Una revisión científica advierte que no existen protocolos establecidos para proteger la salud pública frente a B. canis
Científicos advierten que Brucella canis podría convertirse en una amenaza para la salud pública en Europa
Una revisión científica advierte que no existen protocolos establecidos para proteger la salud pública frente a B. canis
Jorge Jiménez - 06-09-2023 - 11:15 H - min.
La bacteria zoonósica Brucella canis se está convirtiendo en la principal causa de brucelosis canina en Europa. En perros provoca problemas reproductivos, así como cojeras inespecíficas o discoespondilitis, mientras que, en humanos, puede ser origen de afecciones crónicas debilitantes características de su género, como fiebre ondulante, esplenomegalia y linfadenopatía.
Ahora, una nueva revisión científica llevada a cabo por investigadores de Francia, Alemania, Francia, Holanda, Reino Unido e Italia ha analizado la aparición de Brucella canis y cómo podría terminar siendo una amenaza para la salud pública en Europa. “Esta revisión muestra que la interacción entre huésped y B. canis aún no se comprenden del todo bien y existen muchas lagunas en conocimientos y capacidades, lo que provoca una sensibilidad y especificidad relativamente deficientes de las herramientas de diagnóstico existentes”, señalan los investigadores en la revisión.
Actualmente, explican, no existe ninguna vacuna para esta especie de Brucella. Además, la terapia antimicrobiana no garantiza la eliminación bacteriana y con frecuencia se informan recaídas de la infección, lo que aumenta los riesgos de desarrollo de resistencia a los antibióticos.
Además, B. canis insisten en que es una bacteria zoonósica, sin embargo, admiten que su virulencia en los humanos tampoco está completamente aclarada. “Muchas de estas deducciones aún tienen que ser probadas y todavía hay muchas incógnitas sobre B. canis, especialmente como una amenaza potencial emergente para la salud pública en Europa”, indican.
“B. canis se ha detectado en perros en casi todos los países europeos, lo que aumenta la exposición humana, pero actualmente no existe una vigilancia sistemática. Además, la brucelosis causada por B. canis no está recogida en la Ley de Sanidad Animal europea, por lo que no existe un marco legal para hacer frente a esta enfermedad infecciosa emergente”, advierten.
Teniendo en cuenta todo esto, consideran que a la hora de abordar la brucelosis canina debida a B. canis como una amenaza para la salud pública debería tenerse en cuenta dentro del contexto de la relación entre perros y humanos, especialmente cuando hay contacto cercano con niños o personas inmunocomprometidas, así como un riesgo laboral para personal de criaderos, veterinarios y auxiliares, así como para propietarios de perros.
Para trazar las estrategias de diagnóstico, identificar los riesgos de infecciones humanas y proponer un plan de manejo para perros domésticos y de perreras infectados, los investigadores describen las principales lagunas de conocimiento y proponen soluciones a tener en cuenta.
En primer lugar, señalan que, para colmar las lagunas de vigilancia, se necesitarían encuestas epidemiológicas representativas en Europa para evaluar la prevalencia de la enfermedad dentro de un intervalo de confianza definido. Para elegir la mejor estrategia de muestreo, habría que tener en cuenta el número de casos clínicos humanos y caninos, así como los resultados de los perros examinados, epidemiológicamente relacionados con los casos confirmados.
Por otro lado, en cuanto a los diagnósticos, recomiendan que los laboratorios internacionales de referencia para la brucelosis generen orientación y reactivos que apoyen el desarrollo y la adopción de métodos de diagnóstico de mejores prácticas.
“Se deben hacer esfuerzos para comunicar los riesgos que plantea B. canis con el fin de fortalecer el mercado e incentivar el desarrollo de pruebas superiores y el fortalecimiento del sector de diagnóstico comercial”, destacan, apuntando que se deberían desarrollar pruebas de diagnóstico efectivas para humanos o, al menos, se debería establecer mejor la eficacia de las pruebas de serodiagnóstico existentes utilizadas para perros cuando se aplican a sueros humanos.
Sobre las vías de transmisión, explican que B. canis puede transmitirse por vía venérea, así como por contacto con fluidos corporales mediante ingestión o contacto con piel lesionada o mucosas. “Si conviven, un perro con brucelosis canina puede transmitir la enfermedad a perros sanos en unas pocas semanas o meses. Las secreciones genitales de perros infectados con B. canis contienen altas cargas bacterianas y la transmisión de perro a perro ocurre principalmente durante la reproducción o después del contacto con secreciones uterinas, semen y material abortado”, explican.
Es por esto por lo que indican que tan pronto como se diagnostique a los perros con B. canis, una recomendación es castrarlos, si aún no lo han hecho, para disminuir la excreción de la bacteria y evitar futuros contactos reproductivos. “Sin embargo, se deben implementar medidas de mitigación apropiadas para proteger al equipo quirúrgico, debido al riesgo de exposición que esta actividad puede presentar”, remarcan.
A este respecto, también apuntan que serían necesarios estudios longitudinales adicionales para evaluar los riesgos del contacto no reproductivo, así como los efectos de la castración y el género, sobre una mayor diseminación de la enfermedad en diversos escenarios con respecto al alojamiento y el estilo de vida de los animales.
En cuanto a los riesgos para la salud humana, los investigadores indican que se necesita con urgencia la identificación de marcadores antigénicos específicos de B. canis o Brucella en bruto para desarrollar nuevas pruebas inmunológicas indirectas para humanos y mejorar el diagnóstico, ya que, según detallan, si no se diagnostica a tiempo o no se trata, la infección por B. canis en humanos puede tener síntomas neurales y cardíacos duraderos, fiebre recurrente, dolor en las articulaciones, fatiga, etc.
En la revisión científica, los investigadores también dan una serie de recomendaciones sobre el tratamiento y la profilaxis de B. canis, así como de su control en base a la normativa y la legislación. Para concluir, en la revisión se exponen dos casos hipotéticos de infección por B. canis y manejo posterior, según el conocimiento actual.
A modo de conclusión, los científicos subrayan que se necesitan urgentemente nuevos estudios epidemiológicos y experimentales para dilucidar algunas de las cuestiones más importantes, como el diagnóstico de infección por B. canis, duración de la infección, supervivencia bacteriana en el medio ambiente, así como diferentes opciones de tratamiento y susceptibilidad de las bacterias al desarrollo de resistencia a los antibióticos.
“Además, no existe una herramienta de diagnóstico validada para cachorros, ni una prueba que pueda determinar si la infección es reciente o crónica. Asimismo, las opciones actuales de control y gestión están muy generalizadas y no existen protocolos establecidos para proteger la salud pública”, concluyen.