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PROFESIONALES

Anestesian a un oso polar 8 horas para recomponer su pata rota

El equipo veterinario asegura que es la primera vez que se seda tanto tiempo y se intuba a esta especie

Alessio Vigani junto a Nora.
Alessio Vigani junto a Nora.

Anestesian a un oso polar 8 horas para recomponer su pata rota

El equipo veterinario asegura que es la primera vez que se seda tanto tiempo y se intuba a esta especie

Francisco Ramón López - 28-02-2019 - 15:00 H - min.

Un equipo de profesionales de las facultades de Veterinaria de la Universidad Estatal de Carolina del Norte (NCSU) y de la Texas A&M tuvo que sedar durante 8 horas a una oso polar para llevar a cabo una compleja intervención de cirugía ortopédica para recomponer su húmero roto.

Una semana antes, Nora, de 3 años de edad, se había roto su húmero derecho, probablemente mientras saltaba y jugaba en su recinto. Tras el percance la osa no podía caminar, y sus cuidadores podían confiar en que la fractura se curara por sí sola, ya que el animal sufre una enfermedad metabólica ósea que arrastra desde cachorro, lo que la ponía en riesgo de sufrir más fracturas.

Tras consultarlo, el personal del zoológico Zogle, en Salt Lake City, donde vivía Nora, decidió que necesitaría someterse a una cirugía para colocar un implante de acero inoxidable sujetado por tornillos en su húmero.

Normalmente, explica el anestesista y profesor de la NCSU, Alessio Vigani, los procedimientos con anestesia en animales grandes suelen ser cortos y sencillos, como extracciones de sangre, radiografías o exámenes de piel, por lo que muchas veces ni siquiera tienen que ser intubados.

Por lo general, si los animales grandes como los osos polares reciben anestesia, generalmente se trata de procedimientos cortos y sencillos (extracción de sangre, una radiografía, un examen de la piel) que requieren inmovilización debido al tamaño y la fuerza del animal, por lo que, a menudo, ni siquiera están intubados.

Sin embargo, Vigani sabía que una cirugía ortopédica requeriría mucho tiempo y sería algo totalmente distinto. Y es que el veterinario explica que aunque la anestesia general en un oso polar es similar a la de un perro grande —ambos tienen respuestas similares a los anestésicos y fármacos y requieren el mismo monitoreo—, la probabilidad de tener complicaciones o reacciones alérgicas mortales en un animal silvestre son mucho mayores.

Vigani explica que durante la anestesia los primeros momentos son los más tensos y decisivos, pues es ahí cuando se ve como el paciente reacciona y las cosas pueden salir mal. Una vez el proceso se estabiliza, alrededor de una hora después, el peligro se reduce considerablemente. “Cuando yo puedo empezar a recuperar el aliento es cuando el cirujano comienza a contener la respiración", bromea.

Finalmente, Vigani realizó durante la operación, dos maniobras que nunca se habían aplicado a un oso polar: intubar e introducir un catéter en una arteria —concretamente de la oreja—para medir la presión arterial.

En cuanto a la cirugía, los encargados de llevarla a cabo fueron los ortopedistas equinos Jeffrey Watkins y Katie Glass, de la Universidad de Texas A&M, que fueron contactados personalmente por el equipo del zoo. Durante la operación, tuvieron que atravesar el músculo hasta llegar al hueso para implantar la prótesis.

Treinta minutos después de finalizar la intervención, Nora ya respiraba con normalidad y era capaz de mover la lengua, una hora después era capaz de incorporarse y tras dos o tres horas consiguió ponerse de pie. “Ahí ya pude realmente respirar tranquilo”, recuerda Vigani.

Actualmente la osa polar se recupera en el zoo Hogle y está recuperando el peso que perdió durante la lesión. El implante se comporta bien y se espera que esté totalmente recuperada en unos meses.

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