SÁBADO, 20 de abril 2024

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PROFESIONALES

Coronavirus: "No basta con un veterinario en un comité de 20 personas"

El catedrático de Sanidad Animal, Elías Rodríguez, que forma parte del comité de expertos para la gestión del Covid-19 en Castilla y León, explica la importancia de que se tenga en cuenta a los veterinarios a nivel nacional en crisis sanitarias

Elías Rodríguez Ferri, catedrático de Sanidad Animal de la Universidad de León y presidente de la Academia de Ciencias Veterinarias de Castilla y León.
Elías Rodríguez Ferri, catedrático de Sanidad Animal de la Universidad de León y presidente de la Academia de Ciencias Veterinarias de Castilla y León.

Coronavirus: "No basta con un veterinario en un comité de 20 personas"

El catedrático de Sanidad Animal, Elías Rodríguez, que forma parte del comité de expertos para la gestión del Covid-19 en Castilla y León, explica la importancia de que se tenga en cuenta a los veterinarios a nivel nacional en crisis sanitarias

Francisco Ramón López - 08-04-2020 - 12:00 H - min.

Este lunes 6 de abril se daba a conocer que el comité de expertos para la gestión del coronavirus Covid-19 en la Junta de Castilla y León contará con el catedrático veterinario, Elías Rodríguez Ferri, experto en microbiología e inmunología y presidente de la Academia de Ciencias Veterinarias de Castilla y León.

Ferri reconoce en una entrevista para Animal's Health que no sabe cómo ha sido exactamente el proceso de su inclusión en el comité, pero considera que el resultado puede ser debido “al caldo de cultivo propicio” tras la relevancia de las reclamaciones del sector veterinario durante las últimas semanas. “Como quiera que fuera, tuvo que haber una propuesta o una pregunta, y apareció mi nombre”, comenta Ferri.

En este sentido, confirma que desde la Dirección General de Salud Pública, que gestiona el comité, ya se han puesto en contacto con él y le han trasladado que participará en la siguiente reunión, aportando así su visión veterinaria.

En este sentido, el catedrático se muestra satisfecho, aunque no se aventura a considerar si su inclusión en el comité de Castilla y León podría tener influencia a nivel nacional, tal y como reclama la Organización Colegial Veterinaria (OCV). “No soy adivino, lo que pasa es que para que se note esa influencia veterinaria en el planteamiento y gestión de problemas como estos en un país, no basta con un humilde veterinario en un comité de casi 20 personas”, incide.

Y es que, a pesar de ser un gran paso, el veterinario explica que la influencia de las comunidades autónomas “es la que es” y las grandes decisiones se están tomando desde el Gobierno central, que cuenta con otro grupo de expertos sobre los que aclara que no tiene nada que objetar en cuanto a su valía profesional.

Una de las ideas que quiere transmitir cuando participe en su primera reunión es recordar que un 60% de las enfermedades infecciosas son de origen animal y de estas un 75% son emergentes, y que los veterinarios llevaban cientos de años aplicando métodos de prevención y control, similares a los que aplica Europa, antes de que siquiera existiera la idea de que las enfermedades las causaban microorganismos submicroscópicos.

“¿Qué veterinario de producción no tiene asumido el concepto de bioseguridad? Esos principios de bioseguridad, que cuando se aplican al hombre utilizan denominaciones como equipos de protección individual, nosotros los aplicamos a equipos de protección de colectividades”, indica.

NI EL “MÁS MÍNIMO ERROR” EN PREVENCIÓN

En este sentido, indica que los propios veterinarios saben que en este campo de la prevención no se puede permitir “el más mínimo error” ante enfermedades como la gripe aviar, la fiebre aftosa o la peste porcina africana y que las medidas se tienen que tomar sin pérdida de tiempo una vez que se conoce la infección.

“La actuación tiene que ser ultrarrápida, porque si no es muy difícil de controlar. Creo que eso se le tiene que decir a los gestores de estas crisis”, considera. Por todo esto, asegura que los veterinarios son “profesionales muy aprovechables”. “A los veterinarios deberían de aprovecharnos”, defiende.

Así, insiste en que su propuesta y la de la Veterinaria debe de llevar un mensaje claro: "no se trata de empujar a nadie, sino de participar con deseo de ayudar". Ferri considera que esta crisis sanitaria y las posibles reconfiguraciones de los sistemas nacionales de salud pública puede ser una buena oportunidad para conseguirlo.

Esta oportunidad llega en un momento en el que, para el catedrático, "la profesión veterinaria está muy bien preparada", tanto a nivel de investigación como de formación básica y especializada, y cuenta con colegios profesionales, nacionales y europeos en varios ámbitos de especialidad. "La veterinaria está preparada para colaborar a primer nivel”, insiste.

VETERINARIOS, EXPERTOS EN MEDICINA DE POBLACIONES

Ferri considera que hay mucho margen en el que los veterinarios pueden trabajar, pues más allá de la labor asistencial, hay poca diferencia entre la medicina humana y veterinaria. “No solo no hay diferencia, sino que creo que los veterinarios en medicina de poblaciones tenemos ventaja”, apunta.

En este sentido, el catedrático señala que la profesión está acostumbrada a tratar a miles de individuos de cientos de miles de especies”. “La mentalidad veterinaria se adapta muy bien a participar en situaciones como esta, no solo por la formación, sino por la ejecución”, defiende, pues señala que aúna dos vertientes: por un lado es una medicina de colectividades, pero por otra es singular, en el ámbito de animales de compañía. 

Asimismo, apunta que desde mediados del siglo pasado existe la figura del veterinario de  salud pública, y desde entonces han seguido de cerca zoonosis emergentes como la gripe aviar, las encefalopatías espongiformes, la caquexia crónica del ciervo del alce o la enfermedad del Nilo Occidental. De hecho, recuerda que las epidemias de origen zoonótico de coronavirus tampoco son nuevas, pues ya hubo una en 2003 con el SARS y otra en 2012 con el MERS.

Es precisamente en este ámbito, el de las “amenazas globales” donde una enfermedad animal termina afectando a los humanos, en el que más patente queda el concepto ‘One Health’. “Si ha habido desde el principio alguna profesión comprometida con esta idea ha sido sin duda la veterinaria”, ha remarcado, aunque defiende que no es “un territorio acotado”. “Todos somos necesarios”, añade.

Ferri admite que estos saltos de especie son excepcionales, y no se dan con asiduidad, pero con el tiempo suficiente se van a seguir dando, como ya sucedió con la gripe de 1918. Por lo tanto, habrá que continuar con la vigilancia sanitaria de reservorios animales de enfermedades, sobre todo de especies proclives como los roedores, y especialmente los murciélagos, sobre los que él se interesó antes de que se produjera esta pandemia.

El papel de los veterinarios, por tanto, es intervenir para que “ese mundo complejo de circunstancias y factores que tienen que coincidir no coincidan”. Otra de las medidas para esto es tratar de no desestabilizar los delicados equilibrios que se dan en la fauna salvaje.

TRABAJANDO SIN VACUNAS

Sobre la actual falta de vacuna contra el coronavirus, Ferri recuerda que los veterinarios, cuando no se tenía acceso a herramientas preventivas tan potentes, tenían que recurrir a su inteligencia para frenar el avance y lograr la erradicación con otros métodos.

Así, recuerda que durante siglos se han tenido que enfrentar a enfermedades animales sin poder recurrir a vacunas. “Tenemos currículum en este ámbito”, apunta, y hace referencia a como en el mundo occidental, tras la creación de las vacunas y los antibióticos, se creía que las enfermedades infecciosas eran ya cosa del pasado.

“Parecía que era un concepto exótico, propio de Asia u Oriente próximo, que eximía de todo riesgo”, aunque para Ferri, desde la década de los 90 y la globalización, ya habían aparecido señales "muy evidentes" de que algo así podría suceder.

 

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