JUEVES, 28 de marzo 2024

JUE, 28/3/2024

PROFESIONALES

"La investigación biomédica debe ser también hecha por los veterinarios"

Bruno González Zorn, catedrático de Sanidad Animal en la Universidad Complutense de Madrid, resalta la importancia de los veterinarios en la lucha contra las resistencias antimicrobianas y su papel en la investigación sanitaria mundial

"La investigación biomédica debe ser también hecha por los veterinarios"

Bruno González Zorn, catedrático de Sanidad Animal en la Universidad Complutense de Madrid, resalta la importancia de los veterinarios en la lucha contra las resistencias antimicrobianas y su papel en la investigación sanitaria mundial

Jorge Jiménez - 22-10-2019 - 12:47 H - min.

La lucha contra las resistencias a los antibióticos se ha convertido en una de las prioridades del sector de la sanidad animal en la actualidad. De hecho, la reducción del uso de antibióticos en medicina veterinaria se está implementando a nivel mundial.

En este sentido, en España, según recogía la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (Aemps) en su Memoria Anual de Actividades del 2018, la venta de antibióticos veterinarios se ha reducido un 32,4%.

Sin embargo, a pesar de los buenos datos obtenidos en la lucha contra las resistencias a los antibióticos, los expertos del sector de la salud animal, instan a continuar con los esfuerzos en esta materia.

Para conseguir una reducción aún mayor de antibióticos veterinarios se han implementado iniciativas como el programa Savsnet (Small Animal Veterinary Surveillance Network) que, desarrollado por la Facultad de Veterinaria de la Universidad de Liverpool, tiene como objetivo monitorear los datos clínicos en tiempo real.

Precisamente, en el desarrollo de estas iniciativas y su implantación en España está involucrado el veterinario Bruno González Zorn, catedrático en Sanidad Animal de la Universidad Complutense de Madrid y uno de los mayores expertos en resistencia a los antibióticos a nivel mundial, que ha compartido con Animal’s Health, qué le llevó a dedicarse a este campo y cuáles son las principales claves en la lucha contra las resistencias a los antibióticos.

P. ¿Qué es lo que te lleva a estudiar veterinaria?

R. Estudié veterinaria porque, como casi todo el mundo que la estudia, nos gusta la biología, y hemos tenido un buen profesor de Biología en la ESO o en el Bachillerato.

Además, a los que nos gustaban las ciencias de la salud y la actividad clínica teníamos que elegir entre estudiar odontología, medicina y veterinaria.

Odontología me parecía muy centrada en un aspecto muy concreto, y tuve dudas entre estudiar medicina o veterinaria.

Finalmente, me decidí por veterinaria porque tiene un aspecto global, mundial, multiespecie, ecológico y evolutivo un poco mayor que medicina, que solo se dedica a una especie.

La verdad es que me atraía mucho la idea de ecología, evolución, vida y salud en la Tierra, por eso me decanté por estudiar veterinaria, y estoy muy contento.

P. Después de que terminas la carrera, ¿cómo entras en el mundo de la investigación? ¿Te resultaba más interesante que el mundo clínico?

R. Pues yo creía que me gustaba la clínica. En 4º de carrera estuve de Erasmus en Alemania, y allí tuvimos un paciente, un perro con leishmaniosis —entonces en Alemania había poca leishmaniosis— y los veterinarios alemanes pensaban que la enfermedad no se solía tratar. Yo expliqué que en España se trataba y no sacrificábamos sin más a los animales.

Después, al volver a España, en 5º de carrera, entré a trabajar en un grupo de Leishmania, donde pasábamos consulta de leishmaniosis los martes y los jueves; y los lunes, miércoles y viernes, estudiaba ‘Inmunología de Leishmania’ en el Instituto de Salud Carlos III.

Así, empecé a estudiar inmunología, y enseguida descubrí que me divertía mucho más haciendo investigación los lunes, miércoles y viernes en el laboratorio, que los martes y jueves pasando consulta clásica.

Ahí comprendí que me interesaba más saber cómo el amastigote sobrevivía en el macrófago que dedicarme a pasar consulta.

P. ¿Qué consejo le darías a todos esos estudiantes que quieren dedicarse a la actividad clínica de pequeños animales, a pesar de que es un sector saturado?

R. Yo creo que deben dedicarse a la clínica. Yo me dediqué a la investigación porque descubrí que era mi vocación y por lo tanto, mi conclusión vital es que hay que buscar en tu corazón cuál es tu vocación real y perseguirla.

Tengo amigos que querían hacer clínica y lo hacen en su día a día, son felices, con más o menos trabajo, pero no harían ninguna otra cosa en el mundo diferente a lo que están haciendo.

