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MAR, 10/12/2024

PROFESIONALES

El desgarrador testimonio de una veterinaria: “La DANA ha arrasado mi clínica que ahora no sería nada sin el equipo y el apoyo recibido”

La veterinaria María Vitoria ha narrado en primera persona el desastre provocado por la gota fría y como el temporal destrozó su clínica veterinaria

María Vitoria y su equipo en la labor de reconstrucción de la Clínica Veterinaria Sedaví-VetPartners.
María Vitoria y su equipo en la labor de reconstrucción de la Clínica Veterinaria Sedaví-VetPartners.

El desgarrador testimonio de una veterinaria: “La DANA ha arrasado mi clínica que ahora no sería nada sin el equipo y el apoyo recibido”

La veterinaria María Vitoria ha narrado en primera persona el desastre provocado por la gota fría y como el temporal destrozó su clínica veterinaria

Alfonso Neira de Urbina - 05-11-2024 - 15:11 H - min.

La catástrofe provocada en Valencia por la DANA ha conmocionado a España entera. Este desastre natural ha provocado la muerte de cientos de personas y miles de animales, y ha arrasado con todo lo que ha encontrado, incluidos algunos centros veterinarios.

Es el caso de la Clínica Veterinaria Sedaví-Vet Partners, cuya directora María Vitoria, sin apenas batería en el móvil, ha explicado a Animal’s Health como está viviendo esta trágica situación durante uno de los momentos en los que tiene luz, ya que la electricidad va y viene en la zona afectada.

María Vitoria recuerda como cuando sobrevino el temporal su clínica veterinaria estaba abierta. Ella estaba en el dentista con sus hijas y escuchó a una señora decir que estaba entrando agua por Catarroja, el pueblo de al lado.

“Yo no sé por qué,  me puse muy nerviosa y me levanté con mis dos hijas del dentista y dije que no me atendieran que me quería ir. No estaba lloviendo, nadie nos dijo nada, pero me fui directa a la clínica”, rememora la veterinaria.

Al llegar al centro, la veterinaria les dijo a sus compañeras que se fueran lo antes posible y cogió a un perro que había ingresado y se lo subió a su propia casa. Afortunadamente, María Vitoria fue precavida, ya que como relata, sin que nadie les hubiese avisado, en un cuarto de hora la DANA desató toda su fuerza destructiva en la zona.

“En quince minutos, desde que yo estuve en la clínica hasta que logré llegar a mi casa con el perro ingresado el agua llegaba al cuello. Y nadie, nadie, nadie, nos avisó de nada”, remarca y explica que dos de sus compañeras no pudieron salir a tiempo para llegar a sus casas por sus propia cuenta, a una la tuvieron que ayudar a llegar y la otra tuvo que dormir en casa de un vecino porque no logró llegar a su hogar.

Durante la entrevista, tenemos que detener la conversación, ya que María Vitoria emocionada no puede continuar. Y es que, en ese instante, recuerda también el momento en el que su marido no podía acceder a su vivienda. “El agua le llegaba a la cintura y con la ayuda de unos vecinos consiguieron abrirle la puerta del portal porque de la presión del agua estaba cerrada. Nosotros somo muy afortunados porque vivimos en un cuarto piso, porque era un momento de mucho miedo ya que no había luz. Pudimos estar los cuatro juntos, con mi perra y el perro ingresado”, subraya.

“ERA COMO SI UN TSUNAMI HUBIERA ENTRADO EN LA CLÍNICA VETERINARIA”

Al perro lo trató en su casa, ya que era imposible dejarlo en la clínica veterinaria. “No sé lo que estaréis viendo en la tele, yo no veo la tele porque tenemos luz a ratos, pero esto es de una magnitud muy complicada de explicar. Imagínate barro y agua, dos metros por todas partes”, explica a este medio.

“Esto ha arrasado todo y encima yo vivo como en una avenida muy grande y el agua bajaba con una fuerza, un ruido muy, muy fuerte. Era como que arrastraba todo y nosotros cuatro estábamos sin luz. Dormimos a mis hijas para que no lo vieran”, incide y señala que pasaban coches con gente dentro. “Mi marido con una linterna alumbraba a la gente y nosotros desde arriba los animábamos para que se agarraran al árbol o a donde pudieran, pero que aguantaran. Eso es un poco difícil de gestionar”, lamenta.

