El 10 de septiembre es el Día Mundial de Prevención del Suicido, una prioridad de salud pública mundial que no es ajena a la veterinaria, que se enfrenta a problemas de estrés por la exigencia y su carga de trabajo
Día mundial del suicidio: La veterinaria y sus desafíos de salud mental
El 10 de septiembre es el Día Mundial de Prevención del Suicido, una prioridad de salud pública mundial que no es ajena a la veterinaria, que se enfrenta a problemas de estrés por la exigencia y su carga de trabajo
Francisco Ramón López - 10-09-2021 - 10:07 H - min.
El 10 de septiembre se celebra el Día Mundial de Prevención del Suicidio, en el que las instituciones tratan de concienciar sobre esta lacra, considerada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como una prioridad para la salud pública.
En España, según los datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística (INE) en 2019, un total de 3.671 personas fallecieron por suicidio. De las personas muertas por esta causa, 2.771 fueron hombres y 900 fueron mujeres, por lo que continúan falleciendo el triple de hombres que de mujeres por esta razón.
En Europa, en 2018 los suicidios llegaron hasta 22/100.000 hab./año en países como Lituania, encontrándose España entre los países de Europa con las tasas más bajas, según los registros de la OCDE al respecto.
La veterinaria es un ámbito que no está exento de este problema. Más aun teniendo en cuenta que numerosos informes y estudios ponen de manifiesto que es un sector tendente a los trastornos mentales como la ansiedad, el estrés o el síndrome del trabajador quemado (‘burnout’).
En este sentido, Pilar Guijarro, psicóloga y colaboradora del Colegio de Veterinarios de Madrid (Colvema), como parte de su servicio de atención psicológica, ofreció en VetMadrid 2021 una charla en la que defendió que "tras la enfermería, la veterinaria ha sido la profesión que más ha visto deterioradas sus relaciones sociales, laborales y familiares durante la pandemia".
Por otro lado, apuntó que el estrés se ha visto incrementado por el descontento de los veterinarios ante el escaso reconocimiento. También se ha producido una sobrecarga de trabajo, muchas veces por baja por enfermedad de otros compañeros o el aumento de las consultas telefónicas y el tener que adaptarse a todas las medidas higiénicas de limpieza, desinfección, distancia social, uso de mascarillas, filtros de aire, etc, ha supuesto otro factor añadido para generar estrés.
La encuesta VetsSurvey 2020 también analizó los niveles de estrés en la profesión veterinaria en todo el mundo, poniendo de manifiesto que en España hay hasta un 64% de profesionales que consideran que están estresados.
Este dato encaja con otros estudios llevados a cabo en España, como el realizado por el Colegio de Veterinarios de Cádiz, que reflejaba que el 70% del personal encuestado manifestaba sentirse nervioso, preocupado, irritable, padecer dolores musculares y de cabeza, dificultad para conciliar el sueño y sensación de tener poca energía, todos signos de la ansiedad.
Los estudios sobre trastornos mentales en veterinaria son numerosos pero no lo son tanto los que analizan los suicidios. No obstante, ya hay algunos; uno de ellos es una investigación de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos.
Las conclusiones de esta investigación ponen de manifiesto que el suicidio es más probable entre los veterinarios que entre la población general del país. Concretamente, 1,6 veces más probable para los veterinarios hombres y 2,4 veces más probable para las mujeres.
Además, descubrió que el envenenamiento era la causa más común de muerte entre los veterinarios. El pentobarbital, una solución de eutanasia, fue el fármaco más utilizado; y la mayoría de las intoxicaciones ocurrieron en el hogar.
De hecho, el estudio destacaba que cuando los veterinarios que murieron por intoxicación por pentobarbital fueron excluidos del análisis, la probabilidad de que los veterinarios y veterinarias murieran por suicidio no era diferente a la de la población general.
“Esto indica que la formación en procedimientos de eutanasia y el acceso al pentobarbital son algunos de los factores clave que contribuyen al problema del suicidio entre los veterinarios”, aseguraban.
Marta Legido, tesorera del Colegio de Veterinarios de Barcelona, señalaba que la actitud hacia la muerte y la eutanasia, por el compromiso rutinario de la profesión con la eutanasia de animales de compañía y el sacrificio de animales de granja y el efecto "contagio" debido a la exposición directa o indirecta al suicidio de otros colegas en esta pequeña profesión, son otras posibles influencias.
En los últimos años se están dando pasos en España —con la creación del primer convenio— y en la veterinaria mundial —unas pautas globales de bienestar veterinario— para mejorar las condiciones de los veterinarios en las clínicas.
Y es que es común en todo el mundo que los veterinarios trabajen muchas horas, con un horario en el que se termina tarde y que puede incluir fines de semana, y eso puede afectar a su calidad de vida, pues resta tiempo a su vida personal.
Marta Legido aseguraba que los veterinarios son profesionales “con una gran capacidad de dedicación” y que a menudo no desconectan del trabajo (muchos compañeros llevan móviles de trabajo 24 horas al día, 7 días a la semana) y que tienden a sacrificar parte de su vida personal en favor del cuidado de sus pacientes
De hecho, la situación es tan grave que el Gobierno sueco lanzó recientemente una ‘macrooferta’ de empleo para encontrar fuera de sus fronteras a veterinarios, precisamente porque en el país no se quiere ejercer en clínicas. Desde la Asociación Veterinaria Sueca aseguran que esta situación, agravada por la pandemia, es fruto del entorno laboral que se viene gestando en los últimos años.
En este sentido, aseguran que existe un clima “duro” con los veterinarios, especialmente en redes sociales, donde los empleados de atención veterinaria están expuestos a presiones y amenazas por los costes de su servicio o por conflictos a la hora de aplicar sus tarifas tras tratar de urgencia a animales heridos.
España no es una excepción a este problema, y de hecho numerosos colegios de España, como Colvema, han establecido servicios de asesoría jurídica para enfrentarse a este acoso en internet, habiéndose incluso aplicado varias sentencias.
Pilar Guijarro coincidía también con esta situación en una entrevista con Animal’s Health, en la que lamentaba que ya no se respeta como antes a los veterinarios y en los núcleos urbanos existen expectativas demasiado altas de cómo debería comportarse un veterinario. Desgraciadamente, el resultado muchas veces es que los veterinarios abandonan la profesión.