Durante la desescalada los propietarios están acudiendo a las clínicas veterinarias con sus animales para las desparasitaciones y vacunaciones que no habían realizado durante los días más estrictos de confinamiento
“Ha sido el mejor mes de mayo para mi clínica veterinaria en 27 años”
Durante la desescalada los propietarios están acudiendo a las clínicas veterinarias con sus animales para las desparasitaciones y vacunaciones que no habían realizado durante los días más estrictos de confinamiento
Jorge Jiménez - 27-05-2020 - 07:27 H - min.
La crisis sanitaria provocada por el nuevo coronavirus ha afectado económicamente a todo el país, y también a las clínicas veterinarias. Ahora, durante el proceso de desescalada, los centros veterinarios empiezan a recuperar su actividad a medida que avanza el paulatino desconfinamiento de la población. Esto se puede comprobar en los últimos resultados económicos, que señalan que más de la mitad de los centros veterinarios españoles está viendo mejoras en ingresos y clientes en esta recta final de la crisis sanitaria.
Esta tendencia también es compartida por algunos veterinarios de pequeños animales, como Fernando Ros, propietario de la Clínica Veterinaria Ayala en Madrid, con más de 28 años de experiencia. “En las primeras semanas del confinamiento esto parecía una película de miedo, no había nadie”, recuerda el veterinario en declaraciones para Animal’s Health, señalando que durante el mes de mayo (mes en el que comenzaba la desescalada), ha notado un repunte en su negocio.
Asimismo, señala que todos los años la situación económica de la clínica mejora “un poco”, y asegura que no ha tenido ningún año que haya sido peor que el anterior. “Este mayo, yo creo que por las circunstancias del mes de abril, con la gente confinada en su casa, en cuanto se ha podido salir, ha venido todo el mundo, por eso ha habido más gente que otros años” asegura.
Comparando con los resultados de años anteriores, el veterinario estima en un 20% el crecimiento de su clínica este mes de mayo respecto a 2019. “Ha sido el mejor mes de mayo para mi clínica veterinaria en 27 años”, confiesa Ros.
Durante los meses de confinamiento, a la clínica de Ros solo han llegado casos de urgencias graves. “La gente no venía a vacunar, porque no se atrevía a salir de casa”, apunta, y explica que a mediados del mes de abril la gente ya comenzó a llamar para realizar desparasitaciones y vacunaciones.
Y es que, tanto la desparasitación como la vacunación han sido los tratamientos que los propietarios de los animales más han pospuesto, según el veterinario, que ha notado en su clínica una reducción significativa de este tipo de tratamientos preventivos durante el confinamiento. De hecho, Ros indica que los propietarios han pospuesto vacunas importantes como la rabia o la leishmaniosis.
A pesar de estos aplazamientos, Ros resta gravedad al parón en las desparasitaciones ya que, explica, en el caso de los perros han salido poco a la calle durante esos meses, haciendo “complicado” que estos se infectaran con parásitos, al no tener contacto con otros perros, y no pudiendo en muchos casos salir al campo. No obstante, advierte que nunca se debió dejar de desparasitar durante la crisis sanitaria.
Ahora, entre los casos más comunes que se encuentra en la clínica, propios de esta época del año de aumento de temperaturas, están los problemas de espigas en el oído o en las patas de los perros; “algo típico de la primavera”, añade el veterinario. De hecho, asegura que a la semana pueden llegar a la clínica hasta 20 perros con problemas de espigas, siendo las más complejas de quitar aquellas que se alojan en el interior de las orejas. Para extraerlas, explica Ros, se suele proceder a la sedación del animal.
Otra de las consecuencias que ha tenido la crisis del coronavirus en las clínicas veterinarias ha sido la subida de precio del material de protección. “Los guantes de exploración me costaban entre 6 y 8 euros, y los últimos que he comprado ha sido a 21 euros”, indica Ros.
A pesar de esta subida de más del triple en el precio del material de protección, el veterinario no plantea subir sus precios. “Aunque haya subido el coste de guantes y mascarillas, no es suficiente —por lo menos en mi clínica— para tener que subir el precio de mis servicios”, explica Ros.
De hecho, el veterinario asegura que debido a la crisis económica derivada de la sanitaria, ha tenido que permitir a algunos de sus clientes —afectados por el cierre de la hostelería y el sector servicios— aplazar sus pagos, con el objetivo de facilitarles su situación. “Intento siempre dar el tratamiento adecuado a cada animal, ayudando a la gente que tiene dificultades”, señala Ros.
Por otro lado, Ros destaca la importancia de que los veterinarios hayan permanecido abiertos durante el confinamiento, subrayando así el papel de los profesionales en el enfoque One Health (una sola salud) ya que, apunta, cuidando a los animales se cuida también a las personas.
“La sanidad, en teoría, debería ser un todo en el que los animales estuvieran incluidos, y evidentemente los veterinarios”, señala Ros, destacando los amplios conocimientos de los veterinarios en epidemiología, coincidiendo así con expertos del sector como el catedrático en Sanidad Animal de la Facultad de Veterinaria de la Universidad Complutense de Madrid Bruno González Zorn.
Por ello, Ros lamenta la ausencia de veterinarios en órganos de gestión de la crisis sanitaria como el consejo asesor, resaltando que están acostumbrados a lidiar todos los años con epidemias de enfermedades animales para las que no existe aún vacuna, algo que, explica, ha quedado demostrado en países como Alemania.