Al día siguiente no pudieron entrar en el centro veterinario porque el agua seguía demasiado alta y no se podía salir a la calle de la cantidad de barro que había. Fue al segundo día cuando por fin pudo ir a la clínica. “Supe que el daño iba a ser muy grande porque las cosas que tenía al fondo, que es rayos X, estaban en la entrada”, resalta.

“Era como si hubiera pasado un tsunami que hubiera entrado desde abajo hacia arriba y hubiera llevado todo hacia afuera. Con lo cual habría sido imposible que nadie hubiera sobrevivido dentro”, advierte.

Asimismo, expresa que fue rapidísimo y lo que la “indigna” es que la alarma les llegó cuando el agua llegaba por encima de la marquesina del autobús, que mide 2 metros.

VELANDO SIEMPRE POR LA SALUD ANIMAL: “UN COMPAÑERO EN BICI ME TRAJO LAS PASTILLAS PARA UN PERRO CON EPILEPSIA”

La veterinaria explica que desafortunadamente tienen muchos pacientes afectados y menciona emocionada a una perrita que murió ahogada y dos gatos desaparecidos. Eso sí, en cuanto a la gestión que están realizando desde el centro que dirige remarca que son un equipo muy fuerte. “Afortunadamente, somos un equipo grande y potente, somos nueve personas, y hay tres personas del equipo que viven fuera de los pueblos de la catástrofe y están en la zona perfecta”, apunta.

Por ello, esos miembros del equipo han podido ir a hacer un duplicado de tarjetas, han tenido internet y han tenido luz, con lo cual han podido recuperar toda la base de datos, han podido acceder al drive para tener todos los documentos, todas las analíticas, y han podido hacer el WhatsApp Business para poder comunicarse con los clientes.

Y es que a pesar de los cuantiosos daños materiales sufridos en esta clínica, el equipo no deja de lado la salud de sus pacientes. “Nosotros estamos comunicándonos continuamente con todos los clientes, dándoles un mensaje de apoyo, y estamos 24 horas, hacemos turnos entre el equipo para estar 24 horas pendientes del WhatsApp para lo que puedan necesitar”, remarca.

Así, por ejemplo, la veterinaria explica que tienen un paciente crónico que necesita el tratamiento de la epilepsia. “Ayer un compañero en bici me trajo las pastillas para el perro de la epilepsia. O sea, que funcionamos así” resalta.

También expresa su profundo agradecimiento por el apoyo recibido tanto por el Colegio de Veterinarios de Valencia, como por las compañías del sector y el grupo de centros veterinarios VetPartners, que están “al cien por cien”.

“En mi caso, la clínica pertenece al grupo VetPartners que está ultra volcado, exagerado". En cuanto al Colegio de Veterinarios de Valencia, del que además es secretaria, remarca que está haciendo una labor espectacular. "Desde el miércoles están trabajando 24 horas”, subraya.

SALUD MENTAL: "ESTOY FUERTE Y SERENA PERO SÉ QUE VOY A CAER"

En cuanto al personal veterinario, destaca que “una clínica puede tener la mejor maquinaria, la mejor tecnología, puede tener el marketing y la imagen más bonita del mundo, que si no tiene un buen equipo no es nada”.

“Yo eso ya lo sabía, lo tenía claro. Pero es que después de esto... Sin mi equipo, Sedaví no existe, no es nada. Ahora mismo no es nada. Sedaví es paredes mojadas llenas de barro. Y lo es todo por las nueve personas que formamos el equipo". "La verdad es que la DANA ha arrasado mi clínica que ahora no sería nada sin el equipo y el apoyo recibido”, agradece Vitoria.

La veterinaria, además, es experta en Burnout. “Creo que me voy a tener que autotratar”, bromea sin perder del todo la esperanza tras la catástrofe. “Yo creo que va a tener consecuencias en la salud mental, no solo de los veterinarios, sino de cualquier valenciano que haya vivido esto. Yo no puedo parar de pensar en mis hijas, en cómo están gestionando emocionalmente esto. Mi hija tiene 11 años y ayer estaba llorando como una loca por si Papá Noel no podía llegar estas Navidades, porque la calle está llena de barro”, apunta.

“Ellas no tienen colegio, están asustadas. Esto es mucho peor que el COVID”, lamenta.

En cuanto a su situación particular, explica que en la zona son pueblos. “Encima yo soy la veterinaria, todo el mundo te conoce. La gente te para, te pregunta. Casi todo el mundo ha perdido a alguien, esto es un drama, el no encontrar a tu cuñado, no encontrar a tu abuelo, eso es muy duro de gestionar”, añade.

“Yo estoy bien, estoy fuerte y serena, pero sé que voy a caer. No sé cuándo, pero caeré”, enfatiza.

VOLVER A LA NORMALIDAD: "TENGO UNA COMPAÑERA QUE HA PERDIDO SU CASA Y SU CLÍNICA"

En cuanto a las necesidades que tienen ahora, considera que tanto los veterinarios como el pueblo necesitan volver a la normalidad. "Es un pueblo que ahora de repente es triste y lleno de barro y coches apilados. Entonces, cuando nos quiten ese escenario y nosotros volvamos a poder estar en nuestras calles y la gente recupere un poco sus casas, los niños recuperen el colegio, yo creo que volveremos poco a poco a ser el pueblo que éramos”, confía.

“A mí me preocupa que la sociedad de esta zona va a estar muy empobrecida, porque hay gente que ha perdido el negocio y muy probablemente no lo va a poder volver a abrir por el impacto económico que supone. Nosotros, por ejemplo, hemos perdido nuestros coches, mi suegro ha perdido media casa, mi cuñada ha perdido su negocio”, explica. “Yo tengo una compañera que ha perdido su casa y ha perdido su clínica”, añade.

A pesar de ello, la veterinaria recuerda que lo más importante para el pueblo ahora mismo son las vidas. “Tú vas por la calle y te dicen cómo estás y lo primero que contesta la gente es todos vivos. Nadie contesta otra cosa que no sea todos vivos, porque solo es eso lo que nos queda. No nos queda nada más”, remarca.

Vitoria señala que lo que realmente necesitan es que venga maquinaria pesada para ver sus “calles libres de enseres, libres de recuerdos, libres de coches apilados, libres de esa pesadilla que vivimos esa noche y que los colegios abran y que las familias podamos tener un poco de cierta normalidad”.

LA VETERINARIA, UNA PROFESIÓN RESILENTE

También rompe una lanza por la enorme resilencia de los veterinarios. “Yo, que soy una amante y orgullosa de la profesión, creo que somos de lo más resiliente que existe. Nos adaptamos a todo. Si es que hasta en la pandemia nos crecimos. Los veterinarios tenemos cuatro cosas y curamos”, incide.

Además, agradece el apoyo que están teniendo pero remarca que lo van a seguir necesitando. “Ahora está el pueblo volcado, pero puede que en unas semanas nadie se acuerde de nosotros y hay compañeros que lo van a pasar muy mal". 

“Eso es que se necesita ayuda a largo plazo, no solo una puntual”, apunta, y explica que lo más urgente que necesitan los animales en este momento son sobre todo tratamientos crónicos y alimentación.

“Yo estoy gestionando la dispensación de tratamientos crónicos a mis clientes de lo que me van trayendo del colegio de veterinarios y otros compañeros que están totalmente volcados en traerme lo que necesite de otros pueblos. Y yo, por ejemplo, ayer que vaciamos la clínica, todos los piensos que estaban embarrados los dejé en la puerta y esta mañana ya no estaban”, recuerda.

LA PROFESIÓN ESTÁ VOLCADA, “ESTOY MUY ORGULLOSA DE SER VETERINARIA”

María Vitoria resalta que todo el equipo, toda la junta de gobierno del Colegio de Veterinarios de Valencia y todos sus trabajadores están todos totalmente volcados. “Pero es que los colegiados hemos creado como si fuera un grupo de WhatsApp y hay como encuestas en las que tú te vas poniendo como voluntario para cada refugio. Y siempre, siempre hay gente en cola para poder ir, para cambiar turnos... los colegiados están volcados”, resalta.

Igualmente, señala que los veterinarios están moviéndose como pueden para ir a todos los refugios y a todas las protectoras a colaborar. “Han venido a quitar barro compañeros que tienen las clínicas perfectas. Yo he tenido ayer la suerte de tener compañeros que tienen los hospitales perfectos y ayer estuvieron de barro hasta la cintura ayudándome”, agradece.

Ahora estoy más orgullosa todavía de ser veterinaria”, concluye.

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