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Apuestan por el ‘One Health’ para la gestión de jabalíes urbanos

Un estudio del IRTA y el SEFaS-UAB revela que los jabalíes del Área Metropolitana de Barcelona son portadores de Campylobacter y, en menor medida, de Salmonella resistentes a como mínimo un tipo de antibiótico

La interacción entre personas y jabalíes es habitual porque han perdido el miedo.
La interacción entre personas y jabalíes es habitual porque han perdido el miedo.

Apuestan por el ‘One Health’ para la gestión de jabalíes urbanos

Un estudio del IRTA y el SEFaS-UAB revela que los jabalíes del Área Metropolitana de Barcelona son portadores de Campylobacter y, en menor medida, de Salmonella resistentes a como mínimo un tipo de antibiótico

Redacción - 06-04-2022 - 13:18 H - min.

Recientemente, Animal’s Health se hacía eco de un estudio desarrollado por investigadores del Grupo de Ecopatología y Salud de la Fauna Silvestre de la Universidad Autónoma de Barcelona (SEFaS-UAB) y del Centro de Investigación en Sanidad Animal (IRTA-CReSA) sobre los jabalíes en el Área Metropolitana de Barcelona (AMB).

Ahora, el IRTA-CReSA ha lanzado una nota de prensa sobre la investigación, en la que dos de las autoras dan su opinión sobre los resultados del estudio, y proponen algunas soluciones para evitar la transmisión de enfermedades entre humanos y fauna silvestre.

El IRTA-CReSA explica que las bacterias Campylobacter y Salmonella son de los principales patógenos de transmisión alimentaria que circulan por Europa responsables de gastroenteritis en humanos. “Para controlar estos microorganismos es importante entender su epidemiología global. Algunos estudios han demostrado que la fauna salvaje puede adquirirlos, así como sus cepas resistentes a los antimicrobianos, a través de la contaminación ambiental, especialmente en las zonas urbanizadas”, apuntan.

Los animales que viven en estos entornos tienen más probabilidades de ser portadores de ellos porque a menudo buscan alimentos en la basura, una fuente fácil y abundante de restos de comida. De hecho, algunos estudios demuestran que muchas aves y mamíferos salvajes son portadores de Salmonella y Campylobacter en el intestino sin mostrar síntomas. Actualmente, sin embargo, el foco se ha centrado en investigar si los jabalíes que viven en zonas urbanas y periurbanas también juegan este papel.

En el estudio, se analizaron muestras fecales de 130 jabalíes del Parque Natural de la Sierra de Collserola, de la ciudad de Barcelona y del Campus de la UAB. Los resultados, publicados en un estudio de la revista Science of The Total Environment, manifiestan que más del 60% de los individuos muestreados tenían bacterias del género Campylobacter, siendo C. lanienae el más prevalente (46%), seguido de C. coli (16%) y C. hyointestinalis (1%).

Todas las cepas bacterianas identificadas de Campylobacter eran resistentes, como mínimo, a un tipo de antibiótico y en el caso de C. coli el 67% eran multirresistentes, es decir, presentaban resistencia a tres o más familias de antibióticos.

En cuanto a Salmonella, la prevalencia fue muy baja, con solo 4 individuos positivos, aunque también se detectaron cepas multirresistentes y se aislaron los dos subtipos más frecuentemente causantes de salmonelosis en humanos.

“Hay que tener en cuenta que C. coli es la segunda especie de Campylobacter que se aísla con más frecuencia en casos de campilobacteriosis humana y la mayoría de las cepas que se aislaron de los jabalíes eran de los mismos subtipos que las de los animales domésticos y de campilobacteriosis humana. Esto sugiere que la transmisión puede ser de humanos a los jabalíes y que, por tanto, hay una circulación de cepas entre los ambientes silvestres, domésticos y humanos”, constata Marta Cerdà, investigadora del programa Sanidad animal del IRTA en el CReSA.

El estudio también muestra que se ha encontrado por primera vez C. hyointestinalis en fauna silvestre en España, y que la prevalencia de C. lanienae es la mayor encontrada hasta ahora en jabalíes.

POTENCIALES TRANSMISORES PARA LAS PERSONAS

En los últimos veinte años la población de jabalíes (Sus scrofa) del AMB ha aumentado significativamente y también el número de incidencias ciudadanas. “Se pueden encontrar en los parques y jardines públicos, propiedades privadas y calles, lugares donde la interacción entre personas y jabalíes es fácil porque han perdido el miedo y se han acostumbrado a explorar estos espacios porque encuentran comida de manera fácil”, apunta Raquel Castillo, doctora en Biodiversidad que, en el momento del estudio, era investigadora predoctoral del SEFaS-UAB.

Los hábitos alimenticios de los animales silvestres que viven en zonas urbanas hacen que puedan ser portadores o reservorios de microorganismos. “El averío siempre se ha considerado como la principal fuente de Campylobacter y Salmonella pero, cada vez con más frecuencia, la fauna salvaje se identifica como reservorio y potencial transmisora de estos patógenos, ya que de manera accidental se infectan con bacterias a través de aguas y terrenos contaminados cercanos a las granjas y a las ciudades, así como de restos de comida de los animales y de sus excrementos”, añade Marta Cerdà.

La transmisión de patógenos entre humanos y fauna salvaje es más difícil de demostrar que en animales domésticos, lo que dificulta la gestión de la salud pública con estos animales. “Lo que sabemos, por ahora, es que, en zonas frecuentadas por jabalíes, donde hay mucha afluencia de gente que practica actividades al aire libre, la transmisión de patógenos entre personas y jabalíes se puede producir de diferentes maneras: por contacto directo o bien indirectamente por contacto con el hábitat que ocupan los jabalíes, como podría ser agua contaminada. Del mismo modo, el ganado y los animales de compañía también pueden infectarse con estos patógenos y transmitirles después a las personas”, puntualizan las investigadoras.

En el estudio, el equipo de investigación señala que cuanto mayor se haga la población de jabalíes, si esta supone un reservorio importante de patógenos, habrá más riesgo para la salud pública. Por ello, las investigadoras remarcan que “hay que poner especial énfasis en el enfoque de Una Sola Salud (One Health) y estudiar más a fondo el papel de los animales salvajes en la epidemiología de patógenos zoonósicos, es decir, los que se pueden transmitir de animales a personas, para aplicarlo a las medidas de gestión”.

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