Aunque la quimioterapia pueda vencer al linfoma canino en un 90% de los casos, desde la Morris Animal Foundation han destacado la importancia de una correcta identificación de los diferentes subtipos de linfoma para su efectivo tratamiento
El linfoma difuso de células B grandes, el más común entre los perros
Aunque la quimioterapia pueda vencer al linfoma canino en un 90% de los casos, desde la Morris Animal Foundation han destacado la importancia de una correcta identificación de los diferentes subtipos de linfoma para su efectivo tratamiento
Jorge Jiménez - 14-10-2019 - 18:15 H - min.
El linfoma es uno de los cánceres más comunes de los perros. El desarrollo de técnicas de diagnóstico sofisticadas ha permitido a los investigadores observar el linfoma más de cerca y descubrir los diferentes subtipos de la enfermedad, cada uno con características únicas.
Con el descubrimiento de los subtipos, se confirmaron las teorías de muchos veterinarios expertos sobre por qué los pacientes variaban en su respuesta al tratamiento incluso cuando, a primera vista, sus cánceres parecían similares.
En este sentido, desde la Morris Animal Foundation señalan la importancia de conocer con certeza a qué tipo de linfoma se enfrentan los veterinarios durante el tratamiento, ya que, aunque la quimioterapia vence al linfoma canino hasta en un 90% de los casos, puede haber unos subtipos más agresivos que otros.
Por ello, desde la Morris recomiendan primeramente determinar el subtipo de linfoma mediante citometría de flujo, un método de laboratorio para determinar el número de células, el porcentaje de células vivas y ciertas características de las células (como el tamaño y la forma) en una muestra de sangre, médula ósea u otro tejido.
Una vez realizadas las pruebas oportunas, se pueden identificar los subtipos de linfoma. En este sentido, uno de los subtipos más comunes, según la Morris, es el de células T periférico, que generalmente comienza con ganglios linfáticos agrandados, pero a menudo afecta a otros órganos.
Por otro lado, se encuentra el linfoma difuso de células B grandes, la cual, según indican desde la fundación es la “más común en perros”. En este caso el pronóstico de supervivencia con quimioterapia se sitúa entre los 12 y 24 meses.
La correcta identificación del linfoma, según apuntan desde Morris, resulta esencial para que los veterinarios implementen las medidas correctas para el efectivo tratamiento de la enfermedad, siendo esto importante para proporcionar al animal el mejor cuidado veterinario posible e incrementar al máximo su esperanza y calidad de vida.
TRATAMIENTO Y PROTECCIÓN
La quimioterapia es actualmente la modalidad terapéutica más común en el tratamiento del cáncer en veterinaria, según señaló Laura Aresté, product manager de B. Braun Vetcare, durante una entrevista para Animal’s Health.
En este sentido, Aresté señalaba que la oncología veterinaria es una terapia cada vez “más presente” en las clínicas, dado el aumento de la esperanza de vida de los animales de compañía y la tendencia a invertir más en la salud de estos por parte de los propietarios.
Sin embargo, a la vez que aumenta el uso de la quimioterapia en las clínicas veterinarias es importante que lo haga la protección de los profesionales al aplicarla. Y es que es necesario que los veterinarios cuiden su salud a la hora de aplicar estos tratamientos, especialmente a la hora de aplicar citotóxicos, que pueden llegar a causar efectos secundarios si no se manipulan de una manera adecuada.
Por ello, los veterinarios deben tener en cuenta los recursos existentes para proteger su salud durante el empleo de citostáticos. En este sentido, cabe destacar los sistemas cerrados de tranferencia como Tevadaptor® de B. Braun VetCare, que mediante un filtro de carbón activado previene la liberación al exterior de partículas orgánicamente activas.