Un amigo que le gustaban los delfines, está en el Oceanogràfic como veterinario, y está encantado. Y también era una locura que le gustaran los delfines. Y a mí, que me gustaba la investigación, todo el mundo me decía que era una locura, que era imposible entrar en la Universidad.

Pero justo entonces tuve la suerte de que se instauró el programa Ramón y Cajal cuando estaba de postdoctorado. Así que yo creo que la clave no está en hacer clínica o no, sino en hacer aquello que te pide tu corazón.

P. Pero, ¿por qué crees que la mayoría de los estudiantes de veterinaria quieren dedicarse a la clínica?

R. Porque cuando solamente tienes 18 años, que es pronto, creo que la única relación que tienes con la veterinaria es ser médico de animales, realmente.

Luego, durante la carrera vas descubriendo otras facetas; yo descubrí la investigación y otros descubren la ciencia y tecnología de los alimentos, otros la bromatología, o la salud pública.

Hay muchas otras cosas que se descubren a lo largo de la carrera, ya que la Veterinaria te abre muchas más puertas que la exclusivamente clínica.

Pero como yo decía, creo que cada uno debe dedicarse a aquello que le pide su corazón independientemente de si hay muchas o pocas salidas, yo no tendría eso en cuenta en la elección de trabajo.

"LA VETERINARIA TE ABRE MUCHAS MÁS PUERTAS QUE LA EXCLUSIVAMENTE CLÍNICA" 

 

 

P. Tú que eres investigador experto colaborador con la FAO y la OMS, ¿a qué crees que se debe el que la sociedad os vea a los veterinarios como ‘los médicos de los animales’?

R. Probablemente se deba a un error de la propia profesión: los veterinarios no sabemos comunicar suficientemente bien todo aquello a lo que nos dedicamos.

Es decir, yo no tengo claro que cada ser humano sea consciente de que prácticamente todo lo que consume ha pasado por una inspección veterinaria.

El error es un poco nuestro, hay que hacer autocrítica y aceptar que igual no sabemos comunicar a la sociedad lo relevante que es la profesión veterinaria en el mundo en general.

En todos los países la profesión es muy importante, pero al final si no somos capaces de comunicarlo y lo dejamos a la elección de la sociedad, la sociedad va a ver simplemente al veterinario como el profesional que cuida a su perrito cuando el animal está enfermo.

P. En tu caso, ¿cómo fue el salto del mundo clínico, al científico, hasta llegar a ser experto en resistencias antimicrobianas?

R. Cuando acabé la carrera me contactó un grupo de investigación de la Facultad de Veterinaria, del profesor José Antonio Vázquez Boland, para ofrecerme hacer el doctorado con él.

Todo el doctorado lo hice fuera del mundo de la resistencia a los antibióticos, sobre patogénesis de Listeria en un grupo de investigación donde se hacía biología molecular sobre ‘cómo Listeria es capaz de producir enfermedad’.

Y cuando lo acabé, me ofrecieron trabajar en el Instituto Pasteur de París en Listeria. Sin embargo, lo que me atraía de la carrera microbiológica era algo más relacionado con la salud, directamente.

Pero me di cuenta de que el 90% de los artículos que trataban de enfermedades infecciosas y de resistencia a los antibióticos no los entendía, porque no había estudiado nada. Entonces decidí cambiar completamente de área y pasar a aprender sobre resistencia a los antibióticos.

Esto científicamente es arriesgado, porque empiezas sin muchos conocimientos un tema nuevo en tu postdoctorado donde tienes que rendir a nivel de publicaciones. Pero yo pensé que a largo plazo era algo que me apetecía hacer: y en la vida en general hay que arriesgarse.

P. Y con tu experiencia personal, ¿cómo ves el papel del veterinario en la lucha contra las resistencias?

R. Yo diría que lo importante no es solamente el papel del veterinario en las resistencias sino en general en la investigación. Creo que es muy importante que nos demos cuenta de que la investigación biomédica debe ser también hecha por los veterinarios.

Los veterinarios han tendido en general, solo a trabajar en el mundo de la investigación veterinaria y creo que nos hemos alejado de un gran espectro de la investigación como la biomédica.

Si un biólogo estudia cáncer infantil, a nadie le sorprende. Si tú eres veterinario y dices: “me apetece trabajar en cáncer infantil, para ver las bases moleculares de cómo se produce”, la gente dice: “uy qué raro, un veterinario trabajando en cáncer infantil”.

Eso es lo que me parece un error, nosotros tenemos una formación muy buena para trabajar en grandes áreas de investigación y creo que no debemos restringirnos a hacer lo que tradicionalmente se ha llamado investigación veterinaria.

