como la de aplicar la eutanasia.

La trabajadora social de la Facultad de Veterinaria de la Universidad de Ohio, Jeniffer Brandt, define la fatiga por compasión como “una carga emocional y física creada por el trauma de ayudar a otros en peligro, lo que lleva a una capacidad reducida de empatía hacia el sufrimiento en el futuro”.

Los síntomas de este trastorno son pensamientos negativos intrusivos, problemas físicos, como dolores gastrointestinales, de cabeza y letargo, pérdida de esperanza, cuestionamiento de la contribución,  escepticismo y culpa

Además, Brandt explica que este trastorno mental es más grave para los veterinarios, pues, a diferencia de otros como el del profesional quemado, que puede mejorar su situación cambiando de centro de trabajo, la fatiga por compasión está incardinada en la labor veterinaria. “La fatiga por compasión te va a seguir a donde vayas”, explica.

La psicoterapeuta y doctora experta en este trastorno, Elizabeth Strand, consideraba, en una entrevista para la revista de la Asociación Americana de Medicina Veterinaria, que los veterinarios viven situaciones cotidianas como el tener que dar malas noticias, gestionar situaciones difíciles o interactuar con clientes problemáticos que les llevan a sufrir un “estrés moral” que puede terminar degenerando en la fatiga por compasión.

En este sentido, la doctora explica que los dilemas éticos son el peor de los agentes estresores, y hace referencia a estudios que afirman que los veterinarios se enfrentan a entre tres y cinco dilemas éticos a la semana.

En algunos de los casos más extremos, la fatiga por compasión puede tener consecuencias trágicas como el suicidio. De hecho, la doctora hace referencia a un estudio que relaciona la fatiga por compasión con el suicidio, junto a otros factores como las relaciones laborales, el número de horas trabajadas y eventos personales difíciles.

La eutanasia es otro de los factores de la profesión que pueden terminar desembocando en enfermedades mentales. En este punto Strand, afirma utilizando como base un estudio, que la aplicación de la eutanasia provoca que los veterinarios pierdan el miedo a la muerte, y, por lo tanto, terminen valorando el suicidio con más facilidad que el resto de la población.

Para la doctora, la solución pasa por dejar atrás al estigma de las enfermedades mentales y hablar abiertamente sobre este tipo de problemas, y que los veterinarios se comprometan a cuidar su propia salud mental.

“Tiene que terminar esa idea de que tomarse unas vacaciones va en contra de esa ética de trabajo increíblemente honorable que tienen los veterinarios y que nunca he observado en ninguna otra profesión", insiste.

Y es que finalmente, la fatiga por compasión para Strand es el resultado de la labor del veterinario que “cuida mucho y trabaja muy duro, pero al mismo tiempo, no reconoce y cuida sus propias necesidades”.

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