SÁBADO, 20 de abril 2024

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La leishmaniosis canina no es solo 'cosa' de perros

El 1 de junio se celebra el Día Nacional de la Prevención de la Leishmaniosis Canina para promover la concienciación del control de esta enfermedad zoonótica en perros, que son el principal reservorio del parásito que la provoca

La leishmaniosis canina no es solo 'cosa' de perros

La leishmaniosis canina no es solo 'cosa' de perros

El 1 de junio se celebra el Día Nacional de la Prevención de la Leishmaniosis Canina para promover la concienciación del control de esta enfermedad zoonótica en perros, que son el principal reservorio del parásito que la provoca

Redacción - 01-06-2020 - 00:00 H - min.

El 1 de junio se celebra el Día Nacional de la Prevención de la Leishmaniosis Canina, una enfermedad zoonótica provocada por el protozoo parásito Leishmania infantum que se transmite a través de un mosquito vector y que es endémica en más de 70 países del mundo, entre ellos España.

Un reciente mapa de seroprevalencia de leishmaniosis canina en España sitúa las regiones de Andalucía, Baleares, Murcia, Valencia, parte de Cataluña, y las provincias de Ourense y Cáceres como las más castigadas, con porcentajes de perros seropositivos por encima del 17%. En casos como Baleares (57%), Málaga (34,6%) y Cáceres (34,2%) se alcanzan prevalencias muy altas.

Además, la leishmaniosis canina es ya también una preocupación para países no endémicos donde las enfermedades importadas constituyen un problema. Un ejemplo de esto son casos recientes de leishmaniosis importada (en ocasiones de España) en Reino Unido o incluso paises remotos como Islandia.

Con motivo de este día nacional, LETIPharma ha puesto en marcha acciones para que el mes de junio sea también el mes de la prevención frente a la leishmaniosis; y es que la compañía ha dedicado muchos esfuerzos a luchar contra esta enfermedad, desarrollando LetiFend, la primera vacuna recombinante disponible en Europa para combatir la leishmaniosis canina.

Por su parte, MSD Animal Health también está volcada con la prevención de la leishmaniosis y el día nacional, y cuenta con opciones para evitar que los mosquitos piquen a los perros, como el collar repelente Scalibor, que ahora protege a los canes durante 12 meses.

Ambas compañías quieren ayudar a los veterinarios a concienciar a los propietarios de perros de la importancia de prevenir esta enfermedad en los canes y recordar los peligros de esta enfermedad en humanos y animales.

LA LEISHMANIOSIS CANINA NO ES SOLO UN PROBLEMA DE VETERINARIOS

Hay que recordar que la leishmaniosis canina no es solo un problema de veterinarios, pues el consenso científico, recogido por asociaciones como la Federación Europea de Asociaciones Veterinarias de Animales de Compañía (Fecava), es que los perros son el principal reservorio animal para la leishmaniosis visceral humana y la enfermedad suele ser mortal si no se trata en personas.

Desde Fecava aseguran que, en base a estudios de seroprevalencia de Italia, España, Francia y Portugal, 2,5 millones de perros en estos países están infectados, siendo este animal el reservorio principal del parásito en regiones del mundo como Brasil, la zona del Mediterráneo y China.

La leishmaniosis humana es una enfermedad de declaración obligatoria desde 2015, y los últimos datos disponibles de prevalencia en España, recogidos por la Red Nacional de Vigilancia Epidemiológica del Instituto de Salud Carlos III, correspondientes al año 2018, contabilizaron 340 casos, de los que 39 fueron importados. Esto supone un ligero descenso del 5,5% respecto a 2017, pero no hay que olvidar que entre 2016 y 2017 hubo un incremento del 83%.

Regiones como la Comunidad Valenciana ya han advertido que la tendencia es creciente, y alertan de que los casos han pasado de 87 en 2013 a 174 cinco años después, y que la tasa de incidencia de esta enfermedad es en Valencia siete veces superior a la media nacional (3,52 casos por cada 100.000 habitantes frente menos de 0,5 de media nacional).

Por su parte, Andalucía realizó recientemente otro análisis epidemiológico de la incidencia en la región, en el que también participaron veterinarios, y concluyó que la tasa de incidencia de casos por 100.000 habitantes durante 2019 alcanzó su pico máximo. Desde la comunidad recuerdan que la leishmaniosis humana visceral está subdeclarada en un 25%, mientras que en la cutánea es casi del 100%.

No hay que olvidar que en junio de 2009 un brote de leishmaniosis fue declarado en el suroeste de Madrid. El foco tuvo lugar alrededor de un parque urbano del pueblo de Fuenlabrada, y generó más de 700 casos humanos declarados hasta diciembre de 2016, en el que se considera el mayor brote de Europa hasta la fecha.