Nuestro espectro de investigación debe ser, y lo está siendo en muchos aspectos, muy amplio, como la de nuestro único premio nobel, Peter Doherty.  

Nuestra formación es muy estrecha en relación con la medicina humana y la medicina de cualquier ser vivo, pero creo que queda todavía mucho por conquistar por parte de los veterinarios.

P. Este enfoque lo tiene también Vicente Calatayud, que es médico y veterinario, y opina que debe tratarse la salud animal y la humana como una sola. Entonces, ¿qué es lo que tenéis que hacer para que se os deje de mirar ‘raro’ en el ámbito de la investigación?

R. Debemos investigar bien, publicar bien, comunicarnos con normalidad con todos los sectores y poco a poco se va a ir reconociendo nuestro esfuerzo, yo creo que se puede perfectamente.

Hoy día en resistencia a los antibióticos, pero también en virología, por ejemplo, se está viendo cómo, en algunas zoonosis, el trabajo conjunto entre médicos y veterinarios cada vez se está desarrollando más.

Creo que vamos por buen camino, tenemos alumnos muy bien preparados y con muy pocos miedos, y creo que nos vamos a compenetrar en la investigación totalmente.

RESISTENCIAS A LOS ANTIBIÓTICOS EN ANIMALES DE COMPAÑÍA

 

 

P. La Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (Aemps) ha publicado hace poco el Plan de Resistencia Frente a los Antibióticos (PRAN) 2019-2021 en el que se incluyen los animales de compañía en el plan Reduce. ¿Nos podrías contar un poco más en qué consiste este proyecto?

R. En líneas generales, la Aemps organiza el PRAN y lo hace fenomenal —todo hay que decirlo—, no solamente porque sea una institución que funcione bien, sino que además tiene desde sus orígenes una perspectiva ‘One Health’ tremenda.

Los planes Reduce han funcionado muy bien con colistina, y ahora se está extendiendo el plan de lucha contra la resistencia a los antibióticos hacia áreas en las que no se estaba desarrollando hasta el momento.

Hemos empezado con farmacias, y tenemos que hacer mucho hincapié en atención primaria, en prevención en general y se ha ampliado el espectro de especies a animales de compañía.

P. Una de las cosas que hay en el PRAN son mapas interactivos epidemiológicos para conocer el estado de las resistencias por explotaciones ganaderas y por regiones. Sin embargo, más allá del proyecto de la Universidad Complutense de Madrid de importar el sistema de recogida de datos SAVSNET, no hay nada planeado en clínicas en este sentido, ¿crees que es posible aplicar un plan efectivo sin estas herramientas?

R. Sin duda, ten en cuenta que cada clínica de pequeños animales recoge información epidemiológica y de resistencia a antibióticos de todos los animales que va tratando.

O sea que, a priori, lo único que tenemos que hacer es conseguir interconectar bien todas las clínicas de pequeños animales que tenemos porque la información es muy valiosa, no solamente de las clínicas sino incluso de los laboratorios a los que se les mandan las muestras.

Tenemos mucha información y solamente hay que aprender a gestionarla bien. No creo que nos vaya a costar demasiado en los siguientes años conseguir aglutinar la información de cada una de las clínicas de pequeños animales de España.

P. ¿Crees que se puede estar incurriendo en algún tipo de abuso en el uso de antibióticos en las clínicas de pequeños animales?

R. No quisiera centrarme en pequeños animales solamente, vamos a ver qué se puede hacer en este sector, pero hay que hacerlo en otros muchos sectores como las farmacias, y atajar automedicación en las casas, porque la lucha contra las resistencias a los antibióticos es muy amplia.

Creo que es importante formar bien a la sociedad para que demande menos antibióticos, desde el señor que lleva a su perro al veterinario, hasta el que va con su hija al médico.

El problema es complejo, y no se trata de culpabilizar, sino entre todos aportar lo que podamos. Ya hemos logrado reducir el uso de antibióticos tanto en medicina veterinaria como en medicina humana. Y vamos muy bien, para haber empezado en 2014, que es ayer.

P. De hecho, aunque en España hemos reducido un 32,4% las ventas de antibióticos veterinarios Europa nos sigue recordando que el consumo es más alto que en otros países del entorno.

R. Es verdad, compararse no es malo tampoco, porque es cierto que en otros países también están haciendo esfuerzos por reducir el uso de antibióticos. Por eso, aunque vamos por el buen camino no nos podemos dormir en los laureles.

Es evidente que hemos reducido un 32,4%, pero podemos reducir esa cantidad de nuevo en los siguientes años y tampoco creo que pasara nada.

En España tradicionalmente hemos tenido una cultura de la utilización de antibióticos mayor que en otros países. Los planes de lucha contra la resistencia a los antibióticos en otros países como Suecia, Holanda, Dinamarca llevan funcionando 18 años, y en España llevamos 5.

Yo creo que en 10 años estaremos como ahora están estos otros países, o cerca. Pero realmente no podemos pedirle peras al olmo, no hemos hecho nada en la lucha contra la resistencia a los antibióticos, o muy poco hasta el 2014, cuando empezamos con el PRAN.

Yo estoy muy contento con lo bien que ha funcionado, pero soy consciente que ciertos países nos llevan 15 años de ventaja. Imagínate 15 años de PRAN y de lucha contra la resistencia a los antibióticos. La sociedad estaría mucho más concienciada junto con veterinarios, médicos y demás profesionales implicados.

En España tendemos mucho a hacernos una publicidad negativa, pero hay cosas que hacemos fenomenal y tenemos que sacar pecho. Muchos países del mundo quieren tener un programa de reducción de antibióticos como el español.

 De hecho estamos exportando nuestro modelo a países como India, China, Latinoamérica, porque ha sido genial como, en tan poco tiempo, hemos podido tener tan buenos efectos.

“LLEVAMOS MUY POCO TIEMPO, PERO CON UN GRAN ÉXITO”

 

 

P. Tú que has hecho especial hincapié en que las resistencias matan más gente que los accidentes de coche, ¿cuál crees que es el mayor reto al que se enfrenta el sector veterinario en la lucha contra la resistencia a los antibióticos?

R. Creo que la clave está en que los veterinarios sean conscientes de la importancia que tienen los antibióticos en salud pública, y que también hagan ver lo importante que es la utilización de antibióticos para la propia sanidad animal en general.

Yo soy un defensor de que utilicemos los antibióticos siempre que sea necesario, y creo que debemos hacer ver que no debemos dejar de utilizarlos, sino utilizarlos de forma eficiente y correcta, sobre todo con una conciencia de salud pública.

P. ¿Y crees, por ejemplo, que el aporte de datos como el que tu das sobre las muertes que provocan las resistencias ayudarían a concienciar?

R. Bueno, hay que tener cuidado si vinculamos directamente la utilización de antibióticos en animales con las muertes hospitalarias; no hay ningún estudio que lo demuestre.

Lo que sí sabemos es que siempre que utilizamos menos antibióticos hay menos bacterias resistentes, tanto en medicina animal como en humana. Por eso mismo estamos trabajando, entre todos, para reducir la cantidad de antibióticos que utilizamos.

¿Cuál es la influencia de la utilización de antibióticos en primaria respecto a la mortalidad intrahospitalaria de los pacientes? No lo sabemos, pero sabemos que cuantos menos antibióticos utilicemos en primaria menos bacterias resistentes habrá.

Esto mismo estamos haciendo en medicina veterinaria. Cuantas menos moléculas de antibióticos haya, menos bacterias resistentes habrá. La clave está, entonces, en que todos reduzcamos al máximo los antibióticos que estamos utilizando y que podemos utilizar.

P. ¿Cómo ves el futuro de los alimentos de consumo humano? Ya hay determinadas marcas que están empezando a utilizar productos derivados de los animales que están libres de antibióticos, ¿cómo ves estas iniciativas?

R. Es interesante ver como en distintos países y en distintos ecosistemas la lucha contra la resistencia a los antibióticos es distinta, y cambiante.

En Estados Unidos, la reglamentación de prohibición de uso no ha funcionado muy bien. Solamente en el 2017, que se ha prohibido la utilización de antibióticos que se utilizan en medicina humana como promotores de crecimiento.

Pero, sin embargo, allí las compañías o la sociedad han presionado tanto al sector productivo que al final es el propio sector el que ha decidido utilizar menos antibióticos para poder decir que determinados alimentos están producidos sin antibióticos.

Yo creo que toda medida que vaya a que se utilicen menos antibióticos y haya menos bacterias resistentes a estos es buena, en principio.

Aunque me gusta más cómo lo estamos haciendo en Europa que, en lugar de hacerlo a nivel industrial, en general, la sociedad es consciente de que debemos de usar menos antibióticos, y sí que está funcionando la reglamentación.

No me gustan las guerras industriales donde se presume de que se usan menos antibióticos. Esas guerras creo que no son muy sanas.

Hay que ser muy transparentes en este sentido, y en Europa hemos sido capaces de protegernos bastante de esa lucha entre sectores para ver quién lucha más y quién menos contra las resistencias.

"NO SABEMOS COMUNICAR A LA SOCIEDAD LO RELEVANTE QUE ES LA PROFESIÓN VETERINARIA"

 

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