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El antibiograma puede ayudar al veterinario en la práctica clínica

El Instituto Vasco de Investigación y Desarrollo Agrario utiliza esta prueba microbiológica para detectar la resistencia de determinadas bacterias a los antibióticos, con el fin de poder recomendar el más adecuado y evitar así una mayor diseminación de las resistencias

El antibiograma puede ayudar al veterinario en la práctica clínica

El antibiograma puede ayudar al veterinario en la práctica clínica

El Instituto Vasco de Investigación y Desarrollo Agrario utiliza esta prueba microbiológica para detectar la resistencia de determinadas bacterias a los antibióticos, con el fin de poder recomendar el más adecuado y evitar así una mayor diseminación de las resistencias

Ángel Espínola - 25-09-2018 - 11:40 H - min.

Según el Instituto Vasco de Investigación y Desarrollo Agrario, Neiker, el antibiograma es una prueba microbiológica de laboratorio que permite conocer la susceptibilidad o resistencia de las bacterias a uno o varios grupos de antibióticos. Además, también puede emplearse en estudios epidemiológicos para detectar la aparición de resistencias bacterianas y monitorizar su diseminación.

De esta forma, desde Neiker aseguran que este método puede ayudar mucho al veterinario clínico. En este laboratorio en concreto, se emplea un método semicuantitativo basado en el cálculo de las Concentraciones Mínimas Inhibitorias (CMI) para cada antibiótico de elección.

“Mediante unos puntos de corte establecidos las bacterias se clasifican en sensibles, intermedias o resistentes. Para este trabajo se han seleccionado los resultados obtenidos desde el año 2016 con cepas de diferentes casos clínicos recibidos” en animales, según señala la organización en su portal oficial.

Así en el caso de E. coli, un 9% de las cepas estudiadas resultaron resistentes a la amoxicilina/ácido clavulánico (betalactámico), un 35% a la gentamicina (aminoglucósido) y casi un 50% lo fueron tanto a la neomicina (aminoglucósido) como al enrofloxacino (quinolona).

En el caso de Pasteurella multocida, otra de las bacterias analizada, la totalidad de los aislados resultaron sensibles al ceftiofur y a la cefquinoma. “Sin embargo, en torno al 30% de las cepas se mostraron resistentes a la gentamicina (aminoglucósido) o el marbofloxacino (fluoroquinolona), mientras que en el caso de las tetraciclinas este porcentaje se incrementó hasta el 67%”.

Por otro lado, en cuanto a los casos de mamitis ovinas, el 20% de las cepas de Strep. dysgalactiae y el 50% de los aislados de Strep. uberis analizados resultaron resistentes a la bencil-penicilina.

Por todo ello, los miembros del instituto están de acuerdo en la utilidad del antibiograma a la hora de ayudar a detectar las resistencias antimicrobianas en el ámbito veterinario ya que, en este caso concreto, “parece claro que incluso para los antibióticos de primera elección en la clínica bovina, no es infrecuente observar cepas resistentes en campo”.

Así, determinar el perfil de resistencias de la bacteria implicada resulta fundamental para poder recomendar la administración del antibiótico más adecuado, “y con ello evitar favorecer la diseminación de resistencias”, indica Neiker.

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