Desde el sector veterinario, y también desde comunidades como la Junta de Andalucía, defienden que una adecuada vigilancia de la leishmaniosis en los reservorios animales, principalmente perros, podría ayudar a combatir también en humanos esta enfermedad emergente, que forma parte de las denominadas enfermedades tropicales desatendidas (ETD), pero que con el cambio climático están expandiéndose cada vez más.

EN QUÉ CONSISTE LA LEISHMANIOSIS CANINA

La leishmaniosis es una enfermedad de diagnóstico complejo, que puede pasar desapercibida y que se manifiesta de formas muy distintas. Recientemente, la Fecava compartió un artículo científico publicado durante el último simposio de enfermedades transmitidas por vectores, en el que se describe a grandes rasgos la enfermedad y que puede servir para conocer un poco esta dolencia.

Los expertos explican que la leishmaniosis está producida por el parásito de la Leishmania, que es difásico, y completa su ciclo de vida en dos huéspedes: un mosquito del género flebótomo, que alberga los promastigotes extracelulares; y un mamífero, donde se desarrollan las formas intracelulares del parásito, los amastigotes.

Los perros son infectados por promastigotes de Leishmania depositados en la piel durante las picaduras de mosquitos infectados, aunque se han descrito transmisiones a través de transfusiones sanguineas o incluso con transmisión vertical dentro del útero.

Los promastigotes invaden las células huésped y se replican como amastigotes intracelulares. El período de incubación de la enfermedad antes de la aparición de los signos clínicos puede durar meses o años, durante el cual, el parásito se disemina desde la piel por todo el cuerpo del huésped, con preferencia de algunos órganos como los riñones.

La mejor forma de prevenir la enfermedad es mediante el uso de collares o pipetas repelentes, combinado con la vacunación que ayuda a evitar las formas más graves de la enfermedad y disminuye la carga parasitaria.

Los estudios de población en áreas endémicas de Leishmania han demostrado que una proporción de la población canina desarrolla una enfermedad clínica, otra fracción tiene infección asintomática persistente, mientras que otra fracción es resistente a la infección o la resuelve intermitentemente sin desarrollar signos clínicos.

La susceptibilidad o resistencia a la leishmaniosis, entre otros factores, está influenciada por la genética, con algunas razas más resistentes, como los podencos ibicencos, y otras razas procedentes de regiones no endémicas, como el boxer, el rottweiler y el pastor alemán, que suelen ser más proclives a desarrollar la enfermedad.

No obstante, hay que recordar que todos los perros de todas las razas pueden infectarse y sufrir leishmaniosis.

LOS SÍNTOMAS DE LA LEISHMANIOSIS EN PERROS

En términos generales, el cuadro típico reportado por los dueños de perros con leishmaniosis incluye la aparición de lesiones cutáneas, anomalías oculares o epistaxis (sangrado nasal). Estos suelen ir acompañados de pérdida de peso, intolerancia al ejercicio y letargo.

En el examen físico, los principales signos clínicos asociados son lesiones dérmicas, linfadenomegalia (agrandamiento de ganglios linfáticos), esplenomegalia (agrandamiento del bazo), crecimiento anormal de las uñas y mal estado corporal. Hallazgos adicionales incluyen: insuficiencia renal, disminución del apetito, poliuria y polidipsia, vómitos y cojera.

Los expertos de la Fecava explican que la epistaxis, las anomalías oculares o la insuficiencia renal pueden ser los únicos hallazgos clínicos que se presentan, por lo que recomiendan estar alerta, considerando esta enfermedad entre los diagnósticos diferenciales en áreas endémicas como España o en perros que han viajado o provienen de una región endémica. La hiperglobulinemia (exceso de globulinas en la sangre) sin causa aparente en perros de regiones endémicas también debe investigarse.

A nivel inmunitario, durante la infección, los perros se vuelven cada vez más inmunodeprimidos y pueden desarrollar un recuento disminuido de linfocitos. Y es que, la respuesta inmune tiene mucho que ver con el desarrollo de la enfermedad, siendo una respuesta inadecuada o desproporcionada la responsable de gran parte de los hallazgos patológicos.

En este sentido, se han detectado complejos inmunes circulantes y anticuerpos antinucleares en animales con leishmaniosis canina; además, la glomerulonefritis asociada con el depósito de inmunocomplejos en los riñones es un sello distintivo de la enfermedad. La patología renal está presente, incluso si no se manifiesta clínicamente, en la mayoría de los perros con esta enfermedad